¿Es César Milani un Preso Político?

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Escribe: David Rey

La discusión ya está planteada: el ex Jefe del Ejército Argentino durante el kirchnerismo, César Milani, ¿es verdaderamente un Preso Político al igual que más de 2 mil camaradas suyos?

Por ejemplo, el coronel Emilio Nani, héroe de guerra, ha sabido decir – en su Muro de Facebook:

“Este personaje no merece ser puesto a la altura de los miles de Presos Políticos de los regímenes K y de Cambiemos (…). Esta persona debe ir presa por corrupto y traidor”.

Mabel Giovarruscio, hermana del Preso Político Juan Giovarruscio, ha escrito en DAVIDREY.com.ar que Milani “ahora es un Preso Político más” y que le desea “que Dios le de la paz que todo soldado merece y que su conciencia lo deje dormir por el daño que nos causó”.

En contrapartida, Oscar Simone, Preso Político detenido en el Penal de San Felipe, de la ciudad de Mendoza, ha expresado – también en este medio – que el ex Jefe del Ejército “no es un Preso Político sino un preso común”, y que no es un “soldado sino un delincuente vestido de militar”.

Claro… más allá de las diferencias, todos piensan en función del sentido común. Y todos han de coincidir con que “debe” ir preso por corrupción… como otros tantos referentes del pasado régimen kirchnerista.

El caso es que Argentina no es un país donde impere, precisamente, el sentido común, y por lo tanto el General Milani, en rigor de verdad, no está preso por corrupto sino puntualmente por haber participado de tres “secuestros” durante el último Gobierno Cívico-Militar. Es decir, fue arrestado por las mismas razones falsarias por las que en Argentina ya hay más de dos mil Presos Políticos (400 de ellos ya muertos en ilegal cautiverio).

Por cierto que en torno a Milani hay algunas particularidades bastante curiosas a tener en cuenta: uno de sus abogados, Gustavo Feldman (hermano del periodista rosarino Pablo Feldman) hasta poco antes de tomar su caso fue el encargado de representar nada menos que a “víctimas del terrorismo de Estado” y, por tanto, de mandar a prisión – en calidad de Presos Políticos – a supuestos “genocidas”.

Milani tuvo la suerte que no corrieron miles de sus camaradas: ha logrado cobijarse bajo el calor oficial merced a lo cual pudo esquivar, entonces, las espurias acusaciones que pesaban sobre su participación en los años setenta. La misma expresidente Cristina Fernández lo defendió a capa y espada, y nada menos que la adalid de los derechos humanos en Argentina y titular de la corrompida asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini, no sólo que lo abrigó con su “maternal” abrazo sino que además le realizó una bochornosa entrevista donde dialogaron sueltamente – mate de por medio. “La Madre y el General”, supo titular, al mejor estilo García Márquez, un pasquín proselitista.

Esto es Milani: un suspiro reparador que les sirve para reponerse del sismo que generaron Lopérfido, Gómez Centurión, Victoria Villaruel, Silvia Ibarzábal. Había que sacrificar una pieza… ¡menos mal que estaba Milani!

Y por si alguien pensó que Milani es de aquellos generales que nunca se acordó de sus camaradas ilegalmente detenidos, pues que sepa que está bien equivocado. Sobrecogido de inusitado enternecimiento, supo decirle, entonces, a su buena mamá Hebe (madre de los terroristas que antaño combatió el propio Milani):

«A mí no me preocupan los presos, Hebe, sino los que todavía están sueltos». Un dulce, en fin. Definitivamente, el hijo del año. Ahora sí que le van a preocupar los presos… los de afuera y los de adentro.

Pero bueno… es preciso entender una cosa para razonar con justicia: a casi toda familia le toca lidiar con un hijo bobo, rebelde o quisquilloso. Y la familia de los Presos Políticos Argentinos debe asumir que el general Milani viene justamente a suplir el lugar del hermano hippie, aventurero o pelotudo que – como siempre ocurre – se acaba de pegar el corrector porrazo de su vida.

