Del loco de la ruta a los neonazis marplatenses

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Escribe: Gianni Naldi Gramigna (*)

Hace veintidós años un caso policial conmocionó a la ciudad de Mar del Plata y a todo el país. A lo largo de dos años una decena de prostitutas fueron encontradas asesinadas a la vera de la ruta de Mar del Plata y otras cinco “desaparecieron” en oscuras circunstancias. Rápidamente, la justicia, al frente de la cual se encontraba el fiscal federal Marcelo Garcia Berro, explicó a la sociedad y a los medios que se trataba de un asesino serial denominado “El loco de la ruta”, una suerte de desquiciado a lo “Jack el destripador” que estaba “asolando Mar del Plata” y quien parecía ser muy difícil de atrapar (por más de ser de una ciudad pequeña donde hubiese sido muy fácil dar prontamente con alguien de tales características).

Hasta que el juez federal Pedro Hooft tomó el caso. Y poco tardó en descubrir que el escurridizo asesino serial no era otra cosa que una organización de narco-policías que acababan de ingresar a Mar del Plata el hasta entonces ajeno negocio del narcotráfico y pretendían que las trabajadoras sexuales traficasen para ellos, asesinando a modo ejemplificador a las que no quisieran ser parte de una situación aberrante y delictual.

El juez Hootf acabó imputando y mandando a la carcel a una decena de policías (entre los que se encontraban dos subcomisarios), habiéndose probado que eran parte de esta asociación criminal, la cual gozaba de la protección y complicidad de la justicia federal mediante el propio fiscal Berro, quien también acabaría tras las rejas. Entonces, Berro sería representado por un oscuro abogado llamado Cesar Sivo. Un abogado al que “se sabía” contratado por el narcotráfico. Y que por los siguientes años basaría su carrera en patrocinar a diferentes personajes vinculados a este negocio.

El tiempo pasó y para el año 2006, de una forma que jamás quedó clara, Sivo, fue promovido a fiscal. Y lo primero que hizo fue armar una causa contra el juez Hooft, acusándolo de haber colaborado veinte años antes con los militares en la desaparición de un abogado local. Doce años tomaria probar que la acusación era falsa, tiempo en el cual el narcotráfico que el juez Hooft intentó detener se instaló finalmente en la ciudad ante la curiosa pasividad de la fiscalía federal (ahora en manos del fiscal Daniel Adler, una de las manos derechas de la exprocuradora Alejandra Gils Garbo y casualmente quien ayudó a Sivo a armar la causa contra Hooft) que no puede explicar por qué en una ciudad tomada por el narcotráfico en diez años solo hubo once causas y ninguna con condena…

Hace tres años un grupo de personajes avalados por grupos de “derechos humanos” denunció ante la justicia federal las instituciones y los medios de comunicación que un “peligroso grupo neonazi” estaba “asolando Mar del Plata”. Que este grupo había sido creado por el entonces candidato a intendente electo, respondía a dirigentes del Pro y la UCR. Qué había cometido “innumerables ataques nazis” a pesar de que la propia DAIA admitió que nunca hubo judíos agredidos, siendo este el primer blanco de cualquier agrupación de corte nazista. Y siendo que la causa solo registra un par de peleas entre los jóvenes imputados y una pandilla, una pintada en un local del FPV realizada por otros jóvenes distintos, una paliza a un dealer local más cercana a un ajuste de cuentas que a un “ataque nazi” y un incidente en el bar de un militante del FPV, también sindicado como narcotraficante, a manos de uno de los jóvenes, que según el informe policial y los testigos, nada tuvo que ver con un “ataque nazi”. La denuncia es realizada semanas después de que el espacio Cambiemos ganase las elecciones del 2015 prometiendo, entre otras cosas, combatir el narcotráfico instalado en nuestra ciudad y es realizada por gente sabidamente vinculada a esta actividad. Siendo la causa (vacía de toda prueba legal) instruida por el mismo fiscal Adler (en conjunto con el juez Santigo Inchiausti) que no puede justificar la inacción de su fiscalía en la lucha contra el narcotrafico.

Y ahora último, tras un juicio en el cual todos los denunciantes y supuestos testigos se desdijeron, contradijeron y no pudieron sostener sus dichos ante las pruebas técnicas, donde no pudo probarse que la agrupación Bandera Negra era una agrupación nazi (puesto que no lo era), que se probó que la mayoría de los jóvenes no profesaban ideas vinculadas al nazismo (y los que sí, merecerían por ello la condena que marca la ley antidiscriminatoria, que prevee penas de entre 2 y 5 años), que tres de los acusados no pertenecían a este grupo (y uno ni siquiera vivía en Mar del Plata ni conocía a los demás), que debió absolverse a uno de ellos reconociéndose que había sido acusado falsamente solo por ser el hermano de otro imputado y cuando hasta el propio fiscal reconoció que los cargos que se imputaban carecían de sustento, cuatro de estos jóvenes fueron condenados a nueve años de prisión y otros dos a penas menores, acusados de conformar una agrupación neonazi, cuyas pruebas mostraron que no existió, y de haber protagonizado “agresiones de odio” que las pruebas también demostraron que tampoco existieron.

Siendo que quien llevo adelante la querella que desembocó en esta sentencia fue Cesar Sivo…

El mismo Cesar Sivo que años atrás patrocinó a los jueces que dictaron la sentencia, Roberto Falcone y Mario Portela, cuando intentaron sin suerte querellar al periodista local Jose Luis Jacobo, quien los acusó de no estar limpios. Y que hace veintidós años contó con la ayuda del juez Falcone al momento de defender al narco fiscal Berro.

Viendo las fechas, quien redacta tenía 13 años cuando “El loco de la ruta” “asolaba Mar del Plata”. Hoy, a mis casi 35 años, soy la persona que denunció judicial e institucionalmente la falsedad de la causa de los neonazis y que va a tomar sobre si el deber de continuar denunciando la falsedad de esta patraña que condenó a cuatro jovenes a pasar nueve años en prisión acusados de algo que nunca existió.

Quién hubiese pensado, cuando a mis 13 de edad veíamos los noticieros, que algún día yo mismo estaría involucrado en una oscura derivación de aquello que estábamos viendo. Porque no, los “neonazis” nunca asolaron Mar del Plata, pero tal parece que hasta el día de hoy “El loco de la ruta” sigue haciendo de las suyas.

(*) Asistente Jurídico