Carta de Sánchez Zinny: «Toda mi vida fue hecha añicos. ¿Servirá para algo?»

2562
Martín Sánchez Zinny (Infobae).

Escribe: Martín Sánchez Zinny (*)

Estimado director:

Sería para mí un honor que Usted aceptara publicar mi carta en su prestigioso diario.

Desde el 11 de junio de 2017 estoy privado de mi libertad. Me fue leída una citación del Juzgado del Juez Rafecas, por hechos ocurridos el 10 de julio de 1976 cuando, como subteniente recién egresado, concurrí con el Regimiento 6 de Mercedes al intento de rescate de un secuestrado. En ese episodio murió uno de los carceleros (el resto huyó por los fondos de la imprenta y “cárcel del pueblo”) y hallamos a Roberto Etchegoyen, vicecomodoro que, en poder del ERP, llevaba 72 días encadenado a un catre.

Su cadáver pesaba 40 kg.

El 12 de junio me trasladaron a Comodoro Py. Se me hizo saber de varios testimonios en mi contra, aportados inicialmente por un supuesto soldado conscripto.

Desde el 13 de junio de 2017 permanezco detenido en la Unidad Penal 34 de Campo de Mayo, junto a 115 integrantes de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales, penitenciarios, civiles y exfuncionarios judiciales (de los 2288 procesados en los llamados de «lesa humanidad» que hay en todo el país, de los que 417 han muerto en cautiverio y sin condenas).

Fui llevado a la sede del Juzgado – siempre esposado -, donde Ana, una empleada del mismo que me tomaba declaración, expresó que «en el armado de mi causa…», a lo que le pregunté qué significaba esa frase en términos jurídicos, cosa que no me pudo responder con claridad.

«Cárcel del pueblo». En jaulas así, el ERP mantenía cautivos a sus secuestrados.

Cuando se intentó el malogrado rescate, hace más de 41 años, era menor de edad, más chico que mis soldados. Era el más joven y con menos jerarquía de los 25 oficiales de mi regimiento. No participaba en ninguna decisión, diseño de planes o resoluciones militares, políticas o económicas.

A pesar de tener ocho hijos – uno de ellos padece autismo – y ocho nietos, me han negado la excarcelación.

Desde la baja del ejército, en 1988, me desempeñé en infinidad de tareas laborales y académicas de importante exposición pública. Toda esa vida fue hecha añicos. ¿Servirá para algo?

Mi defensa descubrió que en el listado oficial de ciudadanos que prestaron su servicio militar en el RI6 de Mercedes – listado proporcionado por el propio Juzgado – no figura el soldado denunciante. También nos sorprende que una de las personas que testimonia en mi contra afirma «estar orgullosa de haber tenido como prisionero de guerra en su casa al vicecomodoro Etchegoyen…».

¿Será justicia?

Agradezco a Usted la gentileza de publicar mis líneas.

Le saludo a Usted con mi consideración más distinguida.

(*) DNI: 12.150.721


¡Escribe tu propia Carta de Lectores… ya mismo!