El ex jefe del Ejército enfrenta graves acusaciones por violaciones a los DD.HH. Por cosas mucho menores, miles de militares están presos. Su defensor es el abogado Gustavo Feldman, querellante de varias causas por delitos de Lesa Humanidad. Sobre su cuñada, Clara Waite, quien lo vincula al asesinato del fiscal Nisman, ha dicho: <<Tiene problemas mentales>>.
«Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá». Mateo 7:2
Escribe: David Rey
El ex jefe del Ejército durante la gestión kirchnerista, César Milani, concedió una entrevista al periodista rosarino Mauricio Maronna (diario “La Capital”) en la que básicamente se desliga del variado abanico de acusaciones que pesan sobre él: desaparición de personas, torturas, allanamiento ilegal, secuestro, enriquecimiento ilícito y, la más actual, vinculación con el asesinato del fiscal Nisman. Sobre esto último se desembaraza de inmediato al considerar dicha acusación como “intrascendente” ya que parte nada menos que de su propia cuñada, Clara Waite, persona a quien propiamente describe como a una enferma mental.
Según Maronna, “Milani está frente a un tormentoso frente judicial. Avanza el proceso por la desaparición del conscripto Alberto Ledo en Tucumán, y deberá declarar como sospechoso de torturas agravadas y allanamientos ilegales por el secuestro de Ramón Alfredo Olivera en la Rioja”. El General kirchnerista, por su parte, alega que “se me acusa de represor, de enriquecimiento ilícito, de hacer inteligencia interna. Después de 45 años en el Ejército aparecieron estas denuncias”. Según él tanto a los “medios financieros” como a los “grandes multimedios” les molestó su capacidad de liderazgo y que haya pretendido cambiar la institución.
Vale realizar una mención no menos relevante: el defensor de Milani es el abogado rosarino Gustavo Feldman (hermano del periodista Pablo Feldman) quién en otro artículo de “La Capital” supo afirmar: «Si no estuviera convencido de su inocencia no sería el defensor del teniente general César Milani». Lo curioso es que el doctor Feldman es un ferviente defensor de supuestas víctimas del “Terrorismo de Estado” durante la época del 70, y por acusaciones – por él pergeñadas – mucho menos graves que las que hoy enfrenta su defendido ha mandado a la cárcel a varias personas.

Por caso, en 2013, en el juicio de Lesa Humanidad por delitos cometidos en el cordón industrial del Gran Rosario, representó al ex dirigente gremial Manuel Casado (vinculado en los 70 a la organización terrorista Montoneros), quien acusó por secuestro y torturas al ex oficial del Batallón de Arsenales Rubén Osvaldo Cervera, al secretario Hugo Maderna y al ex asesor jurídico del municipio, «Pili» Rodríguez (los tres apresados). Casado, por su parte, falleció el 13 de junio de 2016 mientras esperaba la condena de los acusados, con el patrocinio – nada menos – que del doctor Feldman, quien ahora también defiende “genocidas”.
Supo Feldman afirmar que «No caben dudas que no hay mayor injusticia que la que se produce cuando alguien que perpetró un delito de lesa humanidad queda impune, porque la afrenta no es sólo contra la víctima, sino contra toda la sociedad, contra todo el género humano». Aunque seguidamente aclaró: «También es una terrible injusticia cuando se le endilga a alguien ser un delincuente de lesa humanidad y ese alguien nada tiene que ver con la cuestión y ninguna acción delictual ha llevado a cabo, y éste es el caso concreto de Milani».
El caso es que el General (R) César Milani no parece presentar algún argumento, en su defensa, que no sea el calco de miles y miles de defensas que han tenido lugar en los tribunales de todo el país. “No estuve en el lugar de los hechos en el momento en que se me acusa, tengo prueba documental”, ha dicho a Maronna. “Los subtenientes no participábamos de los procedimientos y mucho menos los comandábamos”, se excusó.
Respecto de la desaparición del conscripto Ledo, en que Milani firmó el acta de deserción del mismo, el acusado relativiza la cuestión: “Era un acta meramente administrativa, hice decenas de actas de deserción […] No recuerdo haberla firmado, pero no descarto haberlo hecho… a cuarenta kilómetros del lugar de los hechos y trece días después de lo que llevó el encargado de compañía”.