César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani no está preso por corrupto, ladrón, facineroso, traidor o entregador. No está preso por lo que hizo mal sino que lo han metido adentro por lo que podría haber hecho bien, es decir, combatir al marxismo en plena guerra civil. Está preso por la misma falsaria razón por la que han encerrado ilegalmente a más de 2 mil militares.

Mal que le pese a los militares y uniformados en general, a Milani el poder político, los medios de comunicación y el sector empresario lo colocaron donde ellos quisieron y cuando lo quisieron, lo elevaron como al General consagrado, lo usaron, lo atontaron, lo explotaron y, cuando lo creyeron conveniente, lo largaron, lo vilipendiaron, lo humillaron, lo convirtieron en el peor asesino del mundo y precisamente en este mismo momento están todos riéndose de él. ¡Exactamente como hicieron en los 70 con los militares! Es decir, “la reserva moral de la república” que todos y absolutamente todos pidieron a gritos para recuperar el dominio de ese barco que, por causa del accionar terrorista, se les iba de la mano. Una vez que todo estaba en calma, les dieron una patada y los empezaron a meter presos. 

A Milani lo usaron, ¡definitivamente! Y, también como a sus camaradas, ¡lo siguen usando y lo van a seguir usando! Lo usan desvergonzadamente para seguir ensuciando a las Fuerzas Armadas, lo usan cuando en vez de hablar de capturas o arrestos mencionan “secuestros”, lo usan para “recordar” a los argentinos que hubo un plan sistemático desalmado que “torturaba inocentes” y “desaparecía angelitos”.

El kirchnerismo lo entregó a cambio de algo más de oxígeno, se lo canjeó al desacreditado Cambiemos por algo de esa rara popularidad que en Argentina reditúan los espejismos humanistas. El nuevo garante del «curro» de los Derechos Humanos (otrora detractor del mismo) lo exhibe como un trofeo consagratorio mientras excusa la profunda corrupción que legó «la década ganada» y de la que se hace una misma carne.

Esto es Milani: un botín de guerra. 

Esto es Milani: un mensaje en código, una velada amenaza, un guiño obsceno para los sectores progresistas, los mismos que este 24 de Marzo podrán exhibir una nueva «conquista», un renovado «nunca más de siempre» con el que facturan de a millones y se aseguran un lugar de privilegio en los sectores de poder. No era Milani un genocida cuando tomaba mates con Bonafini, a pesar de que las denuncias están desde hace más de treinta años.

Esto es Milani: una parodia, un cuento, una caricatura, un blanco perfecto donde apuntar los ataques. Apuntan a él, le pegan a todos.

Esto es Milani: una advertencia, un anatema en potencia, una condena social que, cual nube tóxica, cual peste negra, cual maldición al acecho, se cierne densa e implacable sobre las ciudades, sus casas, sus colegios, sus iglesias.

Esto es Milani: un suspiro reparador que les sirve para reponerse del sismo que generaron Lopérfido, Gómez Centurión, Victoria Villaruel, Silvia Ibarzábal. Había que sacrificar una pieza… ¡menos mal que estaba Milani!

Esto es Milani: un General del Ejército argentino… ¡hasta el que era bueno resulta que era malo! Si hasta el bueno es malo, ¿qué queda de lo demás?

Repite, repite, repite… que algo quedará. Un país con casi 10 mil kilómetros de fronteras, y un Ejército totalmente desacreditado ante la opinión pública.

Esto es Milani, pues: un país indefenso, birlado, reventado. Los terroristas, dando conferencias, paladines de la democracia; los militares, presos, ¡hasta Milani!

No está preso por malo. A nadie le importa lo malo de él. Está preso por bueno, por lo bueno que hizo alguna vez: servir a una Patria huérfana y sin destino, una Patria esquizofrénica que pidió a gritos a los «milicos», que lo puso a Galtieri en lo más alto de todo y lo vivó enardecida… y que ahora celebra ilegales detenciones y ni se inmuta cuando se entera que otro excombatiente se quita la vida.

Esto es Milani: un perejil, un chivo expiatorio. La historia de siempre. La argentinidad al palo.

En fin, por cien razones más, indiscutible e inevitablemente, esto es Milani: UN PRESO POLÍTICO. Le pegan a él, pero el blanco somos nosotros.