Escribe: David Rey
Nuestro único corresponsal de guerra en Malvinas, Nicolás Kasanzew, supo decir de Enrique Stel: «Tuve el honor de conocerlo y tratarlo durante la Guerra Austral. Me impresionó particularmente su religiosidad, su rectitud, su sentido del honor. Un hombre así jamás hubiera obedecido una orden aberrante» (1).
Según Kasanzew, el teniente primero Enrique Stel era «el blanco predilecto» de los ingleses ya que estaba encargado de las radiocomunicaciones, por lo que el enemigo lo detectaba «tan pronto comenzaba a transmitir y le enderezaban una lluvia de proyectiles». Tras la rendición argentina, durante un mes Stel fue prisionero de los ingleses en las mismas Islas Malvinas que supo recuperar y donde su misma tropa, incluso, llegó a darlo por muerto.
Para Stel, entonces, el combate nunca terminó. Malvinas dejó una llaga en su alma que, como en tantos otros valerosos soldados argentinos, lejos de calmarse fue poniéndose más roja con el tiempo. Especializado tras la Guerra en Derecho Humanitario, Stel volvió a la línea de fuego nada menos que como Casco Azul en Yugoslavia.
Su esposa, Carina Faur, supo reflejar en DAVIDREY.com.ar: «En Zagreb vivió el bombardeo del año 1995, enfrentó la presión de los serbios cuando custodiaba los convoyes humanitarios del ACNUR y del ACNUDH que intentaban llegar a la población civil sitiada en Bosnia Herzegovina… Sus acciones humanitarias le valieron tres condecoraciones por sus servicios a la paz de Naciones Unidas».
Enrique Stel: ayer Héroe de Guerra, hoy… procesado en prisión
El caso es que las guerras solo tienen un final para aquellos que las miran desde lejos. Si, pues, una guerra es desde ya un «hecho irracional», para quien ha estado involucrado en ellas no menos irracionales resultan los presuntos tiempos de paz. Que alguien se anime a negárselo a Enrique Stel, quien tras haber sido prisionero de los ingleses… hoy lo es pero de los propios argentinos.
Volvemos a la pluma de Kasanzew: «Su ascenso al grado de coronel requirió la aprobación de la Comisión de Acuerdos del Senado de la Nación, cuyos integrantes solicitaron información al CELS, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo y a la Organización HIJOS, entre otras organizaciones de parecida naturaleza: ninguna formuló objeciones de ningún tipo».
Resulta sumamente curioso que hoy lo procesen por «crímenes de lesa humanidad» aquellas mismas instituciones que reconocieron su trayectoria, que lo ascendieron a coronel y que encomendaron sus servicios nada menos que al extranjero. Si, por caso, Stel fuera el «genocida» que hoy plantean, pues por genocidas también debieran penar quienes lo convalidaron nada menos que con variados honores. Pero es la misma historia de siempre, y por la que en Argentina ya hay más de 2 mil Presos Políticos: si en el pasado usaron a los militares para barrer con la amenaza terrorista, hoy los usan descaradamente como chivos expiatorios para cargar sobre ellos toda la culpa y toda la irresponsabilidad de una generación dirigencial tan corrupta como hipócrita. La misma que fue de rodillas a pedirlos en los cuarteles y la misma que aplaudió la Guerra de Malvinas (al punto de impedirles el regreso a los soldados apenas recuperadas las Islas, tal era el plan original); en fin, la misma dirigencia que los obligó a la guerra es hoy exactamente la misma que los condena por haberla dado, es decir, por haber tenido el coraje y el valor que ellos solo pudieron envidiar desde sus oficinas, mítines o comités.
«A Enrique le aplican un derecho penal de autor», explica su esposa a DAVIDREY.com.ar. «Está preso por ‘ser’ y no por ‘hacer'». Y completa: «Cómo se concibe que una persona recién en el año 2014 diga, por primera vez, que fue secuestrada, torturada y luego liberada en el año 76. ¿Por qué no lo denunció en el 82? Hay testimonios muy genéricos. Dicen que «me secuestró una persona, encapuchada, no puedo saber quién era, pero eran del Ejército Argentino». Es decir, no pueden saber quiénes eran, pero eran del Ejército Argentino».
En fin, TODA GUERRA ES POLÍTICA. Ya sea por dominio territorial, comercial o ideológico. Toda maldita guerra es política, ya sea justa o injusta, pero es política. La decide el poder político, pero la ejecutan los soldados. La inventan políticos, la lleva a cabo «la reserva moral de la Patria».
¿Por qué está preso el Veterano Enrique Stel? ¿Justicia…. o ensañamiento?
Hoy Enrique Stel está detenido sola y exclusivamente por haber estado destinado hace 40 años, cuando apenas era un subteniente del arma de Comunicaciones, a desempeñarse como jefe de sección de la Compañía Alámbrica del Batallón de Comunicaciones 181. Ningún testigo dijo su nombre, nadie lo acusó directamente a él. «Como no hay un responsable, los responsables son todos», confió Carina Faur a este medio. Tenía solo 20 años, entonces, y era una persona con mucho menos poder de decisión que un juez de faltas y mucha menos injerencia que un político; pero hoy el que está preso es él.
Posiblemente la llaga del destino ardió en Stel mucho antes de Malvinas. La política le presentó un enemigo vernáculo, connacional, fruto de las luchas intestinas por detentar el poder; resumidamente, el peronismo se quiso sacar de encima a la «juventud maravillosa», a quien primero combatió ilegalmente con la Triple A y luego con decretos de aniquilamiento ordenados por el Poder Ejecutivo. Hoy, por caso, nadie está preso por ser un «peronista» o un «montonero» al servicio de espurios intereses, pero sí lo está Stel por haber sido un soldado al servicio del país.
Hoy hablan, pues, de «guerra sucia». Toda guerra es sucia, porque toda guerra es política. Que alguien se lo diga a Stel, que hace tres años está «preventivamente» preso nada menos que por la guerra que armaron y ordenaron los otros. Los otros, precisamente los que hoy deciden que Stel, junto con 2 mil Presos Políticos más (400 ya en calidad de mártires) estén ilegalmente detenidos por delitos de «lesa humanidad». Que le digan a Stel, al soldado argentino, al combatiente de Malvinas, al prisionero de los ingleses, al actual prisionero de los argentinos… que fue una «guerra sucia».
¿Cómo no ha de ser sucia «esa» guerra… si los forajidos que la iniciaron hoy se pasean por televisión y los soldados que pusieron su alma en el fuego hoy se mueren en prisión?
(1) – El Malvinense. «Cárcel sin motivo para Héroe de Malvinas», Nicolás Kasanzew.