Escribe: David Rey
La verdad sea dicha: al gobierno nacional le vino “de maravilla” que el General (R) Rodrigo Soloaga, en un acto en el predio de la Dirección de Remonta y Veterinaria, en Palermo, se haya solidarizado con los “camaradas privados de la libertad” en el marco de los llamados delitos de lesa humanidad, algo que originó que el ministro de Defensa, Jorge Taiana, directamente “lo echara” de la presidencia de la Comisión del Arma de Caballería. Lo que cualquier persona normal del mundo podría leer simplemente como un cristiano y obligado acompañamiento al preso y a sus familiares, la cínica “sensibilidad” del oficialismo, y afines, lo interpretó como “una reivindicación del terrorismo de Estado” y, a partir de ahí, todo el circo seudo derechohumanista al que nos tienen acostumbrados.
Es que, en realidad, el gobierno necesita ardientemente de algo que les sirva para tratar de tapar o disfrazar la ya inminente santificación del Coronel Argentino del Valle Larrabure, un militar torturado y asesinado en 1975 (plena democracia) tras permanecer secuestrado un año en una de las llamadas “cárceles del pueblo”, tal como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) daba en llamar a las jaulas donde conminaba a sus víctimas a la espera del pago de rescate. Que Larrabure sea convertido en santo por el martirio que padeció -un hecho histórico para este país y que los medios no podrán ocultar ni opacar- revela, a lo menos, dos verdades incómodas y que van en menoscabo del falsario relato oficial: 1, que los recordados “jóvenes idealistas” no eran más que una banda de forajidos sádicos y desalmados; y, 2, que lo que menos les interesaba en la vida, a los terroristas, era la hoy tan cacareada democracia, ya que sus peores crímenes tuvieron lugar en democracia y, justamente, fueron urdidos contra la democracia.
Otras de las cosas que el gobierno necesita, con urgencia, esconder bajo la alfombra (además del dólar a 500 y el desastre económico sin parangón) es el lío que les armó el periodista José D’Angelo con la “no” presentación de su libro “La estafa con los desaparecidos”, la cual fue inhumanamente impedida de llevarse a cabo nada menos que en la Feria del Libro, bochornoso acto de censura –en democracia- que, lejos de frenar la impronta del material lo terminó por publicitar olímpicamente, al tiempo que nos reveló la calaña moral de aquellos mismos imbéciles que nos repitieron toda la vida que “con los militares estaba prohibido ‘El Principito’”. El libro de D’Angelo –DAVIDREY.com.ar fue el primer medio argentino en entrevistar al autor sobre el mismo- trata justamente sobre el desfalco multimillonario que representa para el país el pago de “indemnizaciones” a supuestas víctimas del pretendido terrorismo de Estado en los años 70, todo un negociado corrupto donde el mismo gobierno es nada menos que un garante.
Pues bien, considerando que al propio gobierno le “convino” la ocurrencia del general Soloaga para organizar un contraataque, ¿tendría el veterano que haberse llamado a silencio y, por ende, seguir con ese vergonzante ninguneo de parte de la propia fuerza para con sus camaradas detenidos por haber combatido al terrorismo? ¿Tendría que haber hecho lo mismo que tantos otros han hecho durante todos estos años, es decir, sacrificar el honor en aras de preservar sus posiciones, sus privilegios y su estabilidad en las fuerzas? ¿Tendría Soloaga que haberse callado para que el gobierno no lo usara luego para tener con qué insistir con su enfermiza manía setentista?
¡Por supuesto que no! Es que, si no era Soloaga, se hubieran encargado ellos de inventar otra cosa, puesto que realmente necesitan revolver todo el tiempo la mierda de los años setenta para justificar nuevos juicios, nuevas indemnizaciones, nuevas formas de humillar a nuestras FF. AA. (y, por ende, dejarnos cada día más indefensos y desprotegidos), nuevos ardides para mantenerse en las esferas de poder como de “tener a raya” a los militares en general. Es que, realmente, Larrabure y D’Angelo -entre tantos más que pelean por la verdad histórica- les han generado mucho dolor a estos facinerosos porque han puesto en jaque nada menos que la base conceptual sobre la que se sostiene toda esta portentosa pirámide de mentira, corrupción, injusticia y robo a las arcas públicas. Necesitaban desesperadamente algo para contraatacar, y les apareció Soloaga, como caído del Cielo y “reivindicando” el terrorismo de Estado.
