Escribe: Enrique Stell
Coronel VGM (R) y Preso Político Argentino.

Hay infinidad de hechos que prueban que nunca fue esa la intención. El estricto secreto con que se elaboró y desarrolló la Operación Rosario es una prueba de ello. Si se hubiese pensado en ejecutar una guerra obligadamente se tendría que haber dado participación a muchas personas civiles y militares, lo cual no ocurrió. Veamos algunos ejemplos.

En primer lugar, deseo recordar que el General de Brigada Francisco Eduardo Machinandiarena, del arma de Comunicaciones, durante los años 1980 y 1981, se desempeñó como Agregado Militar Adjunto en la Embajada Argentina en los EE.UU. y regresó al país a fines de marzo de 1982. El mismo día en que pisó el suelo argentino y estando aún en el aeropuerto, el General Mario Benjamín Menéndez lo llamó por teléfono y le ordenó que lo fuera a ver a la oficina de la Jefatura III – Operaciones del Estado Mayor General del Ejército, sin respetar las formalidades de rito.


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Diario de Malvinas: sobre las edades de los jóvenes soldados


Le entregó una carpeta para que leyera bajo estricto secreto. Acordaron reunirse a la brevedad para intercambiar ideas.

El General tomó el sobre y decidió viajar en taxi de regreso a su casa. En el asiento trasero, y consciente de que el conductor no podía ver el contenido, abrió el sobre y comenzó a hojear la carpeta. Cuando leyó los títulos quedó totalmente sorprendido y decidió guardar los documentos en su portafolio y esperar a llegar a su vivienda para reflexionar con tranquilidad sobre el contenido.

Al llegar a su hogar, esperó que se hiciera la noche, se fue a su escritorio y comenzó a leer mientras todos sus familiares dormían. Al día siguiente lo fue a ver al General Menéndez y entre las primeras opiniones que emitió, fue una en calidad de pregunta:

«Mi general, ¿Quién redactó el supuesto de que EEUU no intervendrá en el conflicto y no ayudará al RUGB?».

Y continuó diciéndole que recordara que estaba volviendo a Argentina luego de vivir 2 años en EE.UU., y que durante ese tiempo tomó conocimiento de que los norteamericanos estuvieron elaborando conjuntamente con el Reino Unido un plan de instalación de un escudo misilístico en Europa para protegerse de un eventual ataque de la URSS. Con total, incondicional y absoluto apoyo del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte desarrollaron políticas conjuntas para frenar el avance soviético en Europa y propiciar su debilitamiento. Le explicó que Inglaterra era el principal aliado de los americanos en el continente europeo y que por estas razones ese supuesto era totalmente erróneo, para concluir, enfáticamente, que tenía la certeza absoluta de que si Inglaterra necesitaba ser apoyada, EE.UU. lo haría sin la menor duda y en el menor tiempo posible.

(Relato efectuado por el General de Brigada, Ingeniero Militar, Gustavo Adolfo Landa en persona al suscripto, el día 27 de junio de 2015).

Coronel (R) Enrique Stel – DAVID REY.

No haberlo consultado es una muestra de que poco importaba a las autoridades del momento el apoyo de EE.UU. a Gran Bretaña, independientemente de lo escrito.

También podemos mencionar que el 2 de abril, el General de Brigada Alfredo Sotera, Jefe II – Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército, máximo responsable de la inteligencia militar en esa fuerza, se encontraba en Estados Unidos de América cumpliendo con una comisión del servicio y al enterarse por los diarios de la recuperación de las Islas Malvinas quedó estupefacto. Habló por teléfono con el personal que le dependía en la Jefatura II y pidió que le envíen por lo menos el Orden de Batalla de las Fuerzas Argentinas.

(Relato efectuado por el General de Brigada, Ingeniero Militar, Gustavo Adolfo Landa en persona al suscripto, el día 27 de junio de 2015).

«Si Inglaterra necesitaba ser apoyada, EE.UU. lo haría sin la menor duda y en el menor tiempo posible». 

En aquel entonces mi padre era el General de Sanidad Médico Adolfo Stel, quién se destacó por ser un brillante cirujano general incorporado al Ejército Argentino. Después de 40 años de servicio en hospitales militares, había alcanzado el grado de General y se desempeñaba en 1982 como Director General de la Sanidad Militar, razón por la cual es importante destacar que era la persona que conducía la sanidad del Ejército Argentino, de norte a sur y de este a oeste, cuando se produjo la Recuperación de las Islas Malvinas.

No es un dato menor que mi padre “no” supiera de la Operación Rosario (**) porque los generales se reunían una vez por mes. De este tema no se habló hasta después del 2 de abril, lo que hace imposible que Argentina decidiese participar activamente de un conflicto armado y que no adoptase las medidas sanitarias de rito para socorrer a los heridos y enfermos.

