Agustín Laje, el autor que desenmascara la ideología de género

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«El libro negro de la nueva izquierda» se propone llegar a lo más hondo del feminismo y del marxismo cultural, precisamente donde pretenden destruir los principales valores occidentales. <<Para algunas feministas la sociedad ideal es aquella donde los adultos tienen sexo con los niños>>, dispara uno de sus autores. 


257321-mla20775387070_062016-oEscrito conjuntamente con el autor marplatense Nicolás Márquez, «El libro negro de la nueva izquierda» tiene la interesante particularidad de que ha dado de qué hablar aún antes de «poner un pie en la calle». El intelectual cordobés Agustín Laje Arrigoni y coautor de la mencionada obra se ve muy seguro al momento de señalar que «nunca nadie escribió en contra de la ideología de género» y que la misma no es más que un plan del «marxismo cultural» por trasladar la lucha de clases a la lucha de sexos. «Después del derrumbamiento de la URSS, el progresismo debió buscar buscar nuevas adhesiones, representar nuevas minorías», de ahí su inmediato apego al feminismo, al homosexualismo y al indigenismo, colectivos estos mismos drásticamente reprimidos y aniquilados en todos aquellos territorios de gobierno comunista. Es un cambio de estrategia.

Agustín Laje, autor también de «Los mitos setentistas», se ha propuesto llegar a lo más profundo de dicha estrategia, todo lo cual no redunda más que en un sistemático desmoronamiento de la ética y valores característicos de la vida en Occidente. Y vamos a encontrarnos con varias sorpresas. «El mundo ideal de muchas feministas es aquél», dice a DAVIDREY.com.ar, «donde los adultos tienen sexo con los niños». En este mismo sentido señala que la «violencia de género» propiamente dicha esconde la intención de «implantar la idea de que existe un odio por parte del hombre hacia la mujer como tal» y que lo mismo fue programado por el mismo Friedrich Engels para trasladar la lucha de clases a la lucha de sexos. «Según Engels, en la familia la mujer es el obrero y el hombre es el burgués», sintetiza Laje.

«El libro negro de la nueva izquierda» sorprende tanto por la polémica que ha generado como por la naturaleza de sus inmediatos detractores, estos mismos provenidos del más difuso abanico ideológico. Desde el progresismo más radical al liberalismo «biempensante» han apuntado toda su artillería en aras de desacreditar este inconmensurable esfuerzo investigativo, y Agustín Laje tiene precisamente una explicación que resume este fenómeno tan singular. «A los ambientes liberales no les interesa la batalla cultural», dice, «pero ya Ludwig von Mises dijo en 1922 que <<el feminismo, mientras se mantenga en sus reivindicaciones de libertad e igualdad continuará siendo una rama del gran movimiento liberal. Pero en cuanto quiera comenzar a contradecir las prescripciones de la naturaleza se va a convertir en un aliado del socialismo>>«.

De esto trata «El libro negro de la nueva izquierda» (fragmento de Agustín Laje Arrigoni):

<<Otras excentricidades que afectan libertades individuales también se han insertado en el plexo de demandas políticas del feminismo de los países desarrollados. El Partido de Izquierda de Suecia, por ejemplo, ha presentado una propuesta de ley que obliga a los hombres a orinar sentados, como lo tienen que hacer las mujeres. El Partido Liberal de este mismo país, por su parte, ha propuesto legalizar el incesto y la necrofilia (tener sexo con muertos). La presión ideológica y política sobre la empresa de juguetes TOP-TOY ha sido tan fuerte, que la condenaron socialmente por presentar en sus catálogos a los niños vestidos de superhéroes y a las niñas de princesas; debieron a la postre reacomodarse a las exigencias hegemónicas y ahora ilustran sus publicidades con niños jugando con muñecas y niñas disparando ametralladoras. En Suecia podemos también encontrar una fuerte presión para cambiar el lenguaje mismo desde el Estado: recientemente se incluyó un nuevo artículo “neutro” en la lengua sueca, hen, el cual no tendría carga de género como han (él) y hon (ella). En Alemania no sólo se está experimentando con el lenguaje en los centros de educación preescolar, sino también con el modo de vestir y, así, se insta a los niños a que elijan ropa de niña y a las niñas a que escojan ropa de niños, a quienes además no se los puede tratar de “él” o “ella” para no “inculcar estereotipos de género”. En Canadá, el primer ministro Justin Trudeau dice que las familias deben “criar hijos feministas” y se está considerando un proyecto para cambiar el mismísimo himno nacional con el fin de extirparle elementos “patriarcales”. Además, de este país es la famosa activista feminista Anita Sarkeesian, quien querría prohibir videojuegos de Nintendo argumentando que la compañía “usó las fantasías de poder de los adolescentes y hombres heterosexuales para vender más videojuegos”; el célebre “Mario Bros” sería uno de los más “patriarcales” puesto que “de todos los juegos de la saga Mario, la princesa aparece en 14 escenas y es secuestrada en 13”. Vale agregar que Sarkeesian se suele pasear por la ONU peticionando que Internet sea censurada para luchar contra quienes no adhieren al feminismo.

>>Acusaciones similares a las del patriarcal Mario Bros fueron endilgadas contra el dibujante del cómic “Spider-Woman (“la mujer araña”) de Marvel, acusado de ser “sexista” en su manera de retratar a la mujer; a causa de la polémica desatada por la revista en cuestión, el artista terminó siendo desplazado por la empresa. En España encontramos a los chavistas del partido “Podemos”, donde milita la dirigente feminista Beatriz Gimeno (diputada autonómica), quien ha declarado que “la heterosexualidad no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres”, con lo cual la diputada llama a fomentar “la no heterosexualidad” dado que “la heterosexualidad provoca daños en la mujer”. ¿Faltará mucho tiempo para que los izquierdistas de Podemos propongan prohibir la heterosexualidad? No lo sabemos>>.


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