Escribe: Enrique Stell
Coronel VGM (R) y Preso Político Argentino.

En todo ejército hay oficiales con marcada aptitud para la guerra y otros para el desarrollo de actividades burocráticas. Siempre fue así, en Argentina y en todas partes del mundo. El equilibrio es poco frecuente.

El General Menéndez era el típico oficial burocrático de institutos, de zapatos bien lustrados, correctamente vestido, de buenos modales, casquete armado, bien afeitado y siempre engominado. Era uno de esos oficiales que decidió “cambiar el pie de trinchera por el pie de moqueta”.


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«Volvería a luchar por Malvinas en ese contexto; por el país de hoy, no derramo una gota de sudor»


Es un juicio muy personal y puedo estar equivocado, pero coincido con el periodista y corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew en que, efectivamente, fue prematura la rendición de las tropas de las Islas Malvinas por parte del General Menéndez.

Pero si bien personalizamos en el General el hecho de poner la firma, la misma no corresponde a una decisión aislada que la tomó él de modo arbitrario. Seguramente quienes integraban su Estado Mayor conversaron sobre esta posibilidad y concluyeron que era lo más conveniente. Desde ya, la última palabra le correspondió a Menéndez.

En lo personal, entiendo que las máximas autoridades de la conducción de la guerra estaban espiritualmente quebradas, compartían la misma escuela de pensamiento y, por lo tanto, se inclinaron por la rendición.

General Mario Benjamín Menéndez (izquierda) tras firmar la rendición argentina. Ph.: Infobae.

Todos lo veíamos. El coraje es una cualidad que no puede simularse.

«Entiendo que las máximas autoridades de la conducción de la guerra estaban espiritualmente quebradas».

Los comandos no queríamos rendirnos y nos dábamos cuenta que ése era el camino elegido por Menéndez. De buena fe entiendo que el General Menéndez ya tenía madurada la idea de la rendición, no aprobaba el combate casa por casa ni tampoco la “Operación Alcázar”, como nosotros queríamos. Y, como sabía que llegado el momento no iba a poder controlarnos, nos sacó de Puerto Argentino para que no le entorpeciéramos sus planes. Así las cosas, el Coronel Félix Aguiar le ordenó al comando Aldo Rico una Operación de Cerco y Rastrillaje en la Península Cambers al norte de la Bahía de Puerto Argentino.

Nicolás Kasanzew, en su libro “Malvinas a Sangre y Fuego”, nos relata que los Mayores Castagneto y Rico habían elaborado la idea de la Operación Alcázar, la que por similitud al Alcázar de Toledo consistía en resistir hasta la muerte en la Casa del Gobernador. “Es evidente que para Castagneto era una cuestión de honor mostrar a los ojos del mundo entero que los cuadros argentinos eran capaces de combatir hasta la muerte, aunque no tuvieran posibilidades de triunfo. Lamentablemente, Menéndez tenía una idea bien distinta del sentido de la vida militar e hizo lo necesario para sabotear la “Operación Alcázar” (…).

Nicolás Kasanzew, el periodista que peleó en Malvinas

Pero la intención de resistir llegó al conocimiento de Menéndez y abruptamente todos los comandos fueron sacados de Puerto Argentino en el anochecer del 13 de junio. Se les dijo que del otro lado de Wirless Ridge, donde estaban los tanques de combustible, en la península Freycinet, desembarcaron comandos del SAS y había que neutralizarlos. En realidad, mandaron allí un rejuntado, ya que la 602 había perdido parte de su capacidad militar y la 601 estaba desparramada, tenía gente en Howard, que no había logrado cruzar a Soledad. Los comandos pasaron la noche bajo la nieve, mirando con los visores nocturnos, pero el SAS nunca apareció. Y a eso de las cuatro de la mañana Castagneto los impone de una nueva orden que acababa de recibir: ocupar una posición de bloqueo al oeste de la península de Cambers en dirección a monte Longdon, para evitar el avance de los ingleses, que venían de superar al Regimiento 7(…). Pero cuando el capitán Ricardo Frecha, que tenía con él una relación especial más allá de la profesión, lo agarra en un aparte, el mayor le dice: «No quieren que estemos en Puerto Argentino y hagamos la operación Alcázar. Para evitar eso, los mandan a morir»”.

Hoy, con gran cantidad de información desclasificada, libros escritos, mucho conocimiento de lo que sucedió en esos días, creo que de haber resistido una semana más, ganábamos la guerra. Esto es “indiscutible” además de haber sido afirmado por los mismos ingleses en varios documentos, entrevistas y libros escritos por los comandantes británicos de aquella época.

Continuará…