Escribe: David Rey
El periodista de Mendoza Post, Christian Sanz, es uno de los que más ha investigado y denunciado la corrupción del kirchnerismo, tal como lo detallan su libro “La Morsa” – donde desarrolla los enredos de Aníbal Fernández – a quien llama sin pelos en la lengua como narcotraficante –, y “Trimarco S.A.”, donde pone al desnudo e indaga como nadie la honda podredumbre en torno a la madre de la desaparecida Marita Verón. Es decir, a Sanz nunca le faltó valor para decir lo que nadie o pocos dicen. Y tampoco le faltó al momento de desandar la emblemática cuestión que atañe a los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA durante la época de los 90.
Por eso esta vez, nobleza obliga, se puso “del lado” del grupete que denunció durante tanto tiempo. En rigor, Sanz abona la teoría que – curiosamente – siempre despreciaron la justicia, la prensa y la política argentinas, es decir, la llamada “pista Siria”, la misma que explica sin desperdicio en su libro “AMIA – La gran mentira oficial” (en coautoría con Fernando Paolella).
Según este postulado, ambos ataques terroristas (como así también la muerte del mismo Carlos Menem Jr.) se corresponden con una venganza por parte del gobierno sirio para con el expresidente Carlos Saúl Menem. En rigor, fue en la misma Siria de sus ancestros donde “el turco” obtuvo el dinero y las influencias que le permitieron en 1988, primero, vencer a Antonio Cafiero en las internas del peronismo y, luego, acceder a la presidencia de la República Argentina. El trato se completaba conque luego Menem enviaría tecnología nuclear a Siria y ayudaría a sus jerarcas a lavar dinero del narcotráfico.
Escuchar entrevista a Christian Sanz:
No obstante, llegado el momento no les vendió el prometido reactor nuclear y una vez que desbarataron en Ezeiza el sistema de valijas con que pretendían lavar dinero, el entonces presidente Menem dejó a los sirios librados a su suerte, sin intervenir en la justicia más que para salvar a su propia familia. Pocos meses después, en marzo de 1992, ocurriría el atentado a la Embajada de Israel y, luego, en 1994, ocurriría lo mismo con la voladura de la AMIA, “donde todos los que aparecen involucrados”, confió Sanz a Periodismo> para periodistas… ON THE RADIO, “son sirios”. Finalmente, en marzo de 1995, también los sirios habrían sido quienes «bajaron» el helicóptero que traía a Rosario al hijo del presidente.
“Cuando ocurrió el atentado a la AMIA, pasaba algo a nivel internacional muy importante: los acuerdos de paz en Medio Oriente, que se negociaban entre Siria e Israel, con Estados Unidos metido en el medio. A nadie le convenía decir que había sido Siria porque caían todos esos acuerdos, para lo cual se apuntó a Irán”, resumió Sanz, para añadir, en otra parte, que “no hay una sola prueba” contra ese país.
Seguidamente, el entrevistado precisó que “el Memorándum con Irán fue algo muy positivo, pero a nadie le conviene que avance el esclarecimiento del atentado a la AMIA porque hay muchos negocios de por medio, porque aparecen metidos los servicios de inteligencia”.
Respecto del juez que pretende hoy procesar a la expresidente Fernández por “traición a la Patria”, Sanz acotó que “Bonadio es un juez que responde al peronismo tradicional, y es el ejecutor de la venganza del peronismo contra Cristina. Hasta la causa de dólar futuro, que es medio agarrada de los pelos, tiene más fundamentos que ésta por «traición a la Patria».
Mi opinión:
Tras leer el libro «AMIA – La gran mentira oficial» no quedan muchas dudas de que la justicia de este país… tiene la misma convicción fraudulenta que aquellos que han pretendido entrometerse en sus decisiones. De hecho, el mismo kirchnerismo nunca disimuló demasiado ese apego a interferir donde no le correspondía, para lo cual llevó a cabo nada menos que un golpe de Estado a la Corte Suprema de Justicia.
Hoy, la misma «justicia pendenciera» que el mismo kirchnerismo preparó y con la que persiguió a gusto y piacere… parece que se le puso en contra. Es verdad que a muchos nos satisfizo ver a tanto delincuente camino al penal de Ezeiza, y más de uno sueña con verla a «Ella» en igual situación. En principios, es una buena señal – y que la ciudadanía argentina necesitaba apreciar de una vez – que los delincuentes paguen por sus delitos.
Pero vivimos en un país tan estrafalario en donde los corruptos van presos por aquello que hacen bien… ¡y no por lo que hacen mal! Quizá haya quien piense que lo importante, por ahora, es «meterlos adentro, como sea».
Que el entusiasmo no ciegue nuestro discernimiento: la justicia es para hacer justicia, no la guerra. Una justicia pendenciera, como la nuestra, como la que el kirchnerismo mismo formuló, es una bomba de tiempo. Algún día, por cualquier razón, puede explotar cerca de nosotros.
Ya les explotó a los mismos que la colocaron.
Escuchar programas o entrevistas emitidos: