Escribe: Enrique Stell
Coronel VGM (R) y Preso Político Argentino.

Doctrinariamente, las noticias y el manejo de la información en la Guerra de las Malvinas deberían haber estado ligadas directamente al desarrollo del Conflicto Armado Internacional, desarrollado entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, extendiéndose hasta el 14 de julio en que llegó al continente el último contingente de Prisioneros de Guerra.

El manejo de la información es un recurso importante para cualquier Fuerza Armada que participa de una guerra, ya que puede utilizarse para obtener mejor y nueva información, provocar errores en el oponente, generar efectos positivos entre las propias fuerzas y también influenciar en los países aliados o no comprometidos. Finalmente, y éste es el punto más controvertido y delicado, es un buen elemento de propaganda política que hay que saber usar adecuadamente y con mucho tino.


Este artículo viene de:

«Nunca quisimos rendirnos. Los Comandos queríamos pelear hasta morir»


Desde mi punto de vista los medios hicieron su negocio, a los miembros de la Junta Militar les gustó y dejaron hacerlo. Una muestra elocuente de lo que afirmo es la imagen de la tapa de la revista Gente donde dice “Estamos Ganando”, en la que se ve soldados en la posición de cuerpo a tierra en un terreno cubierto de pasto verde que no existe en Malvinas. Quienes conocemos las islas, sabemos que ésa no es una foto tomada en el archipiélago, lo cual nos indica que si de vender se trata, hasta el engaño está permitido.

Salvo honrosas excepciones, la casi totalidad de los medios de difusión masiva, gráficos, televisivos y radiales se sumaron al tren del sentimiento irracionalmente triunfalista que impulsó el Gobierno Cívico – Militar. Los diarios y revistas de mayor circulación se sumaron al sentimiento nacionalista y exitista que impuso el gobierno, al solo efecto de “ganar plata”.

Sobre los medios de comunicación masiva, el Capellán Martínez Torrens escribió:

“Es evidente: afán de sensacionalismo, falta de escrúpulos, párrafos agregados (ni siquiera conversados). Un solo ejemplo: el entierro de 25 soldados degollados por los gurkas (…) [Se refiere al contingente de soldados nepaleses que trabaja como mercenarios para la corona británica y que habría combatido en la etapa final de la Guerra de Malvinas – Nota del editor]. Recuerdo o, mejor dicho, me explico ahora el por qué, cuando estábamos en pleno fragor de la guerra y carentes de información, sintonizábamos emisoras capitalinas y lo exclusivo era el Mundial de España. Claro, eso era un gran negocio; en cambio, la guerra… ¿Qué importaba la guerra allá lejos, en Malvinas? (…). Otro sentimiento, pero de bronca, es por lo que intuyo: el tema Malvinas y la sangre de nuestros muertos está produciendo pingües ganancias (…). No lo digo solo por el precio en dólares que me ofrecieron por los rollos fotográficos sacados en las islas, sino por la venta de informaciones (…). Desde Italia me enviaron un recorte del diario Corriere della Sera del día 28 de junio. El título del recuadro reza así: ‘LO DICE UN CAPELLANO’. El encabezamiento, traducido al castellano, dice así: Lo dice un capellán. Cuarenta argentinos decapitados por los gurkas. Y en el penúltimo párrafo: El capellán que ayer regresó a Buenos Aires ha declarado también: Hemos perdido una batalla, pero hemos ganado una guerra, una guerra que hemos hecho a dos grandes potencias, Inglaterra y los Estados Unidos. Hemos combatido contra dos potencias materialistas que valoran al hombre por lo que tiene y no por sus valores intrínsecos (…). ¿A qué periodista o a qué agencia le di yo toda esta información? (…) Mi malestar es verme involucrado en esta prensa sucia e inmoral sin conocimiento (…)”.

Martínez Torrens, Vicente. Dios en las trincheras. Página 179 y 185. Ediciones Argentinidad. Colección Malvinas. Argentina. 2012.

Carta de un Preso Político: «Mientras peleábamos en Malvinas… miraban el mundial de fútbol»

La gran pregunta que me hice, me hago y seguramente muchos también: ¿Qué sentido tiene mentir sobre un hecho tan trágico como es la vida y la muerte de connacionales, con las consabidas implicancias de los sentimientos familiares que están en juego?

También me pregunto: ¿qué sentido encontraron los medios al incentivar una victoria que no existía influyendo en el sentir patriótico de millones de argentinos que, al saber la verdad, se sintieron engañados, defraudados, estafados en su buena fe?

Con el correr de las décadas, muchos medios y particulares, han revisado las ediciones conmemorativas, reseñando, explicando, resumiendo, analizando y sacando conclusiones sobre el conflicto armado. Pero ningún medio de difusión masiva ha efectuado al día de la fecha una autocrítica sobre el nefasto impacto social que tuvieron los medios durante el conflicto.

«Ningún medio de difusión masiva ha efectuado al día de la fecha una autocrítica sobre el nefasto impacto social que tuvieron los medios durante el conflicto. En realidad, a pocos medios les importó la Guerra y menos aún las vidas truncadas por ella».

