Carta abierta a las FARC

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Escribe: Edgar Giraldo Alzate (*) (**)

Señor Timochenko: Hace muchos años el ex-presidente Belisario Betancur, una de las mentes más brillantes de Colombia, dijo que la paz no era la antítesis de la guerra. Él explicaba que al buscar la paz per se, se caía en una trampa de palabras, porque para terminar un conflicto deberían remover primero las causas subjetivas de la violencia (miseria, hambre, falta de oportunidades, etc.). Entonces se necesitaba analizar el problema desde ángulos diferentes.

Siguiendo esa línea, le propongo usar la misma estrategia y empezar la renegociación con esta premisa básica: jamás he conocido a un colombiano que rechace la paz, incluyéndolos a ustedes. Por lo tanto analicemos el significado del “no” al plebiscito.

La gente le dijo no a la manipulación del presidente, por usar una pregunta que inducía a un sí. Es decir, él cayó de nuevo en una trampa semántica al confundir las palabras ‘paz’ con ‘acuerdo de paz’. Era mucho más sencillo haber preguntado: ¿Apoya usted el acuerdo de paz?, y no usar una pregunta alambicada.

La gente le dijo no a las maniobras mediáticas con las encuestas. Es un imposible estadístico que en una investigación seria se proyecte un 80 o 90% del Sí, y 24 horas después se obtenga un 49%. Esto a todas luces es una burda manipulación de los periodistas y los medios adictos al gobierno.

Los votantes votaron negativamente contra la billonaria campaña publicitaria, haciéndole creer a la gente que “votar no” era estar en contra de la patria y un pecado de lesa humanidad.

Los colombianos rechazaron la posición ambigua y arrogante de las FARC durante la negociación en La Habana; negando sus crímenes, rehusando entregar las armas, evitando ser castigados, y no pidiéndole disculpas a la población. Entiendo que luego de la firma del armisticio usted llevó a cabo esta acción de pedir perdón, pero ya era demasiado tarde y ya sonaba a una estrategia electoral por el sí.

558c9c21c4981Yo leí el acuerdo, señor Timochenko, pero en ninguna parte vi que se definieran los elementos fundamentales de un conflicto, a saber: combatientes, armas territorios e ideales. En ese documento no se establece qué es un arma, ni cuantos combatientes existen, lo cual entraba la devolución de igual número de fusiles HK47 por número de combatientes. ¿5,000? ¿15,000? ¿20,000? ¿Por qué no se menciona esto en el acuerdo? ¿Por qué se apela a un juego de palabras poéticas y se dice “que con las armas se erigirá un monumento a la paz”?

Ahora hablemos de ideales: El acuerdo se limita a reescribir pedazos de nuestra constitución y recordarle al estado, la obligación de cumplirlas. ¡Y en eso se demoraron 4 años!

No intento, señor Timochenko, que mi lenguaje sea sarcástico, pero esto es lo que siento. Yo al igual que usted también me siento decepcionado burlado y pisoteado. Pero en medio de todo admiro su valor civil, cuando ayer después de aquel desastre, usted le dijo a la prensa que la decisión de las FARC para dejar las armas no tenía marcha atrás. ¡Felicitaciones!

Entonces vamos por el buen camino. El acuerdo es posible alcanzarlo en cuestión de días —quizás horas— si tanto ustedes como el Presidente deponen su intolerable arrogancia. ¡Así de fácil!

Reciba mi cordial saludo, mientras llega el día que pueda abrazarlo, mirarlo a los ojos y hablarle sin dolor en el alma. También espero que en el futuro usted logre retomar su profesión de médico y ejercer su noble vocación de sanar heridas.

(*) Analista Político Colombiano
(**) Sustraído de Miami Herald