
Escribe: David Rey
Algunas personas toman mayormente decisiones en función de lo que su cerebro procesa, allí es donde supuestamente se gestiona el pensamiento. Otras, más temperamentales, lo hacen en virtud de lo que les dicta el corazón, donde arderían nuestros sentimientos. Cerebro y corazón son los dos órganos humanos más significativos y, por ende, los más asociados a nuestro comportamiento. Pero, en realidad, tanto uno como el otro, a la larga, terminan bien condicionados por lo que ordena otro órgano, pero cuya importancia suele ser sumamente despreciada: el intestino, es decir, el encargado de reaccionar ante nuestra buena o mala alimentación. En fin, es el responsable de que estemos bien o estemos mal.
“Si desparramáramos todo lo que recubre nuestro intestino”, confió a DAVIDREY.com.ar la doctora Gabriela Zambrano, ocuparíamos toda una cancha de tenis. La mayor parte de nuestro sistema inmune está ahí. Si atacás el intestino, estás atacando tu sistema inmune”. Pues bien, aquí tendríamos revelado gran parte del secreto que explica la realidad en torno a nuestra salud y de muchas afecciones o enfermedades que, como el lupus, son hoy catalogadas como “autoinmunes” y cuya explicación no va más allá de una contrariedad: que nuestro sistema inmunológico nos ataca en lugar de defendernos.
Es que, según la médica, el intestino es el órgano que menos ha “evolucionado” para adaptarse a las nuevas modalidades alimenticias que sobrevinieron con el uso y abuso del aceite vegetal, el azúcar hasta en la sopa y las harinas refinadas, la mayoría de las veces conjugados en formato de ultraprocesados que, a su vez, están colmados de químicos de todos los colores y absolutamente incompatibles con la naturaleza del sistema digestivo. Por ejemplo, y por si esto fuera poco, Zambrano explicó que “una de las principales cosas que ha sido modificada (genéticamente) es el trigo, que, con la cantidad de gluten que contiene ahora, inflama al intestino, baja nuestro sistema inmune y ahí empieza todo el lío. Si estás comiendo porquerías te estás atacando directamente, no es que tu sistema inmune te ataca a vos. El cuerpo se está defendiendo como puede”.
Y, hete aquí, entonces, el quid de la cuestión, el impensado cambio de actitud que nos espera y la verdadera guerra interna que debemos librar si es que tenemos el valor de conocernos mejor y de respetar y explotar las posibilidades de nuestro organismo: “Si corregimos aquello con lo que yo estoy dañando a mi cuerpo, mi cuerpo va a dejar de reaccionar”, indicó Zambrano, “se pueden corregir muchísimas cosas con la alimentación”.

Pero claro, aquello que parece tan sencillo en realidad no lo es, ya que necesariamente ese cambio de alimentación trae aparejado no solo una revisión de nuestros hábitos sino, lo que es más significativo aún, el hecho de asumir no tanto el control de nuestra salud sino la responsabilidad que esto significa. Más claro, hacernos cargo de nuestras decisiones y dejar de depender del “milagro” que nos provee aquella pastilla que nos saca el dolor, que nos hace dormir o que controla los niveles de aquello de lo que no tenemos ni idea.
Es que estamos acostumbrados a ir al médico para depositar en él toda nuestra confianza – ¡y en buena hora que esto suceda! -, pero ocurre que muchas veces dejamos en el consultorio nuestra propia fuerza para cambiar las cosas y curarnos. No sería muy justo decir, por caso, que un médico convencional o alopático busca “tratar el síntoma en lugar de mitigar las causas que lo provocan” cuando, en realidad, es el mismo paciente el que, por más absurdo que parezca, no le da al doctor otro remedio que recetar, recetar y recetar. Pues bien, ¿cuántos son los fumadores que dejaron el cigarrillo a la primera -remota- advertencia del médico?
Gabriela Zambrano, médica internista de la ciudad de Buenos Aires, concedió una entrevista a DAVIDREY.com.ar que bien podríamos (y haríamos en) asumir como una consulta propia. Eso sí, con “la doc” mucho no podemos hacernos los distraídos porque su método, como podrán apreciar, no parece negociar demasiado con nuestra proclividad a la zona de confort. Ella junta las cejas y arruga toda la cara cuando reacciona a nuestras ocurrencias y es capaz hasta de decirte que los países donde más arroz se consume son aquellos que reflejan mayor predominancia de cáncer de colon en la población, algo que no imaginaste oír nunca en tu vida y que seguramente hizo reventar en pedazos el arquetipo interior del chino -súper sano- comiendo con los palitos.
También la médica nos advirtió respecto de la harina, a la que calificó “como el mayor inflamatorio” y uno de los principales responsables, por ejemplo, de la celiaquía; “No recuerdo haber escuchado que uno de nuestros abuelos fuera celíaco”, ponderó. Y, por otro lado, por si pensábamos que haciendo las papas fritas con grasa solucionábamos el problema del consumo de aceite vegetal, pues aquí la médica tiene algo verdaderamente infartante: “Acá el problema no es la fritura, sino la papa”.
En fin. Las guerras se libran con la mente, pero las batallas se pelean con el corazón. Eso sí, tanto la estrategia como la fuerza requieren que las paredes de nuestros intestinos no se sientan ofendidas sino agradecidas por todo aquello que nosotros le enviamos cuando comemos y cuando tomamos la letal decisión de estar sanos o enfermos, de ser felices o no, de ser libres o esclavos. Y, la parte más intolerable de todo, es que no se trata de terminar con todo… sino, simplemente, de saber elegir cuándo y cómo.
Vean la entrevista. Me quedaron muchas cosas en el tintero… Quizá precisemos otra consulta. Si nos portamos bien, quizá evitemos que la doctora, como a mí, nos vuelva a recetar un refrán antes que un remedio: “Sarna con gusto, no pica”.

Te invito a que me ayudes a seguir haciendo PERIODISMO INDEPENDIENTE.
A través de Paypal, enviá a info@davidrey.com.ar
Podés hacerlo a través de Mercado Pago.
Clic aquí para aportar con $ 500 (pesos argentinos);
Clic aquí para aportar con $ 1000;
Clic aquí para aportar con $ 2000;
Clic aquí para aportar con $ 5000.
¿Te parece otro monto? Enviá un mensaje a info@davidrey.com.ar y te respondo con un link para realizar el pago que quieras o, bien, podés hacerlo enviando dinero a mi CVU de Mercado Pago: 0000003100047927961753 (alias: davidrey11.mp)
También podés transferir directamente a mi cuenta bancaria del BANCO GALICIA:
CBU: 00702333 30004016158682;
Alias: DAVIDREY11