Cuando Maronna lo indaga respecto de Nisman y de que la persona que lo acusa es su propia cuñada, Clara Waite, Milani lo evade rápidamente: “Es intrascendente por un montón de cosas. Es una persona que quizás tenga problemas económicos, mentales. No merece el más mínimo tratamiento”. Sobre por qué es hoy el blanco de graves acusaciones, Milani responde en jerigonza: “Porque desde hace muchos años los jefes del Ejército eran funcionales a los gobiernos de turno y no le requerían al poder político las cosas que sí debían demandar para que la fuerza tenga capacidad operativa”.
Finalmente, el ex jefe del Ejército, que muy a su pesar le fue funcional al gobierno de turno de Cristina Kirchner, dijo a “La Capital” que no tiene miedo porque todas las denuncias contra él son mentiras y que le pide “al oficialismo que baje el nivel de rencor, agresión y hostigamiento contra cualquier persona que haya participado en el gobierno anterior”.
En fin, lo cierto es que en función de acusaciones mucho menores a las que enfrenta César Milani, miles de militares y civiles se encuentran ilegalmente detenidos en distintos puntos de Argentina, y precisamente por el nivel de rencor, agresión y hostigamiento del anterior oficialismo – del que el acusado formó parte –. Por citar un ejemplo, el capitán de fragata Juan Carlos Rolón estuvo 10 años con prisión preventiva sin saber ciertamente de qué se lo acusaba, al término de los cuales le abrieron la causa “Esma Unificada” por lo que le extendieron por 4 años y medio más el presidio. Más de catorce años de ilegal prisión preventiva (el máximo legal es de tres) por acusaciones substancialmente menos concretas a las que hoy debe responder Milani.
Va de suyo que si sobre Milani se aplicara el mismo criterio circense con que han sido apresados miles de militares y civiles, pues el ex jefe de Ejército hace rato ya que debería estar acompañando a sus camaradas en la cárcel, y no precisamente en calidad de visita. Los mentados juicios de Lesa Humanidad adolecen de una ilegalidad inaudita, donde prevalece “invertida” la carga de la prueba, por lo que por el sólo hecho de haber sido mencionado en un hecho la Justicia determina la inmediata detención del acusado. Son, como mencionó el Coronel (R) Guillermo César Viola (Unión de Promociones), “condenas ilegales anticipadas”, más allá de que luego el imputado pase años encerrado sin que efectivamente se lo condene alguna vez.

Consultado por DAVIDREY.com.ar, sobre la suerte que debiera correr Milani, el doctor Gonzalo Miño, abogado de Presos Políticos, aseveró: <<Si no fuera por la doble moral del kirchnersimo, Milani debería estar detenido en Marcos Paz. No cumple detención en prisión preventiva por la protección del gobierno «K». Ni siquiera lo indagaron>>.
Al momento en Argentina hay 1095 personas procesadas por supuestos delitos de Lesa Humanidad, 678 condenados y 367 muertos en ilegal cautiverio, todo lo cual conforma un total de 2140 Presos Políticos. Guarismo que podría mantenerse de no mediar alteraciones eventuales y de que el doctor Feldman, afanoso abogado querellante por estas causas de Derechos Humanos, impida que su defendido, el “represor, genocida y jerarca de la última Dictadura Cívico-Militar” César Milani complete algunos de los muchos pabellones para Presos Políticos en nuestro país.
Resta saber cómo actuará la misma Justicia de los «circos judiciales» de Lesa Humanidad respecto de las cuestiones que involucran a Milani con el asesinato del fiscal Nisman (lo acusan de haber «liberado» la zona del homicidio) y aquellas otras donde deberá responder por enriquecimiento ilícito y sobre la obscena relación del jerarca militar con el latrocinio kirchnerista. En suma, Milani está mucho más complicado que la mayoría de sus camaradas: es decir, según la lógica circense-judicial, ya tendría que estar detenido por estar acusado de delitos de Lesa Humanidad; y según un criterio judicial sensato, para salvarse de los asuntos actuales que pesan sobre él, va a necesitar cambiar a su abogado «derechohumanista defensor de genocidas»… por el mago David Copperfield.