Nobleza obliga: mi agradecimiento al presidente Mauricio Macri

418


Escribe: David Rey

Sr. Presidente
Ing. Mauricio Macri:

Me dirijo a Ud. sola y exclusivamente para decirle que si bien muchas veces suelo manifestarme de forma negativa hacia su gestión como a su espacio político («Cambiemos»), otras tantas me siento en la obligación de reconocer ciertos avances importantes en materia institucional, más aún considerando que hasta hace muy poco mi país – el nuestro – se encontraba al borde del precipicio.

Sr. Presidente… era verdaderamente angustiante imaginar mi país con diez o veinte años más de corrupción kirchnerista. Y, también, era totalmente desesperante ese clima de tirantez ideológica que nos movilizaba a sacar lo peor de nosotros.

En este sentido, me siento francamente obligado a manifestarle mi entera gratitud. Hoy (parece increíble), pero hoy «dan ganas» de empezar a imaginar mi país, mi Argentina, con diez o veinte años de fortalecimiento institucional.

Sr. Presidente… yo sé bien que Ud. no es quien «mandó a meter presos» ni al exministro De Vido ni al exvicepresidente Boudou. Pero sí soy consciente de los esfuerzos de su gestión por permitir que la Justicia actúe libre de la prepotencia política y de los empaques ideológicos.

Sr. Presidente… no soy yo sino la posteridad quien ha de reconocer la enorme importancia que tiene esto para nuestra Nación.

¡Cuánto necesitaba nuestra sociedad el fuerte e invalorable mensaje de que aquellos que no hacen las cosas bien deben pagar por los daños ocasionados! ¡Cuánta falta nos hacía empezar a ver a los corruptos donde tienen que estar! Pobre Argentina… en qué se había convertido…

¡Muchas, pero muchas gracias, Sr. Presidente!

Por último, no me voy a despedir sin tomarme el atrevimiento de recordarle que más de 2 mil militares, policías y civiles continúan ilegalmente detenidos en el marco criminal de los llamados juicios de «lesa humanidad». Le ruego, Sr. Presidente, que haga lo propio porque esta «frescura» institucional que su gobierno auspicia también llegue a dichos imputados como a sus sufridas familias (urge contar, pues, con jueces imparciales, juicios justos y garantías constitucionales para todos los involucrados).

Insistentemente agradecido, aprovecho para saludarlo muy atentamente.