«Señor Presidente, no nos siga asesinando en nombre de la Ley»

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Escribe: Juan Giovarruscio (*)

Señor Presidente de la Nación Argentina

Ingeniero Mauricio Macri

De mi consideración:

Ha transcurrido más de un año de gobierno. La “pesada herencia” lo está aplastando, a tal punto ha llegado este aplastamiento que ya no funcionan los “timbres” de la Casa Rosada y, por ello, no recibe al cartero (pueda ser, que en la futura reparación sea tenido en cuenta).

La presente es la décima carta que le escribo como Preso Político desde que asumió. No he obtenido respuesta alguna.

Al principio de la gestión pareció que algo cambiaba. Una corte de secretarias y operadores comunicaban la recepción y derrotero que seguían las correspondencias. Luego se ensayaban tibias y evasivas respuestas. Con el correr de los días esto se diluyó y poco a poco se cayó el velo de la mentira y el engaño.

Las declaraciones, emitidas por funcionarios y colaboradores, infiltrados en la estructura de poder, han puesto de manifiesto el verdadero rasgo ideológico del gobierno en materia de DD.HH.: son más de lo mismo.

Por ello, nada ha cambiado en este delicado tema. El ‘curro’ continúa tal cual en el anterior régimen. En el Ministerio de Justicia sobresalen comisarios políticos especialmente entrenados para llevar a cabo campañas de desinformación que con astutas alteraciones de hechos y cronologías que engañan a la población.

Para ello, utiliza un repertorio de frases meticulosamente seleccionadas, que disfrazan un pobre discurso, tales como: “independencia de poderes”, “apego a la justicia”, “proyecto de justicia veinte/veinte”, “debate sobre imputabilidad de menores”, “Justicia independiente”, los 30 mil son un símbolo, dictadura militar, represión, torturas, plan sistemático. O la última de Avruj: ¡el número de desaparecidos es un número en construcción!

Señor, ¡¡¡basta!!! Basta de utilizar frases y eslóganes inventados en los laboratorios ideológicos de las autodenominadas organizaciones de DD.HH. y/o extraídas de fallos judiciales emanados de jueces, tribunales y hasta la misma CSJN infectados ideológicamente, y que encima desnaturalizan el derecho.

Todo esto no es otra cosa que una cortina de humo, con la cual se trastoca el camino de la concordia en odio.

En nuestros juicios solo existe “un plan”, que consiste en condenar de cualquier manera

Todos estos argumentos son repudiables, cínicos e hipócritas, en boca de funcionarios que prometieron cambiar el rumbo, especialmente en materia judicial.

Usted sabe, conoce a la perfección, que para llevar adelante el resurgimiento de estos juicios se pusieron de acuerdo dos inescrupulosos y pactaron cómo hacer para dejar de lado la Constitución Nacional y causar un nuevo daño a la justicia e imagen del país en materia de respeto y apego al Derecho.

Hoy, usted, mantiene ese “pacto ilegal”, “ilegítimo”, “tramposo” y lo respalda con discursos idealizados en una estructura jurídica/judicial que en Argentina no existe.

En nuestros juicios solo existe “un plan”, que consiste en condenar de cualquier manera.

En su condición de Jefe de Estado, debe denunciar estos procesos dado que se viola la C.N. y el Tratado de Roma.

Hoy, la CSJN se presta para llevar adelante estos pseudos juicios y en “el mientras tanto” nos vamos muriendo de a uno en estos inmundos Gulag, tal si fuéramos condenados a pena de muerte.

Por favor, desplace a sus asesores en esta materia. Lo están haciendo equivocar, a menos que usted sea consciente. No son juristas, son comisarios ideologizados.

Señor Presidente, si aún le queda duda sobre lo expresado, lo invito a leer las resoluciones de la Audiencia de España, negando la extradición de María Estela Martínez de Perón y de los Cnles. Gori y Jorge Pedro Wagner.

Primero, porque en la Argentina no hubo genocidio y segundo, los delitos de lesa humanidad rigen a partir de la vigencia y reglamentación del Tratado de Roma (2007).

¡¡¡Por favor, Presidente!!! Lea y hágale leer a su equipo el Tratado de Roma.