(**) (En el mes de diciembre de 1981 tuvo lugar una cumbre del almirantazgo argentino, en ella, el vicealmirante Juan José Lombardo dijo que la Argentina se encontraba en un proceso de descomposición y que se debía encontrar una solución política que implicara la retirada del Proceso de Reorganización Nacional del gobierno. También en dicha reunión dijo que analizaba seriamente su pase a retiro debido a la situación en la que se encontraba la Argentina en ese año. Ante la situación planteada por Lombardo, el jefe de la Armada Argentina en ese entonces, el Almirante Jorge Isaac Anaya, convocó a Juan José Lombardo a su despacho el 15 de diciembre de 1981 y lo promovió a la Comandancia de Operaciones Navales. La orden inmediata que Lombardo recibió de parte de Anaya luego de ser promovido fue clara: Vamos a ocupar las Malvinas. Usted será el encargado de planificar la operación. No puede hablar con nadie, a no ser con sus cuatro colaboradores inmediatos. El vicealmirante Juan José Lombardo partió hacia la Base Naval de Puerto Belgrano con sus colaboradores y planificó la misión que le habían encomendado, que posteriormente fue bautizada como «Operación Rosario«).

El Teniente Coronel Seineldín y el Contralmirante Busser coincidieron en denominar “Rosario” a lo que se definía anteriormente como Operativo TOM. Esto hacía referencia a circunstancias históricas similares en la que Liniers, frente al mismo invasor, imploró a la Virgen del Rosario como protectora de las luchas por la Reconquista de Buenos Aires y recordando la victoria obtenida en la Batalla de Lepanto. Para obtener la venia del General Osvaldo Taría, enviaron un radiograma al destructor misilístico Santísima Trinidad. Con el acuerdo de los tres y el capellán de la Armada padre Ángel Mafezzini, la oficialidad y soldados del San Antonio, invocaron a la Santísima Viren del Rosario de la Reconquista de Buenos Aires como protectora del operativo. Rezaron un rosario pidiendo su intercesión y de ahí en más, el operativo Recuperación de Malvinas se denominaría Rosario. Fuente: Martínez Torrens, Vicente. Dios en las Trincheras. Página 21. Ediciones Argentinidad. Colección Malvinas. Argentina. 2012).

Estos hechos referenciados nos permiten inferir que la dirigencia política cívico – militar nunca pensó en una guerra, porque de haber sido así le hubiese avisado a mi padre con anticipación para que genere los actos necesarios a los efectos de contar con el apoyo sanitario de Campaña en Guerra en el Teatro de Operaciones y en la Zona del Interior.

General Mario Benjamín Menéndez.

En tal sentido, debería haberse interiorizado del Plan de Campaña que había que apoyar, lo cual implica conocer magnitudes, detalles de las unidades que concurren, fechas de desplazamientos aéreos, motorizados o por ferrocarriles, zonas de reunión, zonas de embarque, etc. Detalles que le hubiesen permitido seleccionar el personal, preparar los materiales médicos, prever las necesidades de medicamentos y generar un plan de evacuaciones con hospitales militares de campaña y otros en la Zona del Interior. Nada de eso se hizo.

«La dirigencia política cívico – militar nunca pensó en una guerra. La idea era despertar la conciencia del mundo sobre la situación colonial de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur». 

Mi padre me comentó luego, en relación a la Operación Rosario, que la idea de la dirigencia era despertar la conciencia del mundo sobre la situación colonial de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Que lo único que se pretendía era formar un gobierno tripartito al amparo de la ONU y el plan se llamaba 3 banderas, la de la ONU, la del Reino Unido y la nuestra. Era lo que genéricamente se llamaba como “touch and go”, pero no se fijó un tiempo determinado para quedarse en las Islas y replegar las tropas al continente. Lo que sí se ordenó, claramente, fue que no debía haber bajas inglesas, algo totalmente insólito en un enfrentamiento armado.

Me contó también que, tras hablar con Galtieri sobre la recuperación de las Islas, éste último le expresó que había viajado varias veces a EE.UU. y que Ronald Reagan le había dicho que apoyaba la intención argentina de recuperar Malvinas. Esta manifestación de Ronald Reagan debe tomarse tal como está escrita, porque apoyar la intención de recuperar las islas no debe confundirse con apoyar la guerra contra Gran Bretaña, como posteriormente se notó en el curso de los hechos.

Cabe, entonces, concluir que “no” hubo jamás intención de promover una guerra porque nunca se podrían haber adoptado este tipo de actitudes si las autoridades de entonces no estuvieran convencidas de que el conflicto no era lo que sobrevendría luego de recuperar nuestro territorio ocupado.


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Diario de Malvinas: “Si caigo herido, ayúdeme a morir sin sufrimiento”