Escribe: David Rey
Convengamos que una charla de café con Guillermo Sottovía puede resultar un tanto… inusual. El hombre, con increíble naturalidad, puede arrojar cosas como “mi papá me dijo, «vos escuchás disparos y te tirás cuerpo a tierra»” o, también, “nos pusieron una bomba en el edificio”, o – más inquietante aún – “quedé en medio de un tiroteo entre Montoneros y Policía Federal y vi cómo le volaban literalmente la cabeza a un terrorista”. Todas esas cosas que las personas comunes hemos pispeado en Netflix o por ahí… él, en realidad, las vio. Las vivió.
Si la mayoría de los mortales tenemos a alguien que nos tape los ojos cuando tiene lugar algo feo o inconveniente, pues el autor del libro “Argentina, no me olvides”, como miles de víctimas del terrorismo marxista en Argentina, en realidad tuvo a alguien que se los descubriera para ver lo peor de lo peor de la vida. Lo curioso y específicamente “argento” del caso es que ese mismo espécimen que un día te abrió los ojos para mostrarte lo que era capaz de hacer, ahora es aquel que se encarga de taparle los ojos a todo un país para que no se entere de todo lo que hicieron.
Guillermo Sottovía ofreció su libro -con todos sus testimonios- a los periodistas “importantes”. En la misma Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde muchos van a ‘caretear’, incluso se los colocó sobre los parabrisas de sus automóviles. ¡Por favor, vean! Pero fue invariablemente despreciado por los comunicadores de la “elite” mediática. Es, en rigor de verdad, exactamente el mismo desdén que, en Argentina, padecen desde hace medio siglo nada menos que todas las víctimas del terrorismo.
Un autor “del palo”
Sottovía tiene 58 años, tiene dos hijos –“una que es abogada como yo y el otro que pretende ser neurocirujano”-, es hijo del entonces Vice Comodoro Héctor Albino Sottovía, reside actualmente en la ciudad Buenos Aires y su infancia la vivió, por motivos laborales del padre, en Inglaterra, de donde trajo el sistema de armas Canberra que luego sería, ‘paradójicamente’, utilizado en la Guerra de Malvinas. “Cuando nos tocó volver a Río Cuarto (Córdoba, 1973), de donde soy oriundo, nos encontramos un país prendido en llamas”, confió a DAVIDREY.com.ar
“Yo viví casi directamente el accionar subversivo en Argentina. A mi padre le pusieron dos bombas. Yo, en Buenos Aires, a los 12 años, quedé en medio de un tiroteo entre Montoneros y la Policía Federal, casi me matan… Vi cómo mataron a dos terroristas. Le volaron literalmente la cabeza a uno”. Pero, curiosamente, Sottovía no se siente una víctima del terrorismo. Aunque aclaró: “Todos los que pasamos por un evento de estos quedamos tocados. No suelo contar todo lo que me tocó ver… porque podría haber gente que se podría poner muy mal. Por respeto a ellos, no puedo contar todo… pero lo que yo vi fue algo muy fuerte”.
“‘Argentina, no me olvides’ viene a completar”, dijo, “un gran camino que han hecho otros, pero con la parte que faltaba, las historias de las víctimas”. Sottovía ponderó que “como hijo de militar, yo estaba acostumbrado a estas cosas. Mi viejo me decía ‘vos escuchás disparos y te tirás cuerpo a tierra’. En uno de los atentados que sufrimos nos pusieron una bomba en el edificio. En otro, la hija de un compañero de él -que no puedo decir el nombre- le había puesto una bomba a su propio padre. Le puso dos bombas, en realidad, una no llegó a explotar. La chica habrá tenido unos 20 años y su padre, que se salvó de milagro, quedó internado en el Hospital Aeronáutico Militar”.
