Sebastián Romero, da el ejemplo: ENTREGATE

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Ph: Martín Acosta – Reuters

Escribe: David Rey

Sebastián Romero es el militante de izquierda rosarino, candidato a diputado nacional en 2015, que fue captado por las cámaras de televisión y por el fotógrafo de Reuters Martín Acosta, mientras atentaba contra la Policía Federal el 18 de diciembre pasado, durante una manifestación contra la reforma previsional. Toda Argentina estuvo con el corazón en la boca.

Muñido de un mortero casero, disparaba indiscriminadamente contra la policía, sin importarle los daños que podría llegar a causar a una persona que – sea policía o lo que fuera – era una persona como él. No le importó dejar ciego o incluso matar a otro laburante más, de los que él mismo se dice «representar» y «defender».

Hace ya cuatro meses que se encuentra prófugo de la Justicia argentina. Hoy leemos (por más increíble que parezca) que desde su cuenta en Facebook ha escrito una carta en donde reconoce abiertamente que él quiso «hacer con Macri lo mismo que hicieron con De la Rúa». Un golpe de Estado, lisa y llanamente. Mirámelo, al «militante», al «trabajador», al «obrero comprometido».

Cuando lo veo al gordo, en esa foto inmortal de Acosta, lo primero que se me viene a la cabeza es una cosa: Buenos Aires.

¿Qué hacía este rosarino en Buenos Aires? ¿A qué fue? ¿Quién lo llevó? ¿Con qué medios económicos se bancó el viaje, la estadía y los viáticos en Capital Federal?

Y, seguidamente, me pregunto: ¿con qué medios puede sobrevivir en lo que no es otra cosa que la clandestinidad?

El fin de semana que fuimos con mi mujer a Buenos Aires para hacer mi documental sobre Enrique Stel y los Veteranos de Malvinas, es verdad, la pasamos joya, pero nos sorprendieron dos cosas: los vehículos frenan en las esquinas para que avance el peatón (más allá de que los mismos porteños me digan que «no es tan así» – imagínense lo que debe ser Rosario) y lo notablemente caro que es todo allá, al menos para el que viene del interior. Para un rosarino Buenos Aires es Europa (a pesar de la insuperable cantidad de gente durmiendo en la calle)… y cuesta como tal.

A Baires tengo que volver de manera inminente (porque Dios no es boludo, y atiende en la mejor ciudad). Se me atrasa porque tengo que laburar, siempre la misma excusa.

Van a hacer dos años que prometí volver a Mendoza, la “perla del oeste”. Y no puedo cumplir mi promesa: no puedo por el laburo.

Hace diez años me dije: Mar del Plata, allá voy. Y todavía no puedo pegarme una escapada. El laburo, vieron… Y eso que tengo amigos que me esperan y me “reclaman”.

De más está decir que muero por conocer Salta, San Martín de Los Andes, Ushuaia… pero, caramba… ¡tengo que laburar!

Este mismo año, todavía no me tomé mis más que merecidas vacaciones. Y ya veo que van a pasar de largo… No puedo por el laburo, se los juro. Y, obvio… por la plata. A mí me gusta honrar mi nombre cada vez que viajo. Eso de andar «pichuleando», conmigo no va. Donde yo voy, soy un rey y me gusta pagar para serlo.

Pero resulta que este rey… siempre tiene que laburar.

Por eso… yo, hoy, me pregunto… este gordo boludo de Romero, “el militante”, ¿con qué carajo vive?

Romero, te hablo a vos directamente: entregate. Entregate a la Justicia, y precisamente ése va a ser el mejor ejemplo que podrás darle a la “clase trabajadora y obrera” que vos decís representar. Gordo, la clase obrera y trabajadora… claramente, no se puede pegar la vida que vos “ostentás”. Vos sabés bien que, para vivir, hay que laburar.

No le prometas a “tu gente” un golpe de Estado como contra De la Rúa… porque si bien los argentinos somos boludos, algo aprendemos. Y hemos aprendido mejor que cualquier pueblo del mundo que después de un golpe de Estado como el del 2001, vienen personas como vos a disparar morteros y creerse los dueños de la calle sin importar las personas que pueden herir o matar.

Entregate, Romero. En Argentina, vos… no sos dueño de la calle. Los dueños de la calle, somos los millones de habitantes que todos los días nos levantamos para laburar, para recorrerla de punta a punta… y somos los mismos que nos preguntamos cómo carajo podés hacer vos para vivir sin trabajar, encima… en la clandestinidad.

Los laburantes de este país queremos vivir en paz, Sebastián… y queremos que todas las personas que atenten contra esa paz le expliquen a un juez por qué hicieron lo que hicieron. Somos personas que no queremos el mal de nadie sino el bien de todos, Sebastián…

¿Te pusiste a pensar el dolor que hubieras ocasionado si matabas a alguien o dejabas secuelas para toda la vida por disparar un mortero frente al Congreso?

Sebastián, Sebastián Romero… te lo explico: no sos un héroe. Sos una persona que hoy no podría explicar de dónde obtiene los medios para vivir. Te lo digo de rosarino a rosarino. Y pensás que nos «representás». Hermano, gordo… no sos un héroe, sos un boludo.

No sos Robin Hood, gordo… Sos un lechón que se come el dinero de los pobres para hacerle cosquillas en los pies a los ricos, boludo.

Romero, entregate. El pueblo trabajador y obrero, espera un ejemplo digno de tu parte.

No se puede vivir sin trabajar.  Y un trabajador… lo sabe mejor que nadie.

Entregate. Contale al juez qué querías hacer en diciembre, quién te llevó y quién te bancó hasta hoy.

Un rosarino implacable como yo… te ruega una sincera explicación. Dáselas a la Justicia, por favor: ENTREGATE.