
Escribe: David Rey
“Los inocularon con algo que lo único que va a hacer es provocarles más daño”. Así lo resumió la doctora Viviana Lens, médica geriatra radicada en Río Grande, Tierra del Fuego, “la isla” donde el mundo se termina. El caso es que, para ella, antes de que las llamadas vacunas comenzaran a aplicarse sin ninguna compasión, se preparó todo un terreno tendiente a tornar más vulnerable la salud de los adultos mayores. “Se actuó al revés. No se cuidó a la población más frágil, sino al contrario”, dijo. En fin, si hubo pandemia… el remedio fue enfermar antes que curar.
“Meses enteros, con detención domiciliaria, sin que los adultos mayores tuvieran la contención familiar fue una locura. La cuarentena generó mucha depresión, angustia, miedo, todo lo cual llevó al desarrollo de enfermedades. Deshidratación, desnutrición, infecciones, pérdida de masa muscular, inmovilidad, escaras y demás afecciones de la piel…”, redunda Lens a sabiendas de que podría seguir con la lista hasta mañana. De modo que prefiere redondear de un plumazo: “Te hablo desde la óptica de una humilde médica que ve pacientes, es decir, que toca, que revisa, que escucha…Se perdió la humanidad: escuchar al paciente”.
“En un principio yo creí en todo esto: usaba el barbijo, incluso hasta me puse una máscara. Y bueno… después se me fueron cayendo las fichas y me fui para el otro lado”, confió a DAVIDREY.com.ar. Hoy la doctora Lens tiene para hacer dulces, pero con cosas amargas: “Ocurrió que fueron al médico, se los atendió vestidos de astronautas, no se los revisó ni escuchó, les infundieron miedo. Y claro que se iban a inmunodeprimir… Y claro que mucha gente terminó muriéndose”.

Y ahora, el tiro de gracia: la “vacuna”
Como tantos profesionales, la médica fueguina es testigo no solo de un incremento de patologías a tratar en el consultorio sino, además, de un agravamiento de los síntomas en aquellas personas que fueron inoculadas contra el supuesto coronavirus. Pero esto no es todo, ya que, según confió a este medio, la doctora afirmó que esta ola de dolencias es resistente a los medicamentos convencionales. Lo que antes te quitaba el dolor de cabeza, ahora no te hace ni cosquillas.
“Los inocularon con algo que lo único que va a hacer es provocar más daño en lugar de proveer buena salud y bienestar”, dijo. Y ahondó: “Desde que comenzó la inoculación estoy notando en pacientes que, por ejemplo, tenían dolores por artritis, ahora la medicación ni siquiera actúa. Son dolores muy fuertes en donde incluso hay que recurrir a medicación con opioides. Los dolores se han vuelto exacerbados, desde dolores de rodilla a columna”.
Por otro lado, la médica hizo hincapié en el herpes zóster (culebrilla) y la psoriasis, cuya aparición o reaparición se ha dado de modo tan inusual y virulento como tenaz al tratamiento, a tal punto que ella mismo debió resignadamente enviar un paciente donde siempre atiende Dios, es decir, a Buenos Aires. “Se me habían quemado los libros. Le di toda la medicación que tenía que darle, le hice ozonoterapia, y lo tuve que derivar por el dolor”, indicó a DAVIDREY.com.ar
El colmo de los colmos… de los colmos. Y el ESAVI
El panorama actual resumido en una sola frase, tal como lo precisó la doctora Lens (vean la entrevista, si no me creen): “Conozco el caso de una colega de Ushuaia donde ella misma le dijo a un paciente que la psoriasis exacerbada [que presentaba] se debía a un efecto adverso de la vacuna. Pero, ¿qué pasó…? Ella no informó sobre el mismo y, por si fuera poco, le recomendó al enfermo que se pusiera la otra dosis”. Pero su sorpresa no termina acá.
“Los efectos adversos no se están subiendo al ESAVI (un formulario online oficial para notificar eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización), y yo, todas las veces que los he cargado, no he tenido ninguna respuesta del Ministerio de Salud de la Nación”, afirmó Lens. Claro, pues, que luego los medios de (des)información han de despreciar la cantidad de casos de “pacientes con insuficiencia cardíaca, insuficiencia respiratoria, arritmia, dermatitis, trombosis”, etcétera, ¡si no solo que los médicos no los registran, sino que además el mismo gobierno no da bolilla a los que sí lo hacen! ¿No será, acaso, que los mismos médicos que recomendaron la experimental sustancia ahora evitan hacerse cargo de los daños que causaron al tiempo que el mismo gobierno que impuso “el protocolo” ahora se lava las manos con alcohol en gel?

A los médicos, sin anestesia
“Muchos pacientes buscan médicos alternativos, los ‘despiertos’, porque están viendo que del otro lado es un desastre”, aseguró la doctora Lens. “La mayoría de los médicos son cerrados y estructurados, no salen del librito. Si los sacás de ese eje, se pierden. Hay mucha ignorancia, mucha comodidad y, seguramente, algún beneficio. Yo, justamente, me salí del sistema para ser libre”.
“Los médicos ahora van a tener muchos más pacientes”, redundó, “así que los colegas tienen que ponerse contentos porque ahora sí que se les va a venir la noche y van a tener que trabajar el doble. Esto que está pasando es por lo que ellos indicaron, y ahora se van a venir las complicaciones. Los cardiólogos, los neurólogos y los oncólogos deben estar a full”.
Pero la doctora no es condescendiente ni con los que piensan como ella pero que prefieren guardar silencio, ya sea por cobardía como para no perder sus trabajos. “Me dan mucha pena. Es cierto que tienen que cuidar el trabajo, que tienen una familia… Pero tenemos que pensar que acá se nos va nuestra vida y corre riesgo la vida de nuestros hijos. Los médicos deberían replantearse qué más podemos hacer. Si somos muchos, no nos van a poder parar”.
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