Escribe: David Rey

A Juan José Gómez Centurión nunca lo empantanó la turba malvinense. Al igual que la gran mayoría de los que fueron a defender con la propia vida la soberanía de este país, sus convicciones resplandecen firmes e incólumes como el primer día que pisó las islas: Dios, Patria y Familia.

NOS, el frente político que representa, no sólo significa la primera palabra del preámbulo de nuestra Constitución sino también, por extensión, aquel profundo meollo de valores que nos llevó alguna vez a ser la séptima potencia y el país más alfabetizado de la Tierra.

Eligió la ciudad de La Plata para refrendar su postulación a presidente de Argentina, y quizá por su frente haya soplado el mismo hálito frío que cuando comprobó la superioridad del enemigo inglés. Hoy, por cierto, la adversidad es bien distinta y bien variada, pero si no lo achicó la propia OTAN… ¿qué lo podría detener ahora?

Por su participación en la Guerra de Malvinas recibió la Cruz al Heroico Valor en Combate, la máxima condecoración que puede recibir un militar. Pero esto parece no haberlo conformado. Hoy, máximo referente de la única fuerza política cien por ciento «anti-abortista», tiene como meta recibir un reconocimiento un tanto más singular: ser elegido por los argentinos para conducir este país hacia aquel norte del cual nos hemos distraído durante mucho tiempo.

Para ello, su armas no son el fusil ni las municiones, sino una conversación amena, franca y sumamente pragmática: no se las anda con empaques ideológicos de ninguna naturaleza al momento de estipular qué es lo que correspondería hacer. No quiere ser el presidente de un partido que gobierne un país de cara a la próxima elección; quiere ser el presidente de una nación que trabaje para la próxima generación.

«Todas las deudas vienen «con cola»», dijo, «Cristina le pidió plata a los chinos y ahora tenemos una base china en la Patagonia usufructuando nuestra soberanía; Macri fue al FMI, y nos metieron la agenda del aborto». A quien todas las noches duerme con el recuerdo de haber peleado en Malvinas, no le podemos negar que su preocupación es tan honesta como desesperada. Acaso el país que ama como la Nación que aprendió a servir, cada día, pasen los gobiernos que pasen, da un paso más hacia el abismo.

Cuando lo entrevisté en mi programa Periodismo> para periodistas… ON THE RADIO!, me dijo: «A mí ya me da vergüenza explicar lo mismo. Muchos dicen que «para qué queremos Fuerzas Armadas si no nos vamos a pelear con nadie». Es que justamente las Fuerzas Armadas son para no tener que pelearnos con nadie«.

Ocioso resulta que yo insista, entonces, con la ilustración de un perfil humano que puede reconocerse mejor en sus propias expresiones. Por ello que invito a escuchar la entrevista que le realicé o, bien, a leer la transcripción de los principales pasajes de la misma. Todo a continuación:


La política, los políticos

Cuando algo se hace mal, lo mejor es hacerlo uno. A toda la gente que no quiere participar de la política, yo les digo: «Si vos te despreocupás de la política, los políticos se ocupan de tus cosas».

La dirigencia política argentina ha perdido los valores fundacionales de este país, ha comprado agendas ajenas, ha endeudado. Tienen una estructura de funcionamiento del gasto político y del gasto de la administración pública que es insostenible tanto para el ciudadano como para el empresario. Este modelo genera una crisis cada siete u ocho años que pone a medio millón de personas detrás de la línea de pobreza. Argentina no tiene un problema económico, Argentina tiene un problema dirigencial. Lo que pone en duda sistemáticamente la estabilidad económica es la política.

Un senador con treinta asesores… es un gasto absolutamente improductivo.

La inflación

El 50 por ciento de las cosas que compramos… son impuestos. El aumento de los servicios como la luz o el gas más que un «tarifazo» es un «impuestazo»; el 50 por ciento son impuestos. El Estado es el que genera inflación.

