Escribe: Carlos E. Viana (Sustraído de «El Informador Público»)
“Los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo”. Jorge Santayana.
Un acto de arrojo
El Subalférez de la Gendarmería Nacional, Emmanuel Echazú, se lanzó al frente de sus hombres, en defensa de la soberanía nacional, cuando el grupo violento de Pu Lof mapuche había cortado la estratégica ruta 40, que corre recostada sobre la cordillera, que venciera San Martín y hasta que llevó nuestras fronteras en el sur el General Roca.
Cumpliendo con una orden de un Juez Federal, el Subalférez se adelantó corajudamente, en medio de una lluvia de piedras lanzadas por el grupo terrorista y recibió una grave herida con fractura en un pómulo. En una nación con honor habría sido condecorado; aquí esta sospechado de la muerte, aún no esclarecida, de Santiago Maldonado, quien había cortado la ruta con los mapuches y estaba parando en su toldería. Este movimiento según un ministro chileno es apoyado por las FARC.
La Patria Traicionada
Los indígenas reclaman la soberanía territorial, es decir, cortar la Argentina en dos por la Patagonia para establecer el reino de su antepasado Cafullcurá, que había invadido el territorio nacional, cometiendo el genocidio de los indígenas originarios, los Tehuelches, tras asesinar a más de dos mil argentinos entre soldados y gauchos y, además, tomando cientos de cautivas y asesinando a bolazos a muchos bebés.
Un ciudadano argentino, Santiago Maldonado, colaboró en el corte y convivió con ellos en el campo tomado ilegalmente, el que ellos reivindican como territorio mapuche.
El artículo 119 de Constitución Nacional dice: “La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro”.
No se sabe, en los momentos en que escribo, cómo murió Santiago Maldonado, pero haya sido de la forma que fuere el hecho de que él “se unió a nuestros enemigos y les prestó ayuda” es innegable.
Sólo personas carentes de patriotismo pueden hacer la apología de Santiago Maldonado, más allá que lamentemos todos la pérdida de una vida humana.
Lo cierto es que ese sector que apoyó el asesinato del Fiscal Nisman, el acuerdo ignominioso con Irán y que quiere envenenar en las aulas la mente de nuestros niños son los que intentan realzar la imagen de este joven, que apoyó a los enemigos de Argentina.
El héroe no es Maldonado, es Echazú, ahora atacado y sospechado, no ya por los conocidos periodistas afines al terrorismo sino por otros que le temen al ataque de los supuestos organismos de derechos humanos. A ellos les han instalado el miedo y la cobardía política que criticara Kennedy. Tienen miedo de decir la verdad; se inclinan por lo sostenido por ese sector que desfigura la verdad. Un periodista no puede ser cobarde. Hay excepciones, pero en general están aterrorizados por la mentira impuesta.
La Nación tiene un nuevo héroe
Aquí hay un héroe y es el Subalférez Emmanuel Echazú, que no es ni drogadicto, ni vagabundo y que vive en una zona agreste defendiendo nuestra soberanía nacional.
Subalférez Emmanuel Echazú, no estás solo. En este país lleno de traidores y cobardes, muchos argentinos sentimos como vos. Cumpliste con tu juramento de defender la Patria hasta perder la vida y podrías haberla perdido. Desde la historia, nuestros próceres te miran con orgullo.