Escribe: Enrique Stell
Coronel VGM (R) y Preso Político Argentino.
1982 fue un año de revelaciones y sorpresas respecto de la conducción política chilena. Durante la Guerra de Malvinas se expuso con toda crueldad el verdadero sentir de “nuestros hermanos chilenos”, quienes resultaron ser unos traidores con todas las letras, por supuesto que en el nivel de su conducción política. Mucha sangre de militares y civiles argentinos se derramó en la turba malvinense o se disolvió en las aguas del Océano Atlántico por la actitud “imperdonable” de la dirigencia del país vecino.
Durante el conflicto de Malvinas, Chile, pese a declararse neutral, le ofreció al Reino Unido el uso de sus puertos, tareas de inteligencia, comunicaciones, transporte, cooperación logística, servicios de la Fuerza Aérea y Naval.
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Al comienzo eran suposiciones o evidencias no confirmadas por otras fuentes, pero con el transcurso de los años, poco a poco, tomaron estado público varios informes y publicaciones que comenzaron a brindar certeza y detalles del apoyo brindado por los chilenos a los británicos.
El 24 de enero de 1985, el diario “La Opinión” de Argentina transcribe el informe completo publicado en Londres por Duncan Campbell en la revista “News Statesment”.
Expresa, el periodista, que John Heath, Embajador británico en Chile, fue el coordinador de una serie de acuerdos “secretos” entre ambos países, que establecieron los siguientes puntos:
- El uso en Punta Arenas de una base aérea en el sur de Chile, para aviones espías de la Real Fuerza Aérea a los que se les pintaron insignias chilenas.
- El uso de Punta Arenas y otras áreas a fin de infiltrar grupos especiales de comandos (SAS) en la Argentina para realizar tareas de espionaje y destruir aviones argentinos.
- Intercambio completo de información e inteligencia, incluido el descifrado de códigos de señales argentinas, tareas realizadas por personal de inteligencia naval chilena.
El gobierno chileno obtuvo a cambio:
- Aviones Camberra de la Real Fuerza Aérea (RAF) usados en la operación secreta, que debían pasar a Chile cuando la guerra terminara.
- Una escuadrilla de aviones (RAF) Hawker de combate, la mayoría de los cuales fueron entregados a Chile cuando comenzó la Guerra de Malvinas.
- Apoyo para socavar las investigaciones de la ONU sobre los abusos chilenos contra los derechos humanos. Recordemos que Gran Bretaña se opuso a la redesignación de investigadores especiales de las Naciones Unidas para ser enviados a Chile.
- La suspensión de las restricciones británicas a Chile sobre ventas de armamentos. Los suministros durante 1982 incluyeron uranio enriquecido y la oferta del reactor nuclear británico Magnox.
28 años después, surgieron otras constancias con fundamentos de peso sobre lo relatado anteriormente.
En el “Diario Digital Guioteca”, del 22 de octubre de 2013, en el artículo titulado “La Polémica Ayuda de Chile a Inglaterra en la Guerra de Las Malvinas” se lee:
Guioteca. La polémica ayuda de Chile a Inglaterra en la Guerra de Malvinas. Argentina. 22 de octubre de 2013.
“Para graficar la buena relación que Pinochet logró con la «Dama de Hierro», Moore agrega que ‘en 1998 él fue detenido en Londres como resultado del intento de un juez español por extraditarlo y que se enfrentara a los cargos por crímenes como tortura y asesinato. Lady Thatcher protestó vehementemente contra este tratamiento (…). La famosa «Dama de Hierro» aseguraría en ese mismo momento que, sin la ayuda clave de Chile, la Guerra de Malvinas no hubiese sido fácil de ganar. ‘Tenemos una enorme deuda’, dijo Thatcher. Lord Edward Cecil Parkinson, ex miembro del gabinete de la primera ministra, también dijo posteriormente que Chile fue un aliado que prestó importante ayuda a su país durante el conflicto con Argentina. El mismo Parkinson aseguró que la decisión de Inglaterra de hundir el buque argentino ‘General Belgrano’ el 2 de mayo de 1982 se tomó con información de la Armada Argentina que fue interceptada por Chile y entregada al Reino Unido (…)”.
