02, 03 y 04 de noviembre/76: un asesinato y nueve bajas

La historia de los años 70 como nunca te la contaron.

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Transcripción:

2 de noviembre de 1976, gracias a información que aporta la integrante de Montoneros Graciela Geuna (nombre de guerra “Gringa”), el Ejército Argentino realiza un allanamiento en barrio General Bustos, de la ciudad de Córdoba, y se produce un intenso tiroteo. En el lugar se encontró una imprenta clandestina. Un comandante de Gendarmería Nacional y dos oficiales del Ejército resultan abatidos (mirámelos a los “imprenteros”). Los terroristas también sufren tres bajas: José Augusto Cipriano Albisu Gallo (NG “Ramón”), Sergio Pedro Trod Marchisano (NG “Turco”) y Raúl Leonel Bru Micieli (NG “Vicente”).

3 de noviembre 1976, también en Córdoba, durante un enfrentamiento, la policía abate a Miryam Irene De Michelis Pegretti, en tanto que su marido, Ricardo Leandro Tissera Varela, logró escapar por las tuberías de desagüe (aunque sería abatido pocos días después durante otro enfrentamiento). Ambos fueron militantes de la Organización Comunista del Poder Obrero (OCPO).

El mismo día, en Castelar, Montoneros asesina al Jefe de Laboratorio de Chrysler Fevre Argentina, Carlos Roberto Souto, cuando salía de su casa para ir al trabajo, mientras su mujer lo despedía. A pesar de las heridas, Carlos alcanzó a poner en marcha su coche, pero una muy compasiva terrorista se acercó y lo remató a quemarropa. Treinta balazos le dieron. En abril de este mismo año, los Montoneros ya habían matado a otro ejecutivo de la misma empresa.

4 de noviembre 1976, en Rosario, zona sur, abaten a los montoneros José Alejandro Ruggero Hossly y a Marta del Pilar Luque Depiante, tras resistirse con armas a su arresto.

Como vemos, no eran hippies que tocaban el charango en una plaza mientras soñaban con un mundo mejor. Eran terroristas que contaban con un poder de fuego y una logística capaz de desafiar al mismo gobierno militar. Durante mucho tiempo esta gente figuró como “desaparecidos” en tanto que hoy se los recuerda como “asesinados”. No fueron una cosa ni la otra: fueron bajas en un contexto de combate.

Cuando los zurdos te digan que sus “víctimas” fueron asesinadas, tenemos que decirles que, en realidad, asesinadas fueron las personas que los terroristas mataron, que no portaban uniformes, que no estaban armados, que eran completamente inocente y que no tenían nada que ver con la guerra que ellos mismos comenzaron.

Fuentes consultadas:

Asociación de Veteranos de Guerra Contra el Terrorismo de la República
Comisión Provincial de la Memoria de Córdoba
CELTYV
In Memoriam, Círculo Militar
Crónica de Una Guerra Negada, Jorge Héctor Di Pasquale