
Escribe: David Rey
El periodista entrerriano-cordobés Eduardo Prestofelippo (28), más conocido como El Presto, fue detenido en horas de la tarde (10/09/20) tras negarse a un allanamiento que la Policía Federal pretendía realizar en su domicilio de la ciudad de Córdoba, todo esto a raíz de la denuncia que el abogado de la vicepresidente Cristina Kirchner, Gregorio Dalbón, inició por supuestas “amenazas de muerte” hacia su defendida.
Al momento en que estas líneas se escriben, no está claro si El Presto ha de recuperar pronto la libertad o si deberá pasar todo el fin de semana incomunicado; acaso alguna que otra manifestación estaría organizándose en estos momentos para reclamar por su inmediata libertad en el Patio Olmos, en el centro de la capital mediterránea. Lo que sí está SORPRENDEMENTE claro es el (inusitado) “decoro” y la (exasperante) “moderación” con que la misma prensa argentina acoge la noticia respecto de uno de los más aberrantes atropellos de los últimos tiempos, nada menos que padecidos en la piel de un “colega”.
Y está claro, pues, que con este secuestro de un periodista argentino se abre una nueva etapa en la vida de este país. Por cierto, que es una etapa que tuvo su semilla germinadora con Néstor Kirchner armando a su gusto la Corte Suprema de Justicia, cooptando todos los organismos de DD.HH. y acaparando cuanta expresión política o sindical hubiera a diestra y siniestra. Desde este humilde editorial, siempre mencionamos lo mismo: empezaron metiendo presos a los militares, siguieron con los policías, algún que otro civil “implicado” en el escaparate setentista… y luego seguiremos nosotros. Pero… ocurre que el argentino, mientras todo esto ocurría, elegía chuparse el dedo.
Y siguieron con el Presto. Y a la prensa sólo le falta aplaudir. La misma prensa que armó un circo porque una mujer denuncia que hace 15 años Juan Darthés la habría “violado”, es la misma que anota, con desgano, aunque con extremo rigor, que al Presto lo llevaron detenido prácticamente en calidad de terrorista… y sólo por un “tweet”.
En rigor de verdad, al Presto le iniciaron una demanda penal (por más increíble que parezca) por haber publicado un tweet donde escribió, refiriéndose a la “multiprocesada” vicepresidente, “Vos no vas a salir VIVA de este estallido social. Vas a ser la primera -junto con tus crías políticas- en pagar todo el daño que causaron. TE QUEDA POCO TIEMPO” (si alguien nota alguna amenaza de muerte en estas líneas, por favor… que acuda al psicólogo. Necesita ayuda).
Claro que inmediatamente la Gestapo del Pensamiento comenzó a desandar el rollo para juntar esto y aquello en función de “presentar” al periodista como un incitador del odio, necesaria deformación de la realidad a la que (al menos a los entendidos) nos tiene acostumbrados el kirchnerismo para hacerse de los medios legales que le permitan ejecutar la acción EJEMPLIFICADORA.
Mientras la prensa argentina -la que lagrimea todos los años cuando se cumple el aniversario de la muerte del periodista Rodolfo Walsh- se debatía entre Messi, la hija de Rial o el racismo sexual en Kamchatka, el aparato estatal hizo lo propio por hacerse de los medios para lograr lo increíble: ¡allanar la casa de un periodista porque escribió un tweet!
Tras lograr la orden de allanamiento… claro que cualquier persona NORMAL ha de resistirse a semejante atropello (le rompieron la puerta para entrar a su casa). De ahí resultó apresado el Presto pero, más interesante aún, ahí mismo resultaron pues incautados nada menos que sus elementos de trabajo y que este opinador supone como el quid de la cuestión. Buscaban eso.
Hoy, el Presto, ese periodista que nos deslumbró con su trabajo, con su capacidad, con su rebeldía “puteadora” (qué argentino no “putea”, por favor), su “pueblerinismo” maravilloso (a pesar de haberse “curado” de ese “visteee” entrerriano que suena a pájaro del monte) y su franqueza a prueba de misiles, es un hombre sin intimidad… y porque la misma ha sido profanada por la Gestapo del Pensamiento Estatal. Acaso buena parte de sus producciones periodísticas han sido más eficaces que simplemente premonitorias, y la Gestapo de los Kirchner busca acceder a las fuentes de lo mismo. ¿De dónde saca información para saber quiénes somos y qué vamos a hacer?

Quizá el Presto se haya adelantado a lo mismo y les haya dejado, según su estilo (ya vieron cómo es el flaco), una foto de “el negro de WhatsApp” para que se entretengan, pero lo han metido preso por un tweet que no reviste absolutamente ninguna gravedad, y nos han insultado a todos los argentinos (al menos a los que no votamos a esta caterva de delincuentes que hoy se cierne en el poder).
