¿Sentimiento identitario o fascismo catalán?

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Escribe: Rafael Gallardo – España (Material sustraído de «Lo que todo independentista catalán debería saber»).

No es la primera ocasión en la historia de España que las élites de poder catalanas provocan enorme inestabilidad en periodos de mayor debilidad de la Corona: contamos una guerra civil en Cataluña (1462–1472) perteneciendo a la Corona de Aragón, otra guerra civil catalana, la de los Segadores (1640-1652), perteneciendo a la Corona Española, llevaron el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión al interior de la península en 1704. Y habría que añadir su influencia en las guerras carlistas del s. XIX y la inestabilidad política que provocaron en Cataluña a principios del s. XX.

Pero estas élites catalanas no habían buscado nunca la secesión de España ni tampoco se habían sentido ajenas a la Corona. El único episodio en que Cataluña puede alegar un intento de secesión fue la Guerra de los Segadores, provocado por sus élites de poder para evitar que el campesinado catalán continuase asesinándoles, y acabó en una guerra civil en la misma Cataluña.

No ha sido solo un tema de sensatez (“seny” catalán). Las élites catalanas no querían la independencia del resto de la Corona Española, primero porque no disponían de capacidad bélica suficiente para defenderse de otras potencias europeas, y después porque se encontraban muy cómodas dentro de la Corona Española.

La Corona Española mantuvo una posición hegemónica en Europa al menos por siglo y medio. Y dentro de la Corona, todos los consejeros catalanes eran nombrados Grandes de España, gozando de importantes privilegios además de poder comercializar con América. Su negocio dependía del Mediterráneo, protegido por la fuerza naval de la Corona, y del comercio interno con esta. Y desde mediados del s. XVII crearían un beneficioso comercio en las colonias americanas cuando tuvieron
capacidad económica para explotarlas.

El interés de la alta nobleza catalana fue el de castellanizarse tratando de equipararse a las grandes familias nobiliarias castellanas, uniéndose a estas mediante casamientos, a la vez que despreciaban su lengua y cultura por un castellano imperial que entonces se entendía como la lengua elegante. Y en ese proceso siguieron manteniendo sus privilegios medievales mientras trataban de mejorar su posición dentro de la Corona Española.

Y del mismo modo, la unión de la población de los diferentes reinos fue un fenómeno gradual y natural, debido al aumento de las relaciones comerciales entre ellos y a la libertad de movimiento que existía dentro de la Corona.

Juan de Valdés afirmaba en 1535 que «la lengua castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en el reino de Aragón, en el de Murcia con toda el Andaluzía y en Galizia, Asturias y Navarra, y esto aun hasta entre la gente vulgar, porque entre la gente noble tanto bien se habla en todo el resto de Spaña». En el siglo XVI el tortosino Cristòfol comenta que “en las ciudades grandes y en los pueblos que están junto a los caminos reales apenas queda ya nadie que no sepa hablar castellano”. En ese siglo y durante los dos siguientes desaparece progresivamente y casi por completo la literatura culta en catalán, reemplazado principalmente por el castellano.

No existieron imposiciones. Entre las causas que impulsaron a los catalanes a aprender la lengua castellana se encuentra el comercio textil catalán, que necesitaba de la lana castellana y Castilla necesitaba de la industria catalana. El hecho de permanecer juntos durante siglos hizo que los diferentes pueblos de España compartiesen tradiciones, intereses y una misma lengua.

Difícilmente el nacionalismo catalán de nuestros días puede alegar algún tipo de sentimiento identitario del pueblo catalán hacia Cataluña durante la Edad Media o el Antiguo Régimen, porque sencillamente esto no existía. El sentimiento identitario en la época estaba determinado por la religión, es decir, ser cristiano, o a lo sumo hacia la figura del rey, que aglutinaba a todos los vasallos de un reino. El sentimiento identitario hacia un territorio mayor que el pueblo de cada uno, era algo elitista que se daba entre la alta nobleza, hacia su Corona.

Las naciones tal y como hoy las conocemos, son una invención de principios de s. XIX, una vez la monarquía fue destruida por la revolución francesa. Se había de justificar la unidad entre territorios que históricamente se habían mantenido unidos bajo la figura de un rey, cuando el rey ya no existía. El nexo de unión se convertía ahora en la nación. Fue una idea liberal, en la que teóricamente esa nación nacía de la voluntad de los pueblos de estar unidos.

Celebración de la Constitución de «La Pepa».

La invasiones napoleónicas provocaron una buena dosis de fervor nacionalista en base a esta idea liberal, especialmente en aquellos estados ocupados por las tropas napoleónicas, y desde luego en España, ese fervor nacionalista se sintió por todos los españoles, catalanes incluidos, hacia la patria española. Diputados catalanes corrieron a Cádiz en 1812 para firmar la primera Constitución Española, “La Pepa”.

Pero la creación de estas nuevas naciones en Europa lamentablemente coincidió con el periodo de mayor decadencia y debilidad vivido por España en muchos siglos. Las ideas de la revolución francesa también calaron en las colonias americanas, y comenzaron los procesos de independencia tanto en el norte como en el sur americano desde finales del s. XVIII hasta finales del XIX.

