Escribe: Juan Armando Giovarruscio (*) – Mendoza, 30 de Noviembre de 2017 (**)
Sr.
Presidente de la República Argentina
Ing. Mauricio Macri:
De mi mayor consideración:
Hoy, el dolor por los 44 héroes perdidos en el fondo de nuestro Mar Argentino, me inspira (a pesar del injusto e inentendible encierro que padezco por delitos que no cometí) a describir estas humildes reflexiones, las cuales pretendo trasmitirle.
Estas, no surgen tanto por la trágica desaparición del ARA SAN JUAN, la cual como hombre de armas acepto en silencio, sino por el huracán de expresiones, opiniones, críticas, culpas y acusaciones emitidas por comunicadores, opinólogos y políticos, quienes apoyados por la basta estructura de los medios de comunicación que, sin los conocimientos necesarios sobre un tema tan delicado, difunden y transpolan información tóxica que envenenan el espíritu de la sociedad, potenciando al máximo las consecuencias devastadoras del triste accidente.
De esta manera, e igual que la Guerra de MALVINAS, nos encontramos ante un acontecimiento trágico, doloroso; no obstante, rico, histórico e inigualable que sólo lo producen los seres con valores y amor a la Patria.
Estos 44 irrepetibles héroes, nunca jamás pensaron, especularon y menos aún les interesó si el ARA SAN JUAN fue reparado con media o vida entera. Si las baterías eran reparadas o nuevas. A ellos sólo los impulsaba su amor a la libertad y a la Patria. Valores que se maman en el seno de las FF.AA. de ayer y de hoy.
No entender el significado de tamaña entrega por la PATRIA hace que, de manera mezquina y dañina, sólo se busquen culpables de forma carroñera, tal cual se hizo con MALVINAS.
En aquella oportunidad, en vez de destacar el heroísmo de nuestras tropas, las denostamos, haciéndole el juego al enemigo, sin darnos cuenta que los integrantes de aquel instrumento militar de la época, tampoco especuló o le prestó atención si el que conducía el destino de la Nación era «borracho» o no (no me consta que lo fuera). Como tampoco dudó en enfrentarse a la primera potencia militar de la Tierra como es el Reino Unido con el respaldo, además y nada menos, de la OTAN.
Argentina ganó esa guerra. La ganó porque demostró al mundo que tubo la aptitud y el coraje de pararse ante la desproporcionada fuerza militar y, por ello, hoy MALVINAS son más Argentinas que nunca dado que la turba isleña está regada por la sangre de 649 héroes, cubierta por un manto de miles de actos de heroísmo y coraje. Tal cual, junto al inolvidable ARA BELGRANO, a partir de ahora y hacia la eternidad, el corazón de los 44 gloriosos soldados del ARA SAN JUAN patrullarán el fondo de la Plataforma Continental Argentina.
Hecha esta descripción voy a las reflexiones.
Leo y escucho que Ud., Señor Presidente, proyecta una reforma de las FF.AA. y. desde mi ignorancia en el tema, me permito preguntar: ¿a qué obedece tal medida?
Posiblemente la respuesta sea que su estructura y organización ya no se adaptan a las necesidades actuales.
También, porque no son ágiles y maniobrables, tanto por su armamento, equipamiento y misión, etc. Así, estimo, existen innumerables motivos para realizarla.
Como dije, sin ser experto y no poseer conocimientos profesionales y científicos, pero por el hecho de haber pertenecido durante 33 años a la fuerza del Ejército, leído, realizado cursos básicos sobre ciertas especialidades, prestar servicio en el exterior, viajar y vivir las últimas siete décadas en el país, de ellas cinco años como prisionero político por haber pertenecido al ejercito argentino en la convulsionada década del 70, todo ello me brindan ciertas herramientas que me permiten pensar que, «antes» de practicar reforma alguna «tendríamos» que repensar qué PAÍS QUEREMOS. HECHO ESTO, RECIÉN AHÍ, PODREMOS SABER CUÁL ES EL INSTRUMENTO MILITAR QUE NECESITAMOS.