Allí se ilustra qué son los delitos de lesa humanidad, qué es el genocidio y quiénes son los que lo cometen. Los pueden cometer el Estado y cualquier organización armada, tal eran las organizaciones terroristas. ¡Basta de ignorancia! Es intolerable que el gobierno y la justicia engañen a la sociedad distorsionando el Derecho e instrumentos internacionales.

Es decir, tanto en España como en Argentina, los hechos ocurridos durante aquella tragedia están prescriptos. Por  lo tanto, no se puede aplicar retroactivamente, como se hace en la actualidad en nuestro país.

Para mayor ilustración, existen fallos similares en Brasil, EE.UU. e Italia.

Señor Presidente, recupere el significado de las palabras. Acá no hubo un plan sistemático, sí operaciones militares que fueron ordenadas desde el Poder Ejecutivo, mediante decretos constitucionales y canalizados a través de la estructura orgánica de cada Fuerza.

¡¡¡Por favor, Presidente!!! Lea y hágale leer a su equipo el Tratado de Roma.

En todo caso, sí hubo un ataque sistemático mediante sabotajes, asesinatos, secuestros, torturas, robos y eliminación de gente inocente por parte de organizaciones terroristas armadas e instruidas política y militarmente en el exterior, con el objetivo de tomar el poder en la Argentina y someterla a una dictadura de pensamiento único.

En 1973, 1974, 1975 y parte de 1976 regía un gobierno constitucional elegido por un 62% de la sociedad.

No gobernaban las FF.AA. Ese gobierno sufrió la agresión terrorista más sangrienta de la historia Argentina. Y ese gobierno decidió la lucha y de qué manera ejecutarla (Juan D. Perón, Isabel Perón e Italo Luder, respectivamente).

Sería importante que todos los políticos, especialmente los peronistas, se hagan cargo de dicho “plan sistemático” de eliminar al oponente en forma clandestina, con López Rega a la cabeza. Terminemos con esta parodia donde los terroristas nos marquen la cancha con un relato rengo.

¿Hasta cuándo la hipocresía con este tema? ¿Hasta cuándo negar la realidad de la historia, los hechos y de no reconocer las actuales violaciones al Derecho Argentino?

¿Hasta cuándo van a seguir asesinando en nombre de la Ley?

Sería importante que todos los políticos, especialmente los peronistas, se hagan cargo de dicho “plan sistemático” de eliminar al oponente en forma clandestina.

Señor Presidente, este tema estaba cerrado, pero liderado por sus actuales socios políticos, radicales y ARI, con Carrió a la cabeza, le posibilitaron a un truhán, devenido en presidente de la Nación, armar una estructura política y a partir de allí aplicar los manuales populistas totalitarios del Foro de San Pablo. Especialmente la destrucción de las FF.AA. y FF.SS.

Esto, con la complicidad de un periodismo, en su mayoría de formación popular/marxista, cuasi mercenarios, deshonestos, que se esconden detrás de una máscara de independencia. A estos y a la gran mayoría de los medios de comunicación social hoy les cuesta aceptar que los han engañado durante varias décadas y ahora, avergonzados, les resulta difícil reconocer el error de haber sido cómodos, de no investigar la verdad, dejarse llevar por un relato tuerto y no ir en busca de la verdad completa. Son víctimas de su propio veneno.

Por parte del gobierno, no se visualiza coraje para romper con ese relato y reconocer verdades incontrastables. No hay valor para aceptar que durante 40 años nos mintieron sobre los números de desaparecidos. Nos han escondido las miles de víctimas inocentes y daños materiales causados por estas bandas asesinas.

No se tiene la grandeza de reconocer los errores políticos y por ello se continúa violando la C.N. y los Pactos Internacionales, y se descarga en los cuadros subalternos de las FF.AA. y FF.SS. toda la responsabilidad de la tragedia.

No se tiene valor para sostener la verdad y por ello es más fácil continuar con la mentira de los simbólicos 30 mil. Por ello, estas organizaciones terroristas, mutadas en ONG de DD.HH. le torcieron el brazo con el feriado del 24 de marzo.

Señor Presidente, para recomponer esto, usted debe separar funcionarios que con cínico desparpajo mienten, tal el caso del Secretario de DD.HH., Claudio Avruj, y del Ministro de justicia Germán Garavano, quienes manifiestamente comulgan con la metodología de estos juicios plagados de irregularidades e ilegalidades. Garantizan la continuidad del proyecto kirchnerista. Por si fuera poco, el Estado continúa presentándose en estos juicios como querellantes, acusa a personas inocentes que solo cometieron el “crimen” de haber usado un uniforme y haber estado destinado en un determinado lugar.   

