Por Manucho Noya Quintana (*)
Dos fracciones de la barrabrava de Boca se enfrentaron a tiros. Luego de más de 80 disparos, combates con armas blancas y una policía que no sabía qué hacer, dos participantes de la contienda terminaron muertos y un número indeterminado resultó herido.
Acá no voy a hablar de la responsabilidad del gobierno ni de la de los clubes. Voy a hablar de la responsabilidad de los hinchas. Los que van a la cancha, pero no “pertenecen” a la barra.
Si vos sos uno de ellos, seguramente te vas a sentir ofendido cuando te diga que sos un idiota útil. Pero antes de empezar a insultarme, reflexioná sobre lo siguiente:
Domingo. Te levantás a las 10, prendés la tele, te cebás unos mates mientras le pegás una leída a los diarios. Se hace el mediodía, comés algo y salís para la cancha.
Si el partido es relativamente cerca de tu casa, vas caminando, pero si queda lejos lo más probable es que vayas en colectivo, tren o auto.
Si vas en auto, al llegar a la cancha te encontrás con un “trapito” que te indicará la tarifa por estacionar en la calle. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que le pagás? Sí, a la barra.
Mientras te acercás al estadio, ves un puestito que vende “gorro, vincha y bandera”. Te comprás un gorrito porque hace frío. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que le pagás? Sí, a la barra.
También puede pasar que fuiste a la cancha sin entrada, y cuando llegaste a la ventanilla ya no había ninguna a la venta. Entonces, le comprás una popular o una platea a un tipo que está parado a 2 metros de la ventanilla y que tiene un fajo de 50. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que le pagás? Sí, a la barra.
Bueno, ya está. Entraste a la cancha, te acomodás en la tribuna y arranca el partido. Mientras cantás para alentar a tu equipo (siguiendo los cantos que, ¿a que no sabés quién dirige?) se te va secando la garganta. Pasa el cocacolero, lo frenás y te tomás una coca aguada, sin gas y caliente a precio de champagne importado. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que le pagás? Sí, a la barra.
Entretiempo. Muerto de hambre, porque desde que saliste de tu casa ya pasaron como 4 horas, vas al puestito y le comprás al tipo que está ahí una hamburguesa por la misma plata que en tu casa te hacés un “alto guiso”. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que le pagás? Sí, a la barra.
Cuando volvés a tu lugar, o a otro, te encontrás con que hay unos muchachos que muy amablemente te piden que comprés una rifa para juntar plata para seguir al equipo en la Copa Interestelar. Ante la posibilidad de ganar un mega premio -como puede ser un CD grabado con los discursos de Perón-, pagás la módica suma de 50 pé, te dan un número de un talonario, lo guardás en el bolsillo aliviado porque no te cobraron 150, y ves cómo los simpáticos muchachones continúan su camino. ¿Sabés a dónde va a parar la plata que les pagaste? Sí, a la barra.
Sigue el partido, ganó o perdió tu equipo, volvés a tu casa. Te sentás en la compu y subís a FB un video que grabaste del momento en el que entró “la hinchada” o una foto del “trapo” que cubre toda la popu. ¿Sabés a quien estás difundiendo? Sí, a la barra.
Hasta acá, lo que le pagás más o menos “voluntariamente” a la barra. Así, rapidito, te cuento cómo le pagás en forma indirecta: los clubes le pagan a los barras, así que cuando le pagás cualquier cosa al club (cuota, camisetas, entradas legales), hay plata que va a los barras. Los jugadores le pagan a los barras. ¿Quién le paga a los jugadores? El club. Y volvemos a empezar.
¿Hay solución para esto?
Desgraciadamente, mientras el gobierno y los clubes no se pongan los pantalones largos (o los cortos y salgan a la cancha a ganar, no me decido cual de las dos figuras queda mejor), lo único que podés hacer es evitar de todas las formas posibles ser parte de la financiación de estos delincuentes que hacen que lo que debería ser puro entretenimiento se convierta en un negocio sucio.
No seas idiota útil.
El autor es propietario de la web Yo, Opinólogo