Escribe: Lic. María Eugenia Prestofelippo
SEÑOR PRESIDENTE DE LA NACIÓN
INGENIERO MAURICIO MACRI:
Con el respeto que su persona e investidura me merece, quiero contarle que pertenezco a la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos. Soy licenciada en psicología, amo mi profesión y tengo tres trabajos. También continúo, luego de recibida, haciendo cursos de especialización (en terapia cognitiva conductual) porque considero que a mi país debo darle lo mejor de lo que la ciencia ha alcanzado.
En lo que respecta a mis ansias de escribirle es compartir con Ud. algunas reflexiones que desde hace un tiempo no dejan de entristecerme. Y como soy una ciudadana de las que Ud. ganó mi voto y mi confianza como la de millones de Argentinos, sé que debo compartir con el presidente de mi país, de mi República, algo que ahoga mi alma.
No conozco los mecanismos de la política porque no es mi profesión, aunque soy consciente de las enormes dificultades que debe afrontar su gestión para rescatar el país al que amo con toda mi alma y que ha sido saqueado, desbastado y humillado. La República, la que siempre defendí, ha sido abandonada y maltratada, y han intentado corromperla.
La credibilidad perdida no se recupera de la noche a la mañana, la economía destrozada no se recompone mágicamente y también imagino la situación con la que se habrá encontrado al asumir la presidencia, tierra arrasada para que su gestión fracase y el pésimo estado de los ministerios que componen el Poder Ejecutivo Nacional.
No puedo olvidar que la ex presidenta no haya entregado su banda presidencial, haciéndonos quedar en ridículo a los argentinos ante la pantalla internacional. ¡Vergonzoso! Esto no puede ni debe ser naturalizado. Y, lo peor de todo, es que esta gente nos gobernó durante… !12 años! Durante 12 años hundieron mi Patria, mi país, mi Nación, ¡MI VIDA!
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Sé que Normalizar, y sólo normalizar, nuestra querida Patria insumirá tiempo, más tiempo que el que la ansiedad de nuestra sociedad reclama. Se trata de conducir un país en estado de emergencia por tratarse de razones de vida o muerte que he decidido escribirle.
Motivada por el profundo dolor y tristeza que me produce haber tomado conocimiento de la situación por la que padecen ancianos, enfermos, mujeres, civiles, jueces, empleados penitenciarios, policías y militares prisioneros en cárceles, quiero contarle lo que con mis ojos he visto.
Atrapados en juicios fraudulentos, jueces prevaricadores, testigos falsos, querellas con vínculos amistosos de funcionarios políticos pertenecientes a los cargos de DD.HH. En fin, no creo que desconozca estos pormenores…
Además, ya van cuatrocientos prisioneros que han fallecido en terribles y deshumanas prisiones. Algunas docenas de ellos, nada menos que durante su gobierno. Mañana continuarán muriendo.
«Ya van cuatrocientos prisioneros que han fallecido en terribles y deshumanas prisiones».
Quiero pedirle y suplicarle que brinde una inmediata respuesta del Estado Nacional para detener este plan de condenas a muertes lentas al que están destinados aquellos que nos defendieron de ataques terroristas en el pasado, entre los que también hay héroes de Malvinas.
Porque si ellos no hubieran luchado, los terroristas, según lo han dicho en entrevistas periodísticas, hubieran fusilado a un millón de personas o tal vez más, incluso a empresarios como su padre o a usted y, por otro lado, esta carta no hubiera tenido lugar.
No sé cómo debe hacerse; sí sé que se trata de una decisión política valiente y responsable. Me avergüenza contar que en mi país hay Presos Políticos que defendieron la Patria y por ello hoy se están muriendo. Presos en cárceles espantosas o detenidos en sus domicilios… ¡Qué injusticia todo esto!
Conforme a lo desarrollado, solicito señor presidente que Ud., como Jefe de esta Nación deje sin efectos las condenas y libere a nuestros Presos Políticos pertenecientes a las Fuerzas Armadas y de Seguridad para así dejar atrás los resentimientos y peleas y ARRANCAR CON UNA NUEVA NACIÓN, JUSTA, LIBRE Y SOBERANA.
Sirva la presente de atenta nota de elevación.