La nueva batalla de Elisa Carrió

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Escribe: David Rey

Otra vez Carrió. Otra vez dando que hablar. De hecho, la líder de la Coalición Cívica, Elisa “Lilita” Carrió, – la misma que hace poco explotó en los medios por decir que Santiago Maldonado podría estar en Chile y, una vez hallado, que su cuerpo podría haberse conservado en el frío agua como Walt Disney -, ahora sorprendió con nuevas declaraciones, aunque esta vez refiriéndose a las irregularidades en los llamados juicios de Lesa Humanidad.

La mujer resultó filmada en un acto de campaña, en Belgrano, anterior a las elecciones en donde – contra todos los pronósticos y pese a todas las críticas – resultó inapelablemente ganadora.  Según se desprende de las imágenes, “Lilita” señaló que espera contar con “el consenso necesario para ver juicios de revisión en los casos que no haya pruebas, porque realmente hay juicios donde no hay pruebas«. Seguidamente, disparó que “después de determinada edad, tu prisión es domiciliaria, y lo es en todos los casos”, tras lo que recibió un aplauso por parte del público.

Carrió, en tanto, no esquivó la responsabilidad que le pesa respecto del berenjenal actual de los años 70. “Yo soy la autora de la ley de nulidad de obediencia debida y punto final, pero nunca busqué la venganza”, sostuvo y, respecto de los actuales militares, policías y civiles detenidos por Lesa Humanidad, se apenó por “una sociedad que trata así a los ancianos”.

En fin, la doctora Carrió no dijo nada que no supiéramos. Pero lo importante es que lo haya dicho (¡que no esquive el asunto!), más allá de que haya pedido a la audiencia “no embarrar la cancha con este tema” durante la campaña política. Lo importante es que alguien se haya animado a consultarla sobre esta preocupación en particular y, más importante todavía, es que este controversial tema sea tenido en cuenta nada menos que por una de las más destacadas personalidades que conforman Cambiemos, precisamente la facción política que desplazó al kirchnerismo tras haber prometido “acabar con el curro de los DD.HH.”.

«Realmente hay juicios donde no hay pruebas».

“No son presos políticos”, expresó Carrió ante vecinos de Belgrano y Núñez, “son presos mal juzgados”, más allá de que en un par de ocasiones haya reparado en que sí hay quienes han sido bien enjuiciados. “Yo fui la autora de la nulidad de la obediencia debida y punto final porque yo creí que los culpables tenían que estar de un lado y las Fuerzas Armadas del otro”, indicó, para agregar de inmediato que “la verdad es que el kirchnerismo usó esto como venganza y no como justicia”.

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¿No son presos políticos?

Por múltiples razones la diputada Carrió no puede asumir como presos políticos a los más de dos mil militares, policías y civiles detenidos en el marco de los juicios de Lesa Humanidad (ya con más de 400 muertos en cautiverio). Pues, primeramente, en esta barbaridad degeneró (o evolucionó) su pretendida discriminación en las Fuerzas Armadas entre “buenos” y “malos”; acaso la exlíder del ARI ni nadie hicieron lo propio para también depurar a la política de montoneros, erpianos y peronistas con fecunda militancia dentro de organizaciones terroristas.

La sola injerencia de Carrió con “su” nulidad de algo circunscrito al resarcimiento de la vida militar como a los esfuerzos por pacificar el país plantea un panorama con más dudas que certezas. Jueces que otrora fueron combatientes montoneros hoy juzgan y condenan nada menos que a sus enemigos de antaño, testigos que cuarenta años después de los hechos aseguran reconocer a sus “secuestradores” por el perfume o por la voz, prisiones preventivas que exceden el máximo de dos años establecidos por la ley y que llegan a los quince, el propio Estatuto de Roma y su “lesa humanidad” adherido a nuestra Constitución después del año 2000 y aplicado de forma retroactiva, son solo algunas de las cuestiones que indudablemente llevan a la figura del preso político del que reniegan, precisamente, sus responsables. Pues, como vemos, no están presos por arbitrio de la justicia (vulnerada de pies a cabeza) sino por mera motivación política

Por otra parte, aceptar el concepto de “preso político” la llevaría inmediatamente a definir el gobierno que integra como al carcelero de los mismos, cosa que – por acción u omisión, directa o indirectamente – LO ES le pese a quien le pese. 

De todos modos, la nueva batalla de Carrió no debe menos que inspirarnos franco optimismo, pues si hay algo que siempre ha conseguido la legisladora es trascendencia, y no solo por cómo hace hablar a la prensa sino porque, muchas veces, la realidad nos ha llevado a recordar los pronósticos que hacía… cuando todo el mundo la consideraba errada o exagerada.

Hoy, gracias a Carrió, tenemos la posibilidad de animarnos a discutir sobre una cuestión que se consideraba «caso cerrado»; lo cual no es menor, ya que si una iniciativa suya (aunque desvirtuada) llevó con el tiempo al apresamiento de casi 2500 personas, posiblemente el día de mañana sean otros tantos los que tengan que sentarse a dar explicaciones de esta multimillonaria persecución en el banquillo de los acusados. Es que alguien, tarde o temprano, va a tener que pagar por todo el daño que se ha infringido a miles de familias argentinas.

En fin, que sean o no presos políticos no lo define quien aquí suscribe sino, precisamente, el accionar del gobierno nacional. Si no lo son, pues ahora – tras este nuevo sinceramiento de Carrió – que se empiece de una buena vez a presionar por la aplicación la ley como corresponde, es decir, con jueces imparciales, sin que ninguna garantía constitucional le sea negada a nadie y, lógicamente, concediendo prisión domiciliaria a mayores de 70 años, como se hace con todo el mundo… menos, justamente, con los Presos Políticos Argentinos.