El sentimiento patriótico no sería el mismo hacia un Estado que era la cabeza de un imperio con importantes riquezas gracias a sus colonias americanas a principios de s. XIX, que el que se pudiese sentir a finales de siglo, en 1898 exactamente, cuando España perdía la última de sus grandes colonias, Cuba.

Revolución Industrial en Cataluña.

Cuba había permitido a la oligarquía industrial catalana crear una floreciente industria, disfrutando a la vez de un protegido mercado interno en España. De hecho, fue la insistencia de la oligarquía catalana en mantener a Cuba como una colonia, oponiéndose a la cesión del estatus de autonomía que ofrecía el gobierno, lo que provocó la guerra de la independencia cubana, y su posterior pérdida. El nacionalismo catalán se ha preocupado de culpar al Estado español sobre esta pérdida, olvidando la responsabilidad de las élites catalanas en ello.

España sin sus colonias aparecía ahora desnuda mostrando en lo que los siglos de la “vida fácil” de colonialismo americano la habían convertido: Un país muy descentralizado, mal organizado, corrupto y con una paupérrima industria que suministraba a una población mayoritariamente rural.

En esta tesitura de decadencia, el nacionalismo liberal coincidió con otro tipo de nacionalismo, el germano o romántico, que se basaba más en la mitología de los pueblos, en la historia y en la raza. No era la voluntad de los pueblos lo que hacía la nación, sino el territorio natural del que había emanado un pueblo, o una raza de hombres. Como podrán suponer, es este el tipo de nacionalismo que originó los futuros fascismos.

Y para sorpresa de todos, a mediados del s. XIX, en ese periodo de decadencia de la historia española, ese nacionalismo romántico generó entre la burguesía catalana lo que llaman la Renaixenca: un movimiento cultural sin fines políticos en principio, que trataba de rescatar la cultura, tradiciones y lengua catalanas que se habían perdido durante siglos en los que las élites catalanas se habían castellanizado.

Atentado anarquista, S. XIX.

A finales del s. XIX, toda Europa se encuentra sumida en una profunda crisis, que empeoraría aplicando en todas las potencias europeas el mismo proteccionismo económico que tan incompetente había hecho a la industria española. España, como el resto de Europa, se enfrentaba a una enorme inestabilidad social. Las diferentes tendencias sociales concebidas para construir el mundo, desde socialistas, capitalistas, fascistas, anarquistas y un sin fin de tendencias a los que el proletariado, burgueses y campesinos se adherían según sus intereses, se fueron radicalizando convirtiendo a unos y otros en verdaderos pistoleros. Las consecuencias de esa espiral de proteccionismo económico e inestabilidad social provocaría dos guerras y dos crisis mundiales, entre ellas la Gran Depresión de los años 30, y una guerra civil en España.

Es en este periodo de final de siglo, cuando el nacionalismo catalán comienza politizarse, y a principios del s. XX ya ha formado partidos políticos nacionalistas auspiciados por la poderosa oligarquía catalana. Esta élite de poder afincada en Barcelona, cuyos privilegios medievales les habían convertido en Grandes de España, ahora mostrarían verdadero desprecio hacia esa españolidad.

El nacionalismo conservador catalán de finales de s. XIX engendró el germen identitario en la sociedad catalana, y es entonces cuando se crearán muchos de los mitos y tradiciones que hoy conocemos en Cataluña.

En este periodo se comenzó a realizar la ofrenda de flores de la Diada, como hoy se hace, y en 1888 se construye la estatua a Casanova, que ahora sería testigo de los actos reivindicativos del nacionalismo catalán, conmemorando la caída de los catalanes en la guerra de Sucesión, interpretado ahora como la pérdida de sus instituciones y libertades.

Pero la realidad es que las cortes catalanas fueron perdiendo poder desde la entrada de la dinastía Trastámara en la Corona de Aragón a principios de s. XV, y dicha dinastía creó la Generalitat y Diputación. Estas instituciones a su vez reconocieron a la Monarquía Hispánica como autoridad suprema por encima de sus constituciones desde su inserción en la Corona Española a principios de s. XVI.

La mayor parte de la simbología nacionalista catalana es de reciente invención, comienza a aparecer a principios del s. XX.

“Els Segadors” es una adaptación de finales del XIX de un romance popular del siglo XVII, y fue aprobado por ley del parlamento catalán en 1993, como himno de Cataluña. La canción rememora el día del “Corpus de Sangre”, en que segadores temporeros catalanes se levantaron en 1640 contra los representantes del gobierno central y catalán, y contra sus burgueses.

La Sardana, que en el 2010 la Generalitat de Cataluña declaró elemento festivo patrimonial de interés nacional, sigue el estilo de baile en corro más extendido del mundo. El creador de la sardana moderna fue Jose Maria Ventura Casas, natural de Jaén, a mediados del s. XIX. Hasta entonces, el baile tradicional por excelencia en Cataluña era la jota y el baile de los bastones. Esta última es la danza tradicional catalana más antigua, cuyas primeras referencias escritas datan del siglo XII, y también es muy popular en Aragón.