Muchas víctimas «bloquearon» el pasado
Como podemos ver, la relación de hechos que nos propone Sottovía con su libro nos remite a una dimensión realmente “desconocida”, pero no estamos hablando de extraterrestres sino de argentinos que nunca dejaron de ser víctimas del terrorismo. Podrían haber dejado de serlo alguna vez, pero gracias a nuestros periodistas e intelectuales, a nuestros políticos, a nuestros jueces y al 99 % de la ciudadanía argentina, que mira de soslayo como si ser víctima de un atentado fuera una “vergüenza”, los argentinos que estuvieron en la mira de ERP y Montoneros hasta el día de hoy deben vivir con ese hoyo en lo profundo del pecho, esa «gotita de sangre”, como mencionó el autor, ardiendo implacable en la consciencia.
“Básicamente, cada historia llega a un punto en que se bloquea la persona y ya no recuerda. En algunos casos yo tuve que trabajar como un sacacorcho. Hubo gente que no pudo relatar su historia, y después vinieron a la presentación del libro”. Para el autor, no hay duda de que los asesinatos de ERP y Montoneros se corresponden como delitos de lesa humanidad, según lo dispone nada menos que el cacareado Estatuto de Roma, el mismo que increíblemente los jueces argentinos subvirtieron para santificar a los terroristas de los 70 y perseguir y condenar a los militares que los combatieron.
“La mayoría de las víctimas del terrorismo consideran que han quedado indefensas”, aseguró Sottovía a DAVIDREY.com.ar, “se sienten desprotegidos, se sienten perseguidos, que no pueden hablar. Hay gente que tiene miedo”. Finalmente, el autor de “Argentina, no me olvides” consideró que con su libro “hice una suerte de catarsis, pero creo haber ayudado a comenzar a cerrar un ciclo de las víctimas, hemos caminado un camino al pasado para llegar de nuevo al presente”.
Victoria Villarruel
Si bien es un hecho incontrastable la prácticamente nula representación que las víctimas del terrorismo han tenido siempre en la política -de aquí, pues, la gran desatención de los dirigentes para con esta cuestión vital-, podría ser, empero, que las cosas vayan a dar un vuelco incalculable. Es que justamente la diputada Victoria Villarruel, presidente del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV) y de muy reciente incorporación en el escaparate político, forma parte de la primera dupla de candidatos presidenciales en Argentina, junto con el economista Javier Milei. De modo que de no tener ni siquiera un concejal que se anime a empaparse del dolor de las víctimas, de golpe y porrazo las mismas pasarían a contar nada menos que con una vicepresidente.
En este sentido, Guillermo Sottovía se mostró cauto. Dijo: “Habría que ver cómo se desenvuelve una vez que llegue a vicepresidente”. Aunque, seguidamente, afirmó: “Lo voto a Milei porque es distinto y nunca estuvo en el gobierno. Respecto de Victoria, me parece genial que llegue a vicepresidente, pero yo quiero ver los hechos. Yo no he visto un hecho concreto desde el poder. Pienso que Victoria va a hacer todo lo que propone, pero yo lo quiero ver”. Por último, Sottovía resumió su visión con que “yo no apoyo incondicionalmente a nadie, yo apoyo, pero no incondicionalmente. Yo apoyaría que Victoria arme una mesa de diálogo entre los que pusieron bombas y las víctimas, y que termine con esto, ¡hay que terminarlo!”.
Ver entrevista:
Te invito a que me ayudes a seguir haciendo PERIODISMO INDEPENDIENTE.
A través de Paypal, enviá a info@davidrey.com.ar
Podés hacerlo a través de Mercado Pago.
Clic aquí para aportar con $ 500 (pesos argentinos);
Clic aquí para aportar con $ 1000;
Clic aquí para aportar con $ 2000;
Clic aquí para aportar con $ 5000.
¿Te parece otro monto? Enviá un mensaje a info@davidrey.com.ar y te respondo con un link para realizar el pago que quieras o, bien, podés hacerlo enviando dinero a mi CVU de Mercado Pago: 0000003100047927961753 (alias: davidrey11.mp)
También podés transferir directamente a mi cuenta bancaria del BANCO GALICIA:
CBU: 00702333 30004016158682;
Alias: DAVIDREY11