En la década del treinta, cuando éramos la quinta economía del mundo, la Casa de Gobierno tenía 280 empleados. Hoy tiene más de 2500. ¿Este país se volvió loco?

En la época de mi abuelo, el Estado Argentino daba una educación de altísima calidad, gratuita y obligatoria, asistencia sanitaria de primer nivel, tenía un organismo de seguridad interior que realmente cuidaba al ciudadano, tenía moneda, tenía relaciones exteriores, tenía energía nuclear, siderurgia, industria pesada, petróleo… Ese Estado le salía a mi abuelo el 25 por ciento de sus ingresos. Ese Estado hoy se duplicó, ese Estado donde no se puede jugar una final de fútbol en Núñez -porque la barra brava no lo permite-, donde te matan en la calle, que no tiene salud pública, que no tiene educación de calidad… Bueno, ese Estado cuesta el 52 por ciento de tus ingresos. Esa brecha entre el 25 de tu abuelo y el 52 actual, es la Argentina de la pobreza. Lo que antes decidía tu abuelo con los impuestos que pagaba, ahora lo decide un burócrata.

Argentina endeudada

El presidente Macri vive repitiendo que «vamos por el camino correcto». ¡Lógico…! Es el camino correcto para ir a Uganda.

Todas las deudas vienen «con cola». Cristina cuando fue y pidió plata a China, nos dejaron una base tecnológica china en la Patagonia, usufructuando nuestra soberanía. Y el presidente Macri cuando fue al Fondo Monetario Internacional… nos metieron la agenda del aborto. No sólo que le debemos plata sino que además tenemos que hacer lo que nos dicen.

La historia nos está pidiendo que hagamos una planificación racional de recursos y que pongamos a funcionar la Argentina para nuestros nietos. Nos vienen a decir que esto es difícil. Argentina ya hizo todas las cosas difíciles, el Cruce de los Andes, llegó hasta Ecuador, ocupó todo su territorio, fue la quinta economía del mundo, hizo todo lo difícil.

Inseguridad y narcotráfico

En Argentina hay una figura clara: delito hiperorganizado – Estado desorganizado. La única forma de combatir al narcotráfico es con inteligencia criminal (no podemos pretender llevar una guerra contra el narcotráfico de nivel parando gente en las esquinas; con controles, no se combate). Hace cuatro años que nuestro organismo de inteligencia criminal está vacante.

Nos quieren hacer creer que la banda de Los Monos son el cartel de Medellín. Cuando los extranjeros ven el fenómeno del narcotráfico en Argentina se preguntan «¿por qué no hay carteles más grandes?». Y esto ocurre porque el rol del cartel lo han cubierto los gobiernos. Por ejemplo, cuando analizamos a Los Monos, resulta que están presos por homicidio; no tienen una causa penal-federal en orden a combatir el narcotráfico.

El aborto… y los jueces

Respecto del fallo que condenó al doctor Rodríguez Lastra (el médico que salvó las dos vidas en Cipolletti) yo haría, si fuera presidente, un pedido de jury y juicio político, inmediato, al juez y al fiscal, quienes pretenden aplicar un protocolo que no existe. A Rodríguez Lastra lo tendrían que haber premiado con el Premio Nobel de la Paz. Salvó a la madre, salvó al bebé, se pudo entregar en adopción y final feliz para todo el mundo… menos para los abortistas.

No sólo tenemos que ir al parlamento a evitar que salga la ley del aborto sino también a bajar, provincia por provincia, los protocolos. Son ilegales.

Los jueces de la Corte, a través de un fallo puntual (que tiene nombre y apellido y en una circunstancia específica) no pueden, con eso, construir un protocolo y hacer una ley. Los jueces «protocoleros» tienen que ser objeto de jury.

El Ministerio de Defensa y las FF. AA.

