El día que Milani lloró en prisión tras un altercado con Presos Políticos

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Escribe: Claudio Kussman (*) (**)

El general kirchnerista del ocho

En  el muy inusual horario de las 4 am del 1ero. de abril, finalmente el otrora poderoso titular del Ejército Argentino, Teniente General CÉSAR SANTOS GERARDO DEL CORAZÓN DE JESÚS MILANI, llegó al anexo para adultos mayores de  la U 31 de Ezeiza. Distante unos dos mil metros de su anterior alojamiento en el Hospital Penitenciario Central, atrás quedaron Etchecolatz, Patti, Acosta  y otra docena de prisioneros. Estos se destacaban por ser octogenarios o estar en muy malas condiciones físicas, frente a sus sesenta y dos años de edad. De inmediato fue alojado en una celda del pabellón ocho. El primero de la izquierda, según se entra al anexo, por el pasillo central. Este pabellón, igual que el siete, solo tiene 10 celdas en lugar de las clásicas once. Una de ellas está inutilizada por las filtraciones en días de lluvia, por lo que compartirá el mismo con otros ocho prisioneros más. A doce metros del mismo se encuentra la mesa con el personal de guardia.

Primer altercado

Más allá de lo calculado, cuando el resto de prisioneros en horas de la mañana tomaron conocimiento de esta sorpresiva llegada, el ambiente de inmediato se tensionó. Mucho más cuando MILANI a media mañana asistió a la peluquería, lugar de trabajo de DELGADO, un humilde agente de policía de la Provincia de Buenos Aires recién ingresado en 1975, cuando se produjeran los hechos que le imputan. Allí se encontró de frente con HECTOR ACUÑA, a quien le dicen “El oso”. Éste, por su forma de ser muy campechana y frontal, no pudo contenerse y comenzó a increparlo como “traidor”. En primera instancia, intervino como mediador otro militar de apellido TOSO. Continuando ACUÑA la discusión con éste, MILANI retrocedió un par de pasos y de inmediato otros prisioneros corrieron al lugar, a poner fin al entredicho.

El Oso

Hay dos circunstancias para destacar: “El Oso”, en su juventud practicó boxeo y al día de hoy es muy común verlo ejercitarse “tirando guantes” siempre que puede, y sus 72 años de edad se lo permiten. También, que cada vez que se produce una rispidez producto del estrés carcelario, todos intervienen para apaciguar los ánimos. Existe la convicción general de que nosotros no debemos jamás tener ningún tipo de comportamiento que pueda ser similar al de los presos comunes. De allí que no existan nunca peleas ni lesionados.

Lágrimas de Milani

Superado el entuerto, MILANI fue llevado a la enfermería donde la doctora IVANA QUINT, de turno en el día de ayer, confeccionó su reglamentaria ficha médica de ingreso. Luego se retiró a su celda donde permaneció hasta hoy. En horas de la mañana, recibió la visita de su esposa y 3 hijos mayores, en el pomposamente llamado SUM, en donde solo había cinco mesas ocupadas, con otras tantas familias. Como es lógico, todas las miradas se centraron en la suya. Así no pasó desapercibido, y luego fue motivo de comentario en la prisión, que en un momento de la charla el General se quebró derramando algunas lágrimas. A estas horas se formó una comisión de cinco prisioneros, a los fines de entablar un diálogo directo con este prisionero poco querido a los fines de establecer pautas que eviten hechos enojosos de acá en más. Es evidente que en el presente, MILANI, al igual que el kirchnerismo, están cosechando lo que por largos años sembraron a más y mejor.

(*) Preso Político Argentino.
(**) Artículo sustraído de www.PrisioneroEnArgentina.com