Y la prensa escribe… con todo el rigor periodístico, justo ahora que “encanaron” a uno de los nuestros. Ahora resulta que son todos rigurosos. Ni Galtieri tuvo sabuesos así. En lugar de condenar el increíblemente vil atropello a un colega, TN (Clarín) escribió “la amenaza de «El Presto» a Cristina Kirchner había generado malestar en el Frente de Todos”; más repugnante todavía estuvo Rosario3: “«Se rotula como periodista» … En público se presenta como director del portal de noticias Data 24. En la intimidad conforma la «mesa chica» de un intimidante grupo de jóvenes militantes ultra libertarios, que agrede, descalifica, apremia, coacciona y amenaza de muerte a dirigentes políticos y periodísticos que piensan distinto a la ideología liberal de Espert, Ricardo López Murphy y Javier Milei”. Según Rosario3 (tal como queda manifiesto), la Gestapo hizo bien en detener a un periodista argentino.

¡Y claro que hacen bien en meterlo en cana! Si el Presto se hizo de abajo, vino del pueblo, trabajó, se nutrió, aprendió, se rompió la cabeza y se levantó alguna que otra vez. Si el Presto rehusó a ser un “pelotudo” más y se puso a correr por su cuenta, se hizo una página web, comenzó a informar lo que otros no y se fue ganando un lugar en el conocimiento de la gente. Si el Presto un día se largó a hacer videos y resulta que eso de hablar con sentido común parece que tuvo llegada. Si el Presto dice lo que piensa y putea como la gente de a pie. Mirá si estos chupahostias del peronismo no le iban a tener todo la envidia del mundo, habida y por haber…
¡Y claro que hay que meter preso a este inadaptado! No necesitó hacerse homosexual (si lo es, lo será por elección propia, pero no parece serlo para tranquilidad de las cordobesas) para estar dentro de un medio “grande”, donde son todos “rositas”; no necesitó bancarse un jefe de redacción trasnochado que le diga qué carajo poner y qué carajo sacar; no precisó chuparle las medias a ningún puntero peronista, socialista, radical o lo que sea con salvaguardadora billetera; no requirió de ningún servicio pago para la edición de sus trabajos audiovisuales, porque se puso a trabajar desde lo más simple del escalafón… ¡Metan preso a ese muchacho…! ¡Metan preso a ese que nos hace quedar para el culo a todos los “periodistas”!
La prensa argentina, con el ilegal arresto del Presto… se saca las ganas que le tiene desde hace tiempo. Pendejo hijo de puta, quién te pensás que sos… Subís un video pelotudeando y tenés más llegada que todo un ejército de renombrados maestros de la felatio.
Claro que al Presto, EL PERIODISTA, estos felpudos insignificantes han de rebajarlo a la condición de “youtuber” o “influencer”. ¡Youtubers o influencers son ellos, que se deben pasar horas esperando que sus propias alocuciones al menos lleguen al 5% de lo que el Presto consigue en cinco minutos! Una sola investigación del Presto tiene más consecuencias -legales, sociales, culturales- que veinte años de “trabajo” de cualquiera de ellos. Mientras al Presto el aparato gubernamental actual lo sigue con un allanamiento, a ellos les pone un sobre frente de la nariz para que corran como burros.
Hoy, el Presto, fue detenido por la Policía Federal. Se resistió, como lo haría cualquier persona de bien, al absurdo total. Lo metieron preso igual. La prensa nacional celebra, la que llora a Walsh cada año.
La política avisa a todo aquel que se anime a ir un centímetro más allá de lo “correcto”: te va a pasar como al Presto.
Empezaron con los militares, siguieron con los policías… el argentino, se chupaba el dedo. Ahora deformaron la cosa para que un simple tweet parezca una bomba nuclear… armaron un allanamiento… mandaron policías… y fueron a buscarlo al Presto, con toda la complicidad habida y por haber.
Ahora, que empezaron con los periodistas de verdad… ¿seguiremos chupándonos el dedo? La prensa, en lugar de prender fuego el país como si a Cinthia Fernández le hubieran robado el set de maquillaje… toma nota, rigurosamente.
Hoy, se llevaron preso a un periodista argentino, por un “tweet”. Hace más de veinte años que se vienen llevando presas a las personas, porque sí. Ellos, lo acomodan a su antojo. Arman una Corte, buscan fiscales, hacen todo un circo… Tienen todo pago. Capaz que ahora digan que el Presto también tenía un arsenal de armas químicas o un depósito de ladrillos de cocaína o que se encontraron con un frízer repleto de fetos humanos destinados a la observación científica extraterrestre…
Solo hay dos opciones: o nos seguimos chupando el dedo, o salimos.
Fueron por un periodista. Un loco. Nos contaba cómo estaba el mundo… Puteaba de lo lindo. Cómo puteaba ese Presto… Puteaba como nosotros, ¿no? Capaz que le jodía lo mismo que a uno, visteee…