¿Por qué «escrachan» a Carlos Sfulcini?

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Escribe: David Rey

www.DAVIDREY.com.ar entrevistó al exPreso Político Carlos Sfulcini para charlar respecto de la persecución y del hostigamiento que padecen actualmente, tanto él como su familia, por parte de «grupos seudo humanistas y neosubversivos», tal como él mismo los dio en llamar.

Completó la charla el doctor Gonzalo Pablo Miño, abogado de Presos Políticos Argentinos y actual representante del señor Sfulcini, y quien acaba de denunciar ante la justicia rosarina «un acto que roza la intimidación pública y el delito de daño».

Miño aseguró que «si a mí se me ocurriera hacer un escrache contra un organismo de DD.HH. o al estudio jurídico de uno de sus abogados… lo más probable es que yo termine preso (…) La Justicia, ante el anoticiamiento de la posible comisión de un hecho ilícito, debería haber actuado preservando los bienes, disponer de un cordón policial y citar a las personas que yo denuncié con nombre y apellido, entre las que hay abogados «irrespetuosos» de la ley».

«Lo hacen», señaló Sfulcini, «porque no están conformes con el fallo de la Justicia. Ellos aplauden cuando la justicia les resulta favorable, y la repudian cuando es adversa. «Ellos» son las distintas organizaciones de seudo derechos humanos; así los llamo yo porque solamente miran una parte de los mismos. Otro término que repito es el de «neosubversivos», porque quien no acata a la justicia está subviertiendo el sistema».

Así comenzaron a organizar el «escrache» contra Sfulcini.

Carlos Sfulcini, expersonal civil de Ejército, fue condenado a una pena de prisión de 20 años por delitos de Lesa Humanidad, fallo que el doctor Miño logró invalidar y reducir su condena a 6, es decir, al tiempo que el imputado ya llevaba detenido, por lo que el mismo recuperó automáticamente su libertad.

«Tendría que haber sido absuelto», detalló Miño. «La condena de 20 años era ridícula. Se demostró que Carlos Sfulcini era inocente y que la condena fue un fallo político«.

Si bien el «escrache» lo llevan a cabo agrupaciones de Derechos Humanos, Sfulcini no descartó que «ven que el negocio se le está terminando y buscan de cualquier manera que esto siga. Quiénes están detrás de todo esto son aquella gente que está en la política y que necesitan hacer cierto ruido para ser reelegidos y para mantener su nivel de vida».

«El escarche».

Por su parte, el doctor Miño enfatizó con que «ellos buscan exponer su bronca, su resentimiento y su odio porque la Justicia empieza a ser justa. Están perdiendo el poder y la impunidad que tuvieron durante 12 años, y sienten que gracias al cambio del gobierno hoy la defensa, la fiscalía y la querella están todas en un pie de igualdad. Estos hechos son para demostrar la bronca de haber perdido el poder que tuvieron durante 12 años«.

En este sentido, puntualizó que «el nuevo gobierno levantó «la pata del pecho» de los jueces y evitar la presión. Hoy los jueces comienzan a decidir por sus propios medios«.

Aunque, seguidamente, se percató de que el fiscal «militante» Adolfo Villate otra vez está a la carga de Sfulcini, a quien intenta volver a involucrar con hechos de asociación ilícita pertinentes a los años 70. «El fical Villate integra el Movimiento Evita (uno de los organizadores del ‘escrache’). En su desesperación, ya que no puede concebir en su mente ideologizada que una persona haya sido absuelta en un juicio, intenta volverlo a meter en una causa. Lo vamos a denunciar. Y lo que es peor… lo hace a través de pruebas falsas. Esto nos demuestra cómo se concatena el escrache con el ministerio público fiscal«.

MI OPINIÓN

Karl Marx, uno de los más destacados fetiches o gurúes espirituales de estos grupúsculos irreverentes, como de los políticos que se llenan los bolsillos a expensas de un socialismo que apenas husmearon en planfletos accidentales, supo sellar para la posteridad que «la historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa».

Debemos reconocerles que son, pues, unos grandes repetidores de la ya muchas veces revalidada historia. Unos farsantes, pues. Incluso tanto han repetido esta farsa «escrachadora» que hasta la han terminado por desgastar, tornándola opaca, grotesca, propiamente vergonzosa, como una camisa que de tanto uso no sirve ni para usarla de entrecasa.

Por lo general, el «escrache» sería un artilugio ciudadano para reprobar, molestar, advertir o dejar en evidencia a aquellas personas – políticos, militares, referentes – que han logrado sortear los requerimientos de la Justicia y, por lo tanto, gozan de impunidad. Es lo último que le queda a la ciudadanía… ante un hecho acabado de injusticia.

La historia, entonces, no sólo que se repite: sino que también se da vuelta, y por eso hoy llegamos al extremo de presenciar un alardeado «escrache» donde un minoritario grupo de saltimbanquis proyecta una función circense, precisamente, para repudiar el mismo dictamen de la Justicia… con total impunidad.

Carlos Sfulcini, libre: «Ser un Preso Político me sirvió para madurar y crecer interiormente»

El dato no es menor, puesto que la sola mención de «escrache», por culpa de estos inadaptados, queda reducida a un absurdo infantil, a otra «hora del odio» con el cual alegran sus enfermos corazones. La herramienta que, dado el caso, serviría para denunciar una injusticia… es hoy, pues, un arma oxidada que usan para intimidar, amenazar, hostigar, perseguir, manipular y presionar más a la población en sí que al objetivo en cuestión.

En fin, la historia se repite. Y, sinceramente, la época del 70 – con su «juventud maravillosa», sus «jóvenes soñadores» y su «revolución socialista» – vive resucitándose en los espíritus de miles de personas. Primero como tragedia, luego como farsa. En rigor, aquellos, los de ayer, (nos guste o no) fueron soldados y pelearon por sus ideas; estos, los de hoy, son unos payasos, y no saben por qué pelean.