
Escribe: Beatriz González Martín
Yo no le deseo el mal a nadie, al contrario. La felicito porque pese al embargo de sus bienes tiene el dinero para correr al lado de su hija enferma.
Pero, ¿sabe una cosa? Yo nunca tuve embargos y, pese a tener mis ahorros, cuando mi madre se moría en Europa, Ud. y los delincuentes que la rodeaban no me dejaban comprar los euros necesarios para ir a verla.
No tuve tiempo ni medios para hacer un video, ni para ponerle música de fondo a mis lamentos; ese tiempo lo invertí en buscar los medios necesarios para viajar (y repito, pesos tenía, pero era lo mismo que tener papeles glacé de colores).
Disfrute la libertad que le da este gobierno, pero espero que, a su regreso, la justicia de una vez por todas se ponga los pantalones largos y no sean solo Dios y la Patria quien le demanden sus delitos.
Yo no olvido ni ese ni tantos otros momentos sufridos por su culpa. ¡No me venga con persecuciones! Persecuciones sufrieron los argentinos que a Ud. no le gustaban y mandaba a la AFIP a investigarlos, a los que insultaba desde sus largas cadenas televisivas, quienes eran atacados por las hordas camporistas que impedían circular o trabajar.
Ahora se queja en un video producido pero no habla más en tribunales, donde sólo presenta escritos.
Busque a su hija «enferma» y tráigala a nuestro país que tiene excelentes profesionales. No sé qué obra social tiene ya que se le desconocen trabajos, pero en esa parte del Hospital Argerich que mandó acondicionar su marido seguro tendrá mejores resultados que en Cuba.
Como madre, le deseo rápida mejoría a su hija. Como hija, envidio las posibilidades que Ud. tiene para estar a su lado. Evidentemente, ¡este Gobierno da más posibilidades que el suyo!
¡Vuelvan pronto! ¡No porque las extraño sino porque EXIJO JUSTICIA!