Nos ofrecieron el cambio… pero nos dieron lo mismo

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Escribe: Majo López

Comencé a preguntarme hace un par de meses si hubo un avance en el tan mentado cambio que nos prometieron, y a la luz de los acontecimientos pude apreciar que fue mínimo, y sólo en algunas  cuestiones. Pero en otras que son de suma importancia parece ser que estamos lejos de ver indicios de cambio. Y eso no es todo, lo peor es que al día de hoy este gobierno sigue sin tomar en cuenta el gravísimo precedente que está permitiendo al continuar la política de cacería humana, tarea que dejó el kirchnerismo. Si bien no es una prioridad para el gobierno de Macri, tiene que saber que las continuas e interminables violaciones que se siguen cometiendo con los presos y procesados de las denominadas causas de lesa humanidad, tarde o temprano, obligatoriamente le pasarán factura.

Ya no se admite más el verso de los organismos de Derechos Humanos de que estas causas circenses sean un “interés social”, maniobras que ya tuvieron su duración y caducaron al igual que el régimen impuesto al menoscabar, durante más de una década, los derechos de cientos de policías, militares y demás integrantes de las fuerzas de seguridad que hace cuarenta años dejaron de lado cuestiones importantes para defender esta Nación, la que hoy es bastante ingrata.

El Consejo de la Magistratura tiene un importante número de diputados oficialistas que bien podrían cambiar la historia de los bárbaros que destruyeron parte del sistema penal.

No dejemos que delinquir siga siendo habitual, porque nos destruye como sociedad.Este quebranto institucional y judicial ya no puede ser tolerado, porque no solo pone en riesgo las cientos de vidas de esos viejos soldados sino también la credibilidad en la Justicia, las instituciones y, sobre todo, la confianza en el país mismo. Un país sin una justicia equilibrada no es candidato ni para inversiones.

Si el gobierno no toma en cuenta que es menester y urgente desplazar este enfermizo esquema dogmático actual (que nunca aplicable sino impuesto) y adecuarlo a lo que dice nuestra Constitución, estamos frente a una ausencia de protección jurídica. Si permitimos que la ley se aplique injustamente con la brutalidad con que se caracterizaron las condenas de lesa humanidad, estamos dispuestos a ser serviles de un grupo de inadaptados y “chantas doctrinales” que se vanaglorian de las garantistas del estado de derecho y las mieles de la democracia pero que se pasan por ya sabemos dónde esas mismas garantías.

Hoy muchas personas siguen presas porque los Códigos no son utilizados, no existe el vacío legal, está todo en su lugar, pero los pseudo jueces no aplican los artículos por dos razones: los favores políticos y, la segunda y no menos importante, “el remanente” que quedó y debe ser aprovechado al máximo. Digo remanente porque el “pago”, sea patrimonial o ideológico, fue en demasía…

Esta constante legitimación de los atropellos que avala el gobierno, que prometió terminar con el curro de los DD.HH., nos muestra a las claras que la metástasis está avanzada en el sistema judicial argentino. Y no me digan que hay división de poderes… porque sabemos que el Consejo de la Magistratura tiene un importante número de diputados oficialistas que bien podrían cambiar la historia de los bárbaros que destruyeron parte del sistema penal.

Como hija de un Preso Político es mi obligación redoblar la apuesta y tratar por todos los medios de ayudar para que tanto la justicia como el gobierno dejen de analizar de forma fragmentaria esas normas que son, hasta el hartazgo, inaplicables por ser inconstitucionales como asimismo violatorias de los tratados internacionales.

No hay tiempo, nuestros viejos nos necesitan, es hora de que el gobierno levante el tubo y atienda nuestra llamada.

Nunca fue saludable el corte que este gobierno le dio a esta problemática de los Presos Políticos. A la fecha, tengo ingresos de expedientes tanto en el Ministerio de Justicia como en la Sec. de DD.HH. de la Nación y todos responden de una forma automática y hasta plagiada: “El Poder Ejecutivo respeta la división de poderes… por lo tanto…”. Lamento que jamás se hayan tomado el trabajo de leer e intentar interpretar el pedido… (chicos de 20 a 25 años de edad, asesores juniors del ministro; en manos de esos “niños”, está la vida de nuestros viejos).

Ante estas situaciones, nosotros, los familiares de los presos nos sentimos invisibles, ciertamente somos víctimas de éste sistema indiferente y frío.

Hoy el gobierno apoya las campañas de concientización sobre el cuidado del medio ambiente, los derechos del animal, etc… y celebro que así sea… Se abrieron nuevos horizontes de lucha para un desarrollo sustentable y el respeto a la biodiversidad, pero… ¿no estamos volviéndonos “biocéntricos” mientras nos olvidamos del hombre? Defendemos a un animalito indefenso, nos vamos a la yugular de quienes propician el maltrato animal o el abandono, hacemos campañas para juntar firmas para el cierre de zoológicos y hasta nos convertimos en detectives para dar con los autores materiales de las mutilaciones a perritos. ¡¡¡Es fantástico!!! Pero… ¿qué tanto hacemos por los “hombres y mujeres” que nos cuidaron hace 40 años? Sólo veo un par de campañas iniciadas con un objetivo un tanto confuso, si es que esas firmas llegan a las autoridades o quedan como un puñado más de papeles en el escritorio de vaya a saber quién.

No hay tiempo, nuestros viejos nos necesitan, es hora de que el gobierno levante el tubo y atienda nuestra llamada… ¡¡¡Les estamos haciendo un favor!!! Estamos defendiendo la república, ¿no lo ven? Estas acciones desesperadas nuestras son armas para que el día de mañana cualquier gobierno serio pueda decir: “Existieron dos generaciones de luchadores, una. que fue al frente del campo de batalla… y la otra, que nos abrió los ojos al correr de los años”.

Iniciemos nosotros el cambio… no esperemos más.