
Escribe: Nicolás Ponsiglione (*)
«En cuestiones de ciencia, la autoridad de miles no vale más que el humilde razonamiento de un único individuo». GALILEO GALILEI. Científico y filósofo italiano juzgado y silenciado por la Inquisición.
Pocos son los que saben que los llamados «fact-checkers» (chequeado.com, maldita.es, newtral, animal político, entre otros) no son organizaciones libres y desinteresadas, como quieren hacernos creer, sino que todas ellas están financiadas por grupos de poder específicos y con intereses puntuales. Menos aun son los que saben que los fact-checkers mienten constantemente. Y que lo hacen «sin querer queriendo».
Casualmente los propulsores y financistas de estas entidades de divulgación de la supuesta Verdad verdadera, son los mismos que buscan llevar a cabo sus agendas mundiales a despecho del resto de los mortales. Y velando siempre, por supuesto, por sus propios intereses y los de los sectores que ellos representan.
En Argentina, por ejemplo, chequeado.com recibió en 2020 un financiamiento total de $76.736.250 millones de pesos, entre cuyos financistas figura la mismísima ONU, junto con la Embajada Británica de Buenos Aires, la Embajada de los Estados Unidos, Facebook, Google, la International Fact-Checking Network, el globalista «Luminate Group», Ford Foundation, el mega empresario Eduardo Elsztain (considerado uno de los verdaderos dueños de la Argentina, quien participó en el Foro Económico Mundial en 2021), Grupo Clarín, multinacionales como Farmacity, Coca-Cola o Mc Donalds´s (Arcos Dorados), y ONG como Amnistía Internacional y Open Society (del lobbista George Soros), entre otros[1]. Los fact-checkers son una vasta red que tiene portales para cada uno de los países pero que funciona como una unidad que responde a intereses de lobbistas, grupos empresarios y sectores político-ideológicos bien definidos.
Demos un ejemplo para que se comprenda mejor. Uno de los financistas de cuanto fact-checker existe, como señalamos, es Google. Cualquier discurso, informe o nota periodística que llegue a cuestionar la eficacia de las vacunas es inmediatamente borrado del buscador de Google, así como debidamente desmentido por un fact-checker. Cuando alguien busca en Google para tratar de aclarar el particular, en primeros puestos aparecerán «mágicamente» las notas de los fact-checker con la línea de opinión y pensamiento que ellos quieren que tengas acerca del tema. Pues bien, la vacuna AstraZeneca de Oxford —que han enmarcado públicamente durante mucho tiempo como «sin fines de lucro»— tiene como desarrolladores en el Jenner Institute de Oxford a Sarah Gilbert y Adrian Hill, quienes poseen una empresa en la que se basa la tecnología de dicha vacuna, llamada «Vaccitech», y Google es uno de los principales inversores de ésta última. Además, el gobierno del Reino Unido también ha invertido en Vaccitech, esperando obtener ganancias con la vacuna de AstraZeneca, y ya mencionamos a la Embajada Británica (de Buenos Aires) como financista de Chequeado.com[2]. Este es tan solo un ejemplo de la circularidad de intereses que se ven entre los diversos actores.
Específicamente sobre el asunto de la pandemia de la covid19, el nivel de exacerbación con el que mienten sobre los asuntos por ellos «chequeados» es proporcional a la veracidad que posee la supuesta mentira develada. Claro está que no siempre es así, pero me resultó cómico observar la manera en que meten adrede sus agujas de mentiras en todo un pajar de verdades por ellos desmentidas. Tal es su estrategia. Primero se las ingenian para obtener credibilidad, luego usan sus plataformas para censurar de raíz cualquier información que no les convenga.
En otras palabras, estas organizaciones on-line pueden ser útiles para desmentir la divulgación de fake-news realmente mentirosas y peligrosas, como cuando se viraliza la noticia de que fulano se murió, cuando en realidad es falso. Pero seamos sinceros: ¿quién chequea a su vez a los chequeadores? ¿Y cómo pueden ellos chequearlo absolutamente todo, tanto las cosas triviales y fáciles de desmentir como cosas de enorme peso que ya dependen en gran parte de los intereses implicados para definir si son ciertas o no?
Con el asunto de la pandemia, del virus covid19 y de las vacunas han estado desde el inicio a la defensiva constante. Con el tiempo he notado que en estas temáticas específicamente, si algo es negado por un fact-checker, lo más probable es que sea verdad.
Tristemente, como era en el Medioevo, cada verdad molesta que sale a la luz siendo divulgada y que contradice el discurso considerado válido por las autoridades, inmediatamente cae bajo la lupa de los tribunales inquisitoriales, quienes toman en el acto las medidas de represalia pertinentes. Son el monopolio de la verdad.
Queda más que claro que los fact-chequers responden a intereses muy puntuales, y en lo respectivo al relato pandémico actúan como los celosos guardianes de la verdad oficial perpetrada por la OMS y compañía. Lo lamentable es que la mayoría de la gente cae en sus manejos. En las próximas dos notas daremos ejemplos concretos de su modus operandi.
La moraleja está en que no solo hay que cuidarse de las informaciones que nos llegan por las redes, verificando cuidadosamente su fuente y veracidad antes de viralizarla a su vez o de sacar conclusiones, sino que también hay que precaverse cuidadosamente de estos llamados «fact-checkers», pues está más que chequeado que ellos también desinforman, omiten, falsean y mienten todo el tiempo.
(Extracto del libro «El Relato Pandémico»).
(*) Escritor e investigador. Autor del libro «El Relato Pandémico». Conseguir su libro y ver entrevista al autor con clic aquí.
[1] https://chequeado.com/financiamiento/
[2] https://odysee.com/@BannedYouTubeVideos:4/DR-REINER-FUELLMICH-INTERVIEWS-WHITNEY-WEBB:3

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