En realidad, a pocos medios les importó el Conflicto Armado y menos aún las vidas humanas truncadas en la guerra. Tampoco se valoró que esta actitud triunfalista avivaba la guerra como la nafta el fuego, alejando la posibilidad de un cese de fuego, la interrupción momentánea o definitiva de las hostilidades, lo cual hubiese salvado muchas vidas.

Es importante recordar que durante los pocos días que estuve en Comodoro Rivadavia, mi compañero del arma de Comunicaciones Bernardo Ortiz de la Tierro, me mostró un radiograma con la verdadera situación al 28 de mayo de 1982 y, simultáneamente, los medios publicaban las imágenes triunfalistas.

A mi entender, los medios, con el visto bueno de las autoridades del gobierno Cívico-Militar, estafaron al pueblo argentino y cuando el timo quedó a la luz de todo el pueblo, sobrevino la desilusión, el desánimo, las protestas, la desintegración.

Las autoridades militares, civiles, sindicalistas, políticos, la ciudadanía en general y todos los que apoyaron la guerra… desaparecieron del escenario. Nadie se hizo cargo de la situación. Solo un incomprensible discurso de Galtieri puso fin a la ilusión de una victoria en Malvinas expresando que “el combate de Puerto Argentino ha finalizado”. En su discurso pletórico de líricos anhelos y expresiones rimbombantes, nunca dijo expresamente que nos rendimos. Obviamente esta situación significó la sentencia de muerte del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, siempre acompañado por intereses civiles de sesgo empresarial.

«Nicolás Kasanzew fue “el único” periodista argentino que tuvo las agallas suficientes para cubrir el conflicto bélico desde que comenzó hasta que terminó».

Nicolás Kasanzew, “el periodista maldito de Malvinas”, como irónicamente lo llaman algunos, fue “el único” periodista argentino que tuvo las agallas suficientes para cubrir el conflicto bélico desde que comenzó hasta que terminó. Esta situación denota el valor y coraje que tuvo como argentino, para que todos tengamos la posibilidad de saber con certeza lo que realmente ocurrió en Malvinas, es decir, “que tengamos acceso a la verdad” desde el punto de vista periodístico, más allá que mucho material que envió Nicolás al continente fue destruido para que no se conociese lo que verdaderamente ocurría en tiempo real.

Nicolás Kasanzew, el periodista que peleó en Malvinas

En noviembre de 2014, Nicolás me dijo:

“Yo no fui en ningún momento ‘mensajero del triunfalismo’. Muchas veces desafié a mis enemigos a que encontraran alguna frase triunfalista mía, y no pudieron hacerlo. Simplemente porque nunca dije ni una”.

Durante la guerra hubo noticias de todo tipo sobre el desarrollo del conflicto armado. Se narraba lo que ocurría desde el punto de vista estrictamente militar, normalmente a través de comunicados y declaraciones emitidas por las institucionales castrenses. En algunos casos lo hacía personal militar y, en otros, periodistas carentes de cultura militar razón por la cual las notas eran imperfectas. Hoy en día, felizmente, tenemos periodismo especializado.

El mundo anglosajón publicó sus propias noticias con sus particulares puntos de vista, donde se reflejaban las opiniones de los ingleses y estadounidenses, las que eran mayoritariamente políticas. También en Argentina se transmitían noticias políticas relacionadas con las acciones, declaraciones y decisiones emanadas de la Junta Militar, donde interactuaban militares, políticos y empresarios.

Durante el primer mes se informó mucho a la población sobre la historia de las islas desde su descubrimiento hasta la fecha. Eran narraciones cronológicas, grandes síntesis, antecedentes y explicaciones sobre las causas de la guerra.

Desde el punto de vista diplomático, la Cancillería Argentina, el Foreing Office y la Organización de las Naciones Unidas se constituyeron en los principales medios de difusión de información de naturaleza diplomática. A nadie escapa que cada uno tuvo su tendencia pero esas fueron fuentes de información “oficial”.

Las noticias de opinión si bien eran correctas en su estructura de razonamiento, eran pobres e inexactas por cuanto se basaban en datos falsos o tendenciosos. Las editoriales donde se valoraban las relaciones causa – efecto generaban más confusión que interpretación aclaratoria. No había periodistas especializados en temas militares.

En lo económico se habló y escribió mucho sobre las consecuencias de las sanciones de la Comunidad Económica Europea, pero como “el dinero no tiene religión” los impactos fueron tenues y transitorios.

La iglesia Católica Apostólica Romana siempre abogó por la paz y el encuentro en sus declaraciones, publicaciones y homilías. Sin embargo, la presencia y bendición de Monseñor Desiderio Elso Collino, Obispo de Lomas de Zamora en representación de la Iglesia Católica Apostólica durante la asunción del General Menéndez como Gobernador de Malvinas significó un reconocimiento tácito al accionar de la Junta Militar.