No pueden, como funcionarios, mentir, como tampoco mirar para el costado ante actos ilegítimos como son la violación del art. 18 de la C.N., entre otros.

En lo que va de gobierno, no se ha revisado ningún fallo de estos juicios con jueces probos e imparciales.  ¿Cómo van a saber la forma en que procede la justicia?

Tampoco se ha revisado la “caja negra” de gastos en este tema y menos se ha informado a la ciudadanía, en qué y cómo se han gastado cerca de 2 mil millones de dólares.

Tan cerrado estaba este tema, que Menem, por pedido de los montoneros que estaban presos y/o prófugos (Firmenich, Vaca Narvaja, Perdía, Bonasso, Kunkel, Diana Conti, entre otros), dictó el indulto, instrumento constitucional, al igual que las leyes de obediencia debida y punto final.

Señor Presidente, no se haga más el distraído. El tema es político/judicial. Tiene en su equipo de gobierno personas honorables y con profundo conocimiento científico y profesional de la historia trágica de los años 70, ellos le pueden brindar propuestas superadoras. Debería escucharlos y por sobre todo respaldarlos.

No puede admitirse que, a cuarenta años, una minoría, liderada por dos o tres ONG y laboratorios como el CELS, que en nombre de los DD.HH., no le permita a la Nación cerrar la herida abierta por aquella tragedia.

Como dije, los juicios son parte del acuerdo Kirchner y Lorenzetti. Esto abrió la puerta del odio y la venganza contra un sector de la sociedad, cuya parte más visible somos los ex integrantes de las FF.AA. y FF.SS., y se oculta el propósito criminal del plan y el saqueo del dinero de la justicia. Por lo tanto, esto no lo soluciona esa justicia independiente que usted menciona, dado que no existe. Tanto es así, que lo que se tiene por Poder Judicial, hace 10 años es presidido por un sospechado personaje que ejerce un manejo absoluto y privilegiado de dicho poder.

Solo existen tribunales digitados por esa política de Estado, que encarcelan y condenan.

Usted y el Poder Judicial de esta republiqueta saben, tienen pleno conocimiento, son conscientes de que estamos injustamente detenidos, procesados y encarcelados, personas que no fuimos los responsables de los errores de aquel pasado.

Los responsables políticos nunca fueron cuestionados ni encarcelados. (Luder, Cafiero, Ruckauf, Menem, Rodríguez Saá, De la Sota, Storani, Manzano, Duhalde, Morou, etc.), por el contrario, cuando la agresión pasó “resurgieron como los luchadores por la democracia”. Tampoco al arco dirigencial, ya sea político, empresarios, gremialistas, incluida la iglesia, se les pidió rendición de cuentas.

Usted y el Poder Judicial de esta republiqueta saben, tienen pleno conocimiento, son conscientes de que estamos injustamente detenidos, procesados y encarcelados.

Hoy, los terroristas asesinos se encuentran libres, indultados y resarcidos social y económicamente. Por ello vemos hoy asesinos que se pasean por programas periodísticos dando clases de democracia.

El escaso coraje no les permite asumir el rol de gobernantes sanos al servicio del ciudadano y por eso no denuncian estos hechos plagados de ilegitimidades. Señor Presidente, a Usted se lo votó para “cambiar”, ahora, ¿qué es lo que no entiende? ¿Qué es lo que le impide el cambio y terminar con esta cacería humana que cada día daña más a la sociedad?

Desde ya, “cambio”, a esta altura de los acontecimientos, no es “estudiar la situación”. Es cambiar, sustituir las viejas estructuras y sus conductores. De lo contrario, con las mismas organizaciones y actores no podrá producir ninguna modificación o cambio.

Los nuevos funcionarios no pueden estar infectados de aquella ideología revanchista y llena de un disimulado odio.

Señor Presidente, Usted no llegó a la presidencia de Suiza o Dinamarca, donde se pueda mover con conceptos de justicia imparcial e independiente y donde existe normalidad jurídica. Acá, en su Argentina, tiene una estructura dinamitada y corroída en todos sus estamentos.

