Escribe: Enrique Stell
Coronel VGM (R) y Preso Político Argentino.

Muchos Veteranos de la Guerra de Malvinas lo dicen, pero considero que la afirmación no es correcta. Recordemos que cuando los astronautas regresan de la luna los dejan inmediatamente en cuarentena donde les practican todo tipo de análisis. Si bien es cierto que Malvinas no es el espacio exterior, también es cierto que en cualquier situación de guerra se pueden contraer enfermedades y que hay que detectarlas a tiempo para evitar pandemias.

En términos generales, en guerras con condiciones climáticas, sociales y alimenticias similares a las existentes en las Islas Malvinas, se contraen enfermedades tales como  congelamiento, pie de trinchera, disentería, enfermedades digestivas, diarreas, hernias, reumatismos, pulmonías, neumonías y, en menor grado, enfermedades venéreas.


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Aldo Rico, el jefe con el que volvería a la guerra


Lo más difícil fue tratar de obtener constancias fehacientes de enfermedades mentales consecuencia lógica del stress postraumático. Pero se hizo lo posible, conscientes de que este tipo de lesiones constituyen una bomba de tiempo que pueden estallar en cualquier momento, inclusive después de transcurridas varias décadas.

Paralelamente, los auditores militares imaginaban un futuro con numerosas acciones legales y así ocurrió en los años posteriores, con el consecuente pago de indemnizaciones y pensiones de por vida. Por estos motivos, se impuso la obligación de registrar debidamente la situación de salud de cada uno de los Veteranos de Guerra que participaron del conflicto, independientemente de la jerarquía o cargo que hubieran tenido.

Estas son las razones por las que el aislamiento y chequeo médico, posterior a la llegada al continente, se produjo mayormente en unidades militares de la Guarnición Militar Campo de Mayo donde justamente se encontraba el Hospital Militar homónimo.

Yo tuve una lesión en los oídos durante la guerra, traumatismo bilateral acústico, y dejé debida constancia de esta situación. Posteriormente se elaboró la rutinaria información por razones de salud de la cual formaron parte las pericias audiométricas de varios profesionales, los exámenes de los otorrinolaringólogos y los informes de las juntas médicas correspondientes.

El Capellán Martínez Torrens escribió que el 08 de julio “No me perdonaron la revisión médica que se realiza a todos los que regresamos a Comodoro Rivadavia. El Dr. Villa solicita el chequeo H.C. (Historia Clínica) 129.367. Para obtener los resultados con urgencia escribe en las indicaciones: Preoperatorio. El reconocimiento médico general tuvo resultado satisfactorio. Se agregó un electrocardiograma y un hemograma. El Dr. Stic firmó el resultado del hemograma y lo registró con el Nro. 197 dentro de la historia clínica Nro. 122.367. Noto diferencia en la numeración de la H.C. pero no he verificado cuál es el verdadero. Las palpitaciones están un poco aceleradas, pero es – dijeron – fruto del estrés vivido”.

Tras los pasos de Enrique Stel

Finalmente, cerremos estas líneas recordando las expresiones del Vicecomodoro Miari cuando regresó al continente “Tardé un par de semanas en recuperarme espiritualmente y después, de a poco, uno vuelve a la vida normal. Los veteranos somos una especie de parientes lejanos de los muertos en combate. Tuvimos el privilegio de formar un club exclusivo que ya no existe más.”

Es entendible que lo primero que quiere hacer un Veterano de Guerra que vuelve del campo de batalla es reencontrarse con sus seres queridos, familiares, abrazar a su novia o esposa, sus hermanos, compartir momentos de intimidad. Pero debemos reflexionar y tomar conciencia, que es absolutamente imprudente emitir opiniones condenatorias sin la debida fundamentación. Sí es cierto que, luego de esta primera etapa lógica, fuimos marginados y abandonados por la sociedad en su conjunto.

Algo que vamos a tratar en el próximo artículo.

Continuará…