Todo lo que se realice de otra manera tendrá, como hasta ahora, «media vida». Por cierto que muy oneroso y solo será un parche más en esta extensa cadena de errores y fracasos que dilapidan el esfuerzo de las sucesivas generaciones.
Cuando todos los actores de la sociedad (político, gremial, social, cultural, religioso, étnico, industrial, productor, etc.) decidamos qué sociedad tener, tal vez allí nos percatemos que no sólo necesitamos reestructurar las FF.AA. sino que nos daremos cuenta, tal vez, que necesitamos más cloacas en Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego, Jujuy, Formosa, Misiones, Salta, entre otras provincias y «NO» tanto en La Matanza, Florencio Varela, Morón, Lanus, etc. Es decir, romper el molde demográfico actual.
Somos el octavo país más grande del planeta, uno de los más largos, con un extenso litoral marítimo virgen. Necesitamos cubrir esos espacios.
No podemos seguir insistiendo en recibir y apiñar personas en tres centros de concentración de población (Bs. As., Córdoba, Sta. Fe) y hacer de ellas ciudades como Bombay, tal si fuésemos un país de mas de mil millones de habitantes y apenas somos un poco más de cuarenta.
No tenemos que mendigar inversión. Tenemos que proponer hacia donde queremos ir.
No alcanza con ejercer temporalmente la presidencia del G 20. Esto no condice con nuestra amplia disparidad socioeconómica actual.
Desarrollar en la extensa costa atlántica una «industria marítima»(pesca, naviera, turística, etc.). Se necesita provocar una migración interna pero antes es necesario rutas, ferrocarriles, infraestructuras. Esto es igual a trabajo.
Dicho así, estimo que se puede pensar que es ilusorio y divagante. Pero existen en Argentina profesionales, científicos, pensadores con la capacidad suficiente para darle forma a la utopía y a los sueños de la Argentina Grande.
Solo habría que convocarlos para que pongan manos a la obra.
Sintetizando, reformular estructuralmente este diseño de país centralista y animarnos a ser un país federal e integrados cultural, política y económicamente.
De lo contrario, perderemos también los próximos 200 años en discusiones estériles.
Reitero, el diseño de un nuevo concepto de desarrollo de país para los próximos 10, 20, 30 y 80 años nos dará con mayor certeza qué tipo de instrumento militar, qué educación, qué política social, sanitaria, económica, tributaria necesitamos. A partir de esto, podremos definir estrategias y una verdadera, seria y sustentable política exterior que dará la confianza suficiente para inversiones responsables y perdurables. Una Argentina ordenada nos dará la seguridad de ocupar todo el territorio y dejaremos de estar en el ojo de aventureros.
Esto es diseñar «LA GEOPOLÍTICA», la política «GRANDE», la política de «VERDAD» que nos diga cómo tiene que estar organizada la justicia, la que nos dará la orientación de la educación y el tipo de política tributaria que vamos a necesitar, si es coparticipable o federal.
Ud. Pensará, como ingeniero, que para ello hace falta inversiones. Disiento.
Si hoy Argentina se ha embarcado en préstamos a 100 años para rifarlos en subsidios universales y cloacas para el gran Buenos Aires, con más razón podemos empeñarnos en intentar un desarrollo sobre toda la geografía de la República Argentina.
UD SIEMPRE SE REFIERE AL TRABAJO EN EQUIPO, PERO COMO INGENIERO DEBE SABER QUE A LOS EQUIPOS HAY QUE FORMARLOS Y DARLE LA MISIÓN LO MÁS CLARA POSIBLE. HOY NO TIENE EQUIPO. TIENE UN MONTON DE VOLUNTADES PERO SIN RUMBO Y UN NORTE SEÑALADO.
Cordialmente.
(*) Preso Político – Prisionero del Estado Argentino.
(**) Penal de San Felipe.