Si los hechos son como expresa Lord Edward Cecil Parkinson, lo menos que cabría es una profunda reflexión sobre las relaciones bilaterales, por cuanto muchos de los 323 muertos del Belgrano se deben a estos hechos desleales perpetrados por las autoridades chilenas de entonces y amerita mínimamente un pedido de disculpas públicas.
Pinochet viajó a Londres en 1998 por problemas de salud y durante su estadía fue detenido por Interpol porque la justicia española había solicitado su extradición para interrogarlo por la desaparición de ciudadanos españoles en Chile durante su gobierno.
Dentro de este contexto, tuvo lugar el último encuentro entre Pinochet y Thatcher, oportunidad en que la llamada «dama de hierro» agradeció a Pinochet su apoyo durante la guerra. Textualmente dijo: «Estoy feliz de que usted esté cómodo aquí. Sé lo mucho que le debemos por su ayuda en la guerra de las islas Falklands, por la información que nos entregó, las comunicaciones y también el refugio que usted le ofreció a cualquiera de nuestro miembros de la armada que quedara náufrago» (http://www.24horas.cl/internacional/margaret-thatcher-y-su-polemica-relacion-con-pinochet-592764)
El portal argentino TN recuerda que estas declaraciones de Thatcher fueron la confirmación casi oficial de la colaboración chilena en el conflicto bélico, algo que molestó bastante en el país vecino, habida cuenta de que Chile había declarado su neutralidad en 1982.
A principios del 2017, el Oficial de Inteligencia Británico Sidney Edwards dijo en un español no muy perfecto, pero claro y entendible, que “sin la ayuda de Chile, especialmente del General Matthei, el General Rodríguez y el General Pinochet, no íbamos a ganar la guerra, yo estoy 100 por cierto de eso”.
¿Pinochet condecorado por el Ejército Argentino?
Por si esto fuera poco, en febrero de 1993 se desató una fuerte polémica cuando el entonces Jefe del Estado Mayor General del Ejército, Teniente General Martín Antonio Balza, condecoró a Pinochet con la Orden de Mayo en el Grado de Gran Cruz, en Santiago de Chile, otorgándole la máxima distinción honorífica que otorga el Ejército Argentino. Sería una ingenuidad suponer que lo mismo no se llevó a cabo con la indispensable anuencia de, nada menos, el presidente argentino de entonces, es decir, Carlos Saul Menem.
Resulta imposible entender que un General, Veterano de la Guerra de Malvinas, condecore a quien ayudó a que mueran sus compatriotas en la guerra de la cual él mismo participó y en la que también pudo haber muerto como consecuencia de la ayuda chilena.
Si se pretende justificar la acción de Balza como lo hizo Menem, la única excusa saludable para el momento es que aún no existían constancias documentales fehacientes que dieran prueba de lo que todos comentábamos. Personalmente dudo, y mucho, que los Servicios de Inteligencia Argentinos ignorasen esta situación.
Carta al «traidor» General Balza: «Sabías lo que pasaba, y no dijiste nada»
Considero que después de las declaraciones públicas de Margaret Thatcher efectuadas en 1998, los gobiernos argentinos deberían haberle reclamado a Pinochet la devolución de la distinción por ser “indigno” de portarla y luego de su muerte en diciembre de 2006 los gobiernos argentinos deberían haberle reclamado la devolución de la mencionada condecoración a la familia o por lo menos documentar que había sido quitada por apoyar a los ingleses en una guerra que causó muchas muertes de civiles y militares de nacionalidad argentina. Nada de esto se ha hecho, parece ser que los políticos y militares argentinos también han perdido la sensibilidad respecto al honor y la dignidad, lo cual al día de hoy, para nada me extraña.
Continuará…