Veterano de la Guerra de Malvinas y de la Recuperación de la Tablada, el General Soloaga, sin embargo, no en vano es ponderado por sus compañeros en función del valor y la entrega demostrados nada menos que en batalla, tanto contra los ingleses como contra los terroristas que reivindica el relato progre-kirchnerista. Un valiente, de los pocos que quedan, cuya inefable noción del honor no transige ni un milímetro con la hipocresía de los políticos, de los periodistas y de otros tantos activistas anti Argentina que vemos en todos lados. Un honor que, por ejemplo, rubricó el día que decidió renunciar a su amado Ejército tras el vergonzante servilismo del idiota del General Bendini bajando el cuadro del General Videla por orden del nefasto presidente Néstor Kirchner.
¿Que si tendría que haberse quedado callado y no mencionar a los militares detenidos? ¡Por supuesto que no! Menos mal que habló y que el otrora montonero Jorge Taiana, hoy -insultantemente- ministro de Defensa, cometió la tremenda torpeza de “echarlo” … Es que tal es la noción del honor que representa el General Soloaga que, inevitablemente, todo el mundo se sintió presionado a salir en su defensa, o a decir algo, a mostrarse “sorprendido” aunque sea. Y no solo en el campo militar sino también en el político. Victoria Villarruel, José Luis Espert, Pablo Torello, Ricardo López Murphy son solo algunos de los más encumbrados políticos argentinos que salieron a repudiar el autoritarismo del exterrorista Taiana.
Sucede que, si el gobierno pretendió atajar a Soloaga, no hizo más que empujarlo (lo mismo que con D’Angelo) y, de este modo, dejó al descubierto -otra vez- la verdadera naturaleza de la que está compuesta la recua gubernamental actual, absolutamente antidemocrática y absolutamente anti Argentina. Mientras que uno ponía bombas en los setenta y hoy tiene que resignar sus ínfulas presidencialistas porque el talento no le dio para ser otra cosa que el triste arlequín de una vieja neurasténica, el otro le puso el pecho a las balas para que nunca desaparezca nuestro reclamo de soberanía en Malvinas y, además, mitigó la última intentona del terrorismo para tratar de tomar este país por la fuerza, reivindicó la democracia y -lo más paradójico- le salvó el cuero al presidente que empezó el circo a las Juntas. El bufón con bigotes se quiso hacer el valiente frente de un héroe, pero el sol no se puede tapar con un dedo.
Menos mal que habló el General Soloaga, y que dijo lo que dijo a pesar de que digan lo que digan que dijo. Solamente un enfermo puede hallar otra cosa en sus palabras que no sea un gesto de solidaridad y acompañamiento. ¡Qué otra cosa puede hacer un hombre de bien! Solamente un imbécil resentido puede decir que Soloaga reivindicó el terrorismo de Estado mientras que saludó a las estoicas familias que viven sufriendo el hecho de tener un familiar preso. Solamente un payaso tarado puede pretender “echar” como a un perro justo a la persona a la que cada argentino debe MÁXIMO RESPETO. Solamente un degenerado puede NO ver en un comprobado Hombre de la Patria un EJEMPLO A SEGUIR. Solamente un traidor asesino puede asustarse ante una excelsa muestra de honor. En fin, solamente un terrorista puede creer que el General Rodrigo Soloaga, soldado en fin, es un enemigo.
Gracias, General Soloaga, por este último acto de servicio que nos acaba de regalar. Cuántas cosas pone en su lugar. Cuánto mejor sería nuestro Ejército y cuánto mejor estaría nuestro país… si hubiera más hombres de honor como usted. Gracias.
Te invito a que me ayudes a seguir haciendo PERIODISMO INDEPENDIENTE.
A través de Paypal, enviá a info@davidrey.com.ar
Podés hacerlo a través de Mercado Pago.
Clic aquí para aportar con $ 500 (pesos argentinos);
Clic aquí para aportar con $ 1000;
Clic aquí para aportar con $ 2000;
Clic aquí para aportar con $ 5000.
¿Te parece otro monto? Enviá un mensaje a info@davidrey.com.ar y te respondo con un link para realizar el pago que quieras o, bien, podés hacerlo enviando dinero a mi CVU de Mercado Pago: 0000003100047927961753 (alias: davidrey11.mp)
También podés transferir directamente a mi cuenta bancaria del BANCO GALICIA:
CBU: 00702333 30004016158682;
Alias: DAVIDREY11