Lo que ha dicho el Ministro de Defensa, Oscar Aguad, es totalmente incomprensible, como lo es también que no entienda cuál es su rol. Que un ministro, ignorante sobre un tema de defensa, ni siquiera espere que se expidan las comisiones correspondientes para dar una opinión sobre el tema… No puedo creer que su opinión se sustente en juzgar a los tripulantes del Ara San Juan. Es increíble. Yo no he visto una cosa así en mi vida. He visto ministros de defensas inoperantes, pero no he visto este nivel de falta de criterio y de sentido común para manejar los temas que tienen que ver con la vida y con la muerte de las personas de la fuerza que está conduciendo. No tiene la menor competencia para ese puesto, ni la menor competencia moral para conducir a las fuerzas.

Las naciones tienen dos modelos grandes de seguros para asegurar su continuidad histórica, es decir, asegurarnos de que nuestros bisnietos van a seguir siendo tan argentinos como nuestros abuelos. Por un lado, tenemos las relaciones exteriores; es decir, cuando un país se proyecta al exterior y genera un marco de alianzas estables en el tiempo que le hace mucho más difícil a cualquier país venir por esta nación, ya que uno tiene aliados. El otro sistema de seguro es la defensa. Algunos preguntan: «¿Para qué queremos defensas si no nos vamos a pelear con nadie?», pero en realidad un país tiene defensa para no pelearse y no para pelearse.

Las relaciones exteriores las hemos destruido en cuarenta años. Hemos pasado de las «relaciones carnales» con los Estados Unidos a ser los mejores amigos de Irán. En este mismo sentido, también hemos destruido a las Fuerzas Armadas.

El rol del presidente Macri, respecto de las Fuerzas Armadas, ha sido desastroso. Continuó la política del kirchnerismo con la misma visión de que las Fuerzas Armadas “no tienen sentido”, de que no sirven. Mandó a 200 tipos a la frontera, sin competencia y sin ningún tipo de capacidad de actuar, para que releven a los gendarmes… y a los gendarmes los tenemos en el conurbano abriendo y cerrando la barrera del tren.

En 2015 un grupo de 150 profesionales en el área en la Fundación Pensar presentamos un plan con un proceso de reestructuración de las FF. AA. a 50 años y no se hizo absolutamente nada, no hubo ningún proyecto renovador. El único proyecto que hubo con Fabricaciones Militares fue fabricar y ensamblar las pistolas Beretta, que tampoco prosperó… Una fábrica que produjo ametralladoras, fusiles de asalto, pistolas. Ése es un patrimonio del que no se puede volver atrás. Lo que se hizo con el astillero Río Santiago en los últimos 20 años, que fabricó más de 500 buques mercantes para la Argentina, fabricó dos fragatas Meko, y ahora tiene dos buques tanque de Venezuela hace 10 años ahí, en dique seco. Esas cosas hay que revertirlas. Cuando fabricábamos las fragatas Meko, los colombianos, los chilenos no fabricaban ni un bote chinchorro. En el 2010 Colombia, Argentina y Chile compraron los planos de un modelo de barco francés muy bueno para el patrullaje del litoral marítimo para el control de pesca. Chile ya fabricó siete, Colombia fabricó cinco y Argentina fabricó… cero. Un país que fabricaba fragatas misilísticas. Una destrucción sistemática de las Fuerzas Armadas.

Después de ocho años de inversión estamos tratando de poner a funcionar el Belgrano Cargas a una velocidad que es un tercio de lo que lo hacían funcionar nuestros abuelos. Todo esto debido a una conducción política realmente desopilante. Las naciones van encontrando las herramientas que necesitan para resolver cada uno de sus problemas. En este sentido, yo creo que el presidente Donald Trump está solucionando los problemas de los «redneck» en los Estados Unidos, que eran los que producían, pagaban la olla y pagaban los impuestos. Pienso que el presidente Jair Bolsonaro está claramente invirtiendo en este momento –en el pico más bajo de su popularidad- su capital político, haciendo lo que tiene que hacer para obtener los réditos en cuatro años y no ahora. Ésa tiene que ser nuestra visión: votar a nuestros políticos para que hagan las cosas que prometieron hacer. Hay que gobernar para la próxima generación, no para la próxima elección.


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