Antes de hablar de justicia independiente, hay que bregar por una justicia imparcial, y esto es lo que no se ejercita en estos juicios. No es posible lograr tal imparcialidad con jueces subrograntes o postulantes a cubrir cargos de jueces, todos ellos presionados.

Jueces integrantes de organizaciones terroristas y/o familiares de presuntas víctimas, integrantes de autodenominadas organizaciones de DD.HH. Presidente, esto no es justicia, es persecución. Es un linchamiento popular.

Con un Presidente de la Corte de Justicia que negoció/pactó (ver declaraciones del ex integrante de la CSJN Adolfo Vázquez) con el anterior régimen corrupto de gobierno para avasallar la C.N., extorsionar al Congreso, lograr así, mentira mediante, de implementar una “política de Estado de DD.HH.” y declarar nulas leyes constitucionales que habían posibilitado el camino hacia la paz y reconciliación de los Argentinos.

Presidente, esto no es justicia, es persecución. Es un linchamiento popular.

Este señor, con el cual Usted también ha pactado, continúa sosteniendo la misma posición anárquica de justicia. Utiliza el derecho para convertir a la justicia en un sistema totalitario.

Se respaldan en fallos surgidos de aquel pacto clandestino.

Usted ha “comprado”, ha “aceptado”, ha “consentido” este sistema de justicia que tortura y mata en nombre de los DD.HH.

Este plan criminal mantiene presas a personas totalmente inocentes, como son los familiares y amigos. Pues ellos son los que sufren en carne propia el resultado de esta “política de Estado” cuyo verdadero nombre es un plan criminal de exterminio de ex agentes del Estado que combatieron al terrorismo marxista que quiso instalar un socialismo totalitario similar a ex URSS o Cuba.

Como dije, personas de 70/80 años y más, padres, madres, esposas, hijos, nietos, personas honestas que lo votaron y hoy se sienten frustrados y engañados.

Hoy Usted no toca el timbre de mi casa, o el de mi hermana, o mi madre de 90 años. Usted ganó por una diferencia de 600 mil votos aproximadamente. Gran parte de ellos pertenecen a dichas personas. Los engañó cruelmente. No quiere oír ni reconocer cómo fueron los hechos. Se deja llevar por la facilidad del relato falso instalado.

Señor Presidente, para cambiar hace falta imaginación y coraje, dos virtudes que no sobresalen en su gestión. No se han animado a sentar las bases para modificar la realidad del país. Les resulta más fácil “copiar y pegar” viejas recetas.

Nos engañó cruelmente. No quiere oír ni reconocer cómo fueron los hechos. Se deja llevar por la facilidad del relato falso instalado.

No existe grandeza y generosidad para el sacrificio. Las apetencias eleccionarias de corto plazo son prioritarias. Por ello, continuar con la vieja política es más cómodo. No se puede gobernar y estar pensando en las próximas elecciones.

No hubo coraje para hablar claro ante la sociedad y decir cuál fue la “pesada herencia”. Ésta se va enterando a cuenta gotas.

No hay valor para denunciar ante el pueblo los acuerdos espurios, cuasi mafiosos establecidos por miembros de la CSJN, donde se sentaron las bases para avasallar el Derecho y sumir nuevamente a la Argentina en el túnel del tiempo, cambiando a las nuevas generaciones la historia mediante constantes campañas de manipulación psicológica dirigidas por terroristas espías como Horacio Verbitsky, Anguita y otros, quienes deberían ser juzgados por los delitos cometidos como integrantes de bandas terroristas Montoneros y ERP.

Hoy nos encontramos sometidos a tribunales compuestos por ex terroristas (ejemplo: los integrantes del TOF de Santiago del Estero, recientemente separados por la Cámara de Casación Penal, por no ser imparciales dado que son ex integrantes del ERP y miembros de una organización defensora de Derechos humanos). Así, como este caso, en la mayoría de los tribunales y fiscalías se puede encontrar personajes comprometidos ideológicamente, ya sea profesional y/o familiarmente.