Las fuentes de información provenientes del Reino Unido generaron un alto grado de discusión, por cuanto si bien todos sabemos que las noticias son aprovechadas para desmoralizar al adversario, su pueblo y aliados, los informes eran tan contradictorios a los que se publicaban en Argentina que dieron lugar a innumerables debates. A mediados de mayo del ‘82, el mundo intelectual argentino comenzó a sospechar que había situaciones que no cerraban.

Algunas publicaciones fueron limitadas o se prohibió u obstaculizó su venta, pero la cercanía a la República Oriental del Uruguay permitió conocer a fondo qué se decía en Inglaterra, EE.UU., Europa y comparar la información con la disponible en Argentina.

Cuando comenzó el conflicto armado, el Gobierno Cívico-Militar fomentó la participación con los principales periódicos para “construir” una opinión pública favorable. Luego, con el agravamiento del conflicto en las islas, dispuso el control total de la información relacionada con el desarrollo de la guerra.

«El Gobierno Cívico-Militar fomentó la participación con los principales periódicos para «construir» una opinión pública favorable».

En tal sentido, el gobierno dictó pautas para el cumplimiento del Acta de la Junta Militar disponiendo el control de la información por cuestiones de seguridad:

  1. “Todas las informaciones y las noticias provenientes del exterior utilizadas por los medios y toda información difundida por los medios relacionada con las operaciones militares y la seguridad nacional están sujetas al control del Estado Mayor”.
  2. “El Estado Mayor ejercerá el control de la información”.
  3. “El director y el editor de los medios de información serán considerados responsables directos de las transgresiones al artículo 1º”.
  4. “Toda transgresión será sancionada con la clausura del medio y el arresto del director o editor”.

(Scrib.com. La guerra de Malvinas.docx. Argentina. 2012).

“La guerra estaba perdida, pero no podía saberse tremenda noticia. Entonces, el Gobierno militar, que fue a la guerra para salvarse, recurrió al viejo artilugio del montaje fotográfico. Un militar aseguró ver hundirse al “Invencible” por una fotografía, por supuesto, trucada. Para los diarios la noticia del inicio de la guerra fue título de tapa: CLARÍN: “Euforia popular por la recuperación de las Malvinas”; LA NACIÓN: “Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas”. El gobierno de la dictadura se repartió los canales de televisión, el 13 lo manejaba la Armada, el 11 los aeronáuticos y el 9 y ATC, el Ejército. La televisión se convirtió en una radio debido al escaso contenido de imágenes porque ningún periodista tuvo permiso para pisar el territorio de guerra salvo tres: Diego Pérez Andrade, Carlos García Malod por TELAM, y Nicolás Kasanzew por ATC, pero sus notas salían cortadas y en su mayoría no eran emitidas”.

José Pivín. Página 1. Revista de Cultura, Literatura, Arte, Actualidad, Novedades. Haifa. Israel. Abril del año 2012.

El Gobierno Británico también “controló férreamente” la divulgación de la información relacionada con la guerra que podía afectar el desarrollo de las operaciones militares en curso, pero en Inglaterra la prensa tiene más recursos y experiencia como para lograr publicar noticias más ciertas y convenientes.

En las Islas Malvinas se creó un periódico al que se denominó “La Gaceta Argentina”, emulando el nombre otorgado a la “Gaceta de Buenos Aires” creada el 07 de junio de 1810 para difundir las ideas revolucionarias y los actos de gobierno de la Primera Junta.

Por disposición del Comandante Militar Conjunto de las Islas Malvinas, General de Brigada Don Mario Benjamín Menéndez, la Dirección le fue encomendada al Capellán Castrense Fray Salvador Santore OP y como Subdirector se desempeñó el Capitán Fernando Orlando Rodríguez Mayo, quien también era el Oficial de Prensa de la Gobernación Militar. El primer número fue distribuido el 08 de mayo y estaba compuesto por 3 hojas tamaño oficio, impresas en un mimeógrafo.

En la primera edición de la Gaceta Argentina puede leerse lo siguiente:

“EDITORIAL: LA GACETA ARGENTINA tiene un por qué, el cubrir una necesidad de tipo informativo entre los miembros de las Fuerzas Armadas. Por consiguiente, nuestro primer objetivo será informar la verdad, que viene de lo real y da un nuevo sentido histórico y social a estas tierras malvinenses”.

Sin dudas que quien escribió esta editorial lo hizo con sinceridad y honestidad profesional, pero lamentablemente no ha sido la norma de conducta de la gran mayoría de los medios de comunicación durante la guerra.

Para sintetizar, el rol de los medios durante la guerra, transcribo un párrafo de Nicolás Kasanzew con el que estoy totalmente de acuerdo:

“El gobierno del Proceso trató de tapar las miserias de la guerra de Malvinas, y los sucesivos gobiernos democráticos, de tapar sus grandezas. Como resultado, debido a la convergencia perversa de ambas censuras, la sociedad argentina sigue ignorando al día de hoy lo sucedido en la Gesta Austral. Con la consecuencia, entre otras, de que ni los héroes fueron reconocidos, ni los cobardes fueron estigmatizados”.

Continuará…