Los emocionantes recuerdos de Esteban Tries, Veterano de la Guerra de Malvinas

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Corría, pues, otra emisión más del ya mítico programa de radio “La Caza de Kasanzew”, por radio Palermo (programa completo que se subscribe al final de esta nota). Esta vez, otro invitado de lujo.

¿Cuáles son los valores de Malvinas?, le preguntó el periodista y corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew a su invitado, el Veterano de Guerra Esteban Tries.

“Trabajo en equipo, liderazgo, compañerismo, pelear por el otro, compartir un pedazo de pan, rezar juntos, valorar la familia”.

De hecho, son los valores por los que el soldado Esteban Tries, al ver a su sargento Manuel Villegas gravemente herido de una bala en el estómago (cosa que increíblemente no le impidió seguir disparando al enemigo inglés hasta ser herido también en una mano), lejos de replegarse, junto con el soldado conscripto José Luis Cerezuela, dejaron de lado el fusil y enfrentaron el fuego enemigo para ir a rescatarlo.

Guarecidos tras de una roca, se produjo un diálogo bien especial entre Tries y su sargento. Trascribimos la descripción de Tries:

“Allí él me pide que yo le cuente a su familia como yo crea que fueran a sufrir menos que él se queda en el campo de batalla. Empezó a rezar un Padrenuestro, lo reza completo. Al recordar a su hija Silvana, de tres años, se pone a llorar; su sueño era volver y abrazarla. Me dijo, entonces: «Tries, yo no me pongo en héroe ni en boludo, pero esta herida que yo tengo en la panza, no aguanto más este dolor, estamos a ocho kilómetros del hospital. Pegame un tiro y hacete cargo del grupo»”. A lo que yo le dije: «Sargento, me hago cargo del grupo y nos tenemos que comer un asado todavía»”.

No sería, entonces, la primera vez que Tries le salvaría la vida a Villegas.

Entre Villegas y sus subordinados, apenas antes de iniciada la guerra, se había formulado una amistad que invitaba a cierta camaradería. Ha contado Tries que, incluso, llegó un momento en que le pidió al sargento Villegas “si lo podía tutear”. Con solamente 23 años (unos pocos más que Tries), el sargento Villegas se negó rotundamente a lo mismo: “Mire, me encantaría. Después de Malvinas nos vamos a poder tutear. Pero acá yo no puedo que ustedes sean mis amigos porque al momento del combate yo tengo que ordenar sin mirar a quien y a todos por igual”. Tries describiría así a su sargento: “Así fue siempre: enérgico, estricto, pero siempre encontraba una explicación para todas sus órdenes”.

Seguidamente, el entrevistado contó: “¡Nos ordenaban estar limpios en Malvinas! ¡No había agua, había que usar los charquitos! Pero… hoy le decimos «gracias», porque era la forma de mantener tu integridad, tu moral, estar preocupados porque un botón no se haya caído o cosértelo. Estar afeitado, estar peinado y estar higienizado dentro de lo que se podía”.

Manuel Villegas y Esteban Tries (Ph.: La Nación).

Otra de las anécdotas que recuerda Tries a Kasanzew, y que también involucra al sargento Villegas, compete al mencionado conscripto Cerezuela, el cual había sido nada menos que “castigado” por no mantener limpio el fusil. Muchos años después de la Guerra, se enteró Tries que su compañero de armas se encontraba ahora luchando contra un cáncer de pulmón, motivo por el cual se organizó con Villegas para visitarlo en su casa.

“Fuimos a las cuatro de la tarde y estaba Josesito vestidito con una camperita de jeans, afeitadito, bañadito. Estaba con la morfina porque ya se quería morir”, resumió Tries. Por su parte, Cerezuela, al momento de referirse a Villegas lo hacía siempre anteponiendo “mi Sargento…”, por lo que el mismo lo instó a que dejara de hacerlo ya que no era más su sargento. La respuesta de Cerezuela, a días de morirse, merecería todo un capítulo aparte:

“No, mi Sargento… Usted va a ser mi Sargento hasta el último día de mi vida. ¿Y sabe qué…? Usted es como mi papá”.

Nicolás Kasanzew, el periodista que peleó en Malvinas

En fin, este humilde redactor simplemente ha pretendido – quizás con poca justicia – compendiar los momentos más “vibrantes” de la charla entre Kasanzew y Tries, emocionante por dónde se la mire. Queda el amigo lector encarecidamente invitado a escuchar el programa de Nicolás Kasanzew, suscrito al final.

Por último, y tras la emoción que a este periodista ocasionó el programa en cuestión, se subscribe una carta que se le hizo llegar a través de Facebook. En realidad, es lo menos que cualquier ciudadano argentino puede hacer con un Veterano de la Guerra de Malvinas.

«Hola, Esteban… cómo estás.

Soy David Rey, periodista de la ciudad de Rosario en alguna medida involucrado con la historia de la Gesta de Malvinas.

Compruebo, con gran sorpresa para mí, que te tengo en Facebook como un contacto.

Estoy escuchando, por segunda vez, la entrevista que te hizo Nicolás Kasanzew.

Realmente… hace de ayer que, cada vez que me acuerdo de lo que contaste, se me pone la piel de gallina.

Muchas veces me pasa que dejo de creer en este país y en su gente fundamentalmente. Mucha frivolidad, demasiado egoísmo… ¡y cuánta mediocridad!

Pero «por culpa» de personas como vos… hay veces que me pasa totalmente al revés. No entra en mi pecho el terrible orgullo que me ocasiona saber que en mi país existan y hayan existido HOMBRES como vos.

Haré uso hasta el día que me muera de las anécdotas que contaste a Kasanzew, ese otro patriota. Realmente, el ejemplo que dejaron los Veteranos de la Guerra de Malvinas es capaz de elevarnos espiritualmente como ninguna otra cosa. ¡Es capaz de despertarnos la esperanza en este mismo país!

Te agradezco infinitamente que hayas luchado por nuestras Islas Malvinas y, sobre todo, que conserves incólume la moral de aquel soldado capaz de hacer cualquier cosa por su Patria, la mía también.

Muchas gracias. Un fortísimo abrazo».

DAVID REY