Esto ocasiona situaciones como la que sintetizaré: “…un imputado presenta una recusación al Tribunal por existir causales de no ser imparciales, éste da vista al Ministerio Fiscal, compuesto por un fiscal de Justicia Legítima y otro, mal designado, Ad Honorem. Ambos rechazan el pedido. Luego, un tribunal que actúa en otro juicio de ‘lesa humanidad’, también compuesto por militantes de Justicia Legítima, desestima el recurso por extemporáneo, sin importar el fondo de la irregularidad planteada”.

Presidente: ¿cómo se hace para saltar este “corralito”? ¿Para zafar de esta trampa? ¿Ésta es la justicia que ustedes quieren para estos juicios? ¿A esto usted y sus ministros le llaman justicia independiente?. Señor ¡¡¡Tengo bronca!!! No me tome por idiota (por no usar el término que utilizó la expresidente con su funcionario).   

La discusión de 30 mil/8 mil, es estéril. Eso ya pasó.

Deje que cada uno sostenga su cifra. El Estado no debe entrar en esa polémica inconducente. Sí, el Estado, debe ser imparcial; decir, transmitir y comunicar los datos oficiales. Con responsabilidad. No se puede mentir con datos comprobados y reconocidos oficialmente. Debe rechazar con fuerza la idea de un pensamiento único.

Señor Presidente, el tema preocupante, urgente a resolver ya, es terminar con el accionar vengativo del Poder Judicial. Pues Argentina está cometiendo, ahora sí, delitos de lesa humanidad. Señor Presidente, ¡¡¡que el árbol no nos tape el bosque!!!

Está malversando la oportunidad de cambio. En lugar de sentar bases para terminar con aquel pasado trágico, continúa por la misma senda de la división por más que declame la unión nacional.

Argentina está cometiendo, ahora sí, delitos de lesa humanidad.

No habrá concordia mientras se persista en condenar a un sector de la sociedad que en los 70 fue agredido y hoy se lo apresa por haber defendido el estilo de vida, suyo, nuestro, el de las futuras generaciones. De haber triunfado aquellos, tenga por seguro que Usted hoy no sería presidente de los argentinos.

La verdad en este tema aún no ve la luz y la mayor parte de la sociedad no conoce lo que pasa verdaderamente en estos enjuiciamientos.

Se continúa vendiendo carne podrida con los DD.HH. La estructura del Ministerio de Justicia continúa intacta, tanto en sus costos como en su política ideológica, conducida por sombríos personajes que mediante encantadores discursos, llenos de palabras, tienden un velo engañoso, disfrazado de justicia, escondiendo bajo la alfombra la mugre de arrastre de este tema.

Miembros de este gobierno continúan sosteniendo una defensa acérrima del “plan de solución final” al que estamos sometidos.

Para cambiar hace falta coraje, imaginación, sueños grandes, humildad y generosidad.

Argentina debe reconocer y decirle al mundo la verdad sobre este tema. Tiene la obligación jurídica y moral de hacerlo. De lo contrario es mentir, igual a como se mintió con el INDEC durante tantos años.

Se debe reconocer este error, producto de una política equivocada, llevada a cabo por políticos corruptos, mercenarios y oportunistas que, mentira mediante, decidieron cambiar el rumbo de la reconciliación iniciada a partir de 1983.

Dígale al mundo, el que hoy vive ocupado en combatir al terrorismo (y lo hace con todos los medios posibles… hasta con torturas), que Argentina sufrió en la década del ´70 la peor agresión terrorista de su historia.

Por último, rescato unas palabras del ex presidente norteamericano Franklin Roosevelt, que dijo: “Una de las principales libertades es liberarse del miedo”.

En nuestro caso, liberarse del miedo que han impuesto estas bandas terroristas significa hacer más libre a la sociedad. Esto debería convertirse en el objetivo común. Muchos otros problemas serían entonces más sencillos de resolver.

Desde ya, no existirían presos por razones políticas ni ideológicas en la Argentina.

Decir la verdad, desenmascarar la mentira y reconocer los errores no generará polémica, por el contrario, nos quitará de encima la pesada mochila de la trágica década de los 70.

De otro modo, la sociedad deberá esperar 40 años para darse cuenta de los asesinatos que aquí y ahora se cometen en nombre de la justicia, violando premeditadamente la Constitución Nacional.

Sin otro particular, saludo al señor Presidente, con distinguida consideración.

(*) Preso Político
4 años con prisión preventiva
Penal de San Felipe- Mendoza