La bandera independentista catalana, la estelada, que hoy encontramos colgada de un buen número de balcones por toda Cataluña, evoca a la bandera de Cuba. El motivo es que su diseñador, Vicenç Albert Ballester, un catalán afincado en Cuba, sintió a principios del s. XX la independencia cubana como inspiración de una futura independencia de Cataluña, y copió la bandera de la nueva Cuba libre. Resulta contradictorio pues Cataluña fue la mayor beneficiada de la explotación de Cuba hasta impedir la concesión de su autonomía, detonante de la guerra de la independencia cubana.

Ese nacionalismo identitario catalán acabaría contagiándose de los fascismos europeos. Aparecerían los prejuicios contra una población castellana a la que las desamortizaciones liberales había arruinado, sufriendo elevado nivel de analfabetismo y pobreza. Comenzó el desprecio hacia España y lo español, ya no solo por la élites, sino también por parte de la sociedad catalana.

El historiador, Joan- Lluís Marfany, uno de los mejores conocedores de este periodo, explica que “el racismo los impregna a todos, como impregna toda la cultura de la época”.

Valentí Almirall en Lo catalanisme (1886), ya indicaba que existe una raza catalana, de origen ario-gótico, superior al resto de pueblos peninsulares, de raíces semíticas.

En 1899, Bartomeu Robert, recién nombrado alcalde de Barcelona, pronunció la primera de una serie de conferencias tituladas «La rassa catalana». Ante el escándalo levantado en toda España, los catalanistas reaccionaron de forma victimista acusando de tratarse de una tergiversación maliciosa por parte de «Madrid».

Joan Bardina, dedicó una larga serie de conferencias divulgativas donde se va conformando la imagen de una España «africana» agrícola, burocrática y semita, frente a una Cataluña «europea», industrial y aria.

Enric Prat de la Riba.

Enric Prat de la Riba, el arquitecto del catalanismo político, reformulará estas ideas, explicando que los catalanes no son una «raça antropológica», sino una «raça histórica». “Las naciones son distintas porque la raza, pero sobre todo la historia, las han hecho diferentes. La «castellanización» de Cataluña sólo es «una costra sobrepuesta, una costra que se cuartea y salta, dejando salir intacta, inmaculada, la piedra indestructible de la raza”.

Existen otros muchos ejemplos por parte de otros tantos políticos y autores nacionalistas catalanes de la época, ofreciendo opiniones de carácter aún más xenófobo y desagradable hacia los castellanos y andaluces.

Fascistas catalanes.

Pero no sería el nacionalismo catalán conservador el que, en aquellos tiempos, supusiese una mayor amenaza para el gobierno central. Estas élites catalanas mantenían enormes intereses económicos dentro de la península, y más bien buscaban la protección de ese mercado interno. Por el contrario, la I República se enfrentaba por entonces a procesos que independizaban en cantones anarquistas ciudades de toda España, especialmente en Castilla y Valencia. Contradictoriamente, estos conservadores nacionalistas catalanes apoyarían la dictadura de un anticatalanista declarado como Primo de Rivera, y muchos también la dictadura franquista, tratando de sofocar la creciente inestabilidad provocada por el
proletariado.

La oleada inmigratoria de los años 20 y 30 procedente de Murcia y Almería, provocó entre el proletariado catalán un sentimiento de aversión hacia los nuevos inmigrantes. Y ese desprecio a lo español provocado por el nacionalismo conservador, fue aprovechado por los nuevos partidos nacionalistas de izquierda, como ERC, para atraer a una masa proletaria radicalizada que si implicaría un problema de inestabilidad social mucho mayor.

Pere Mártir Rosell i Vilar.

En la obra de Pere Mártir Rosell i Vilar se hallan las posiciones más racistas y xenófobas. Diputado al Parlament como representante del ala radical de ERC, publicó en 1917 el folleto Diferéncies entre catalans i castellans. Les mentalitats específiques, donde se expone que la mezcla entre ambos conduce a la «degeneración biológica».

Antoni Rovira i Virgili.

Un nacionalista de izquierdas como Aymá i Baudina distinguía «entre los obreros auténticos que pasan hambre en silencio» y «los vagos forasteros que hablan siempre en castellano». Antoni Rovira i Virgili, uno de los pioneros del catalanismo de izquierdas, en su libro La nacionalització de Catalunya (1914) planteaba que la relación entre Cataluña y Castilla (por España) está marcada por «una irreductible oposición espiritual«, y explicaba que la inmigración es un factor de «descatalanización», proponiendo una decidida política de defensa de la
lengua y la asimilación lingüística de los inmigrantes.

El lector puede pensar que estos párrafos son una exageración, o algo que ya ha pasado y nada tiene que ver con lo que hoy estamos viviendo. Pero las manifestaciones xenófobas mostrando inquietud por el contagio étnico de la inmigración se mantienen hoy vivas entre altos representantes del nacionalismo catalán.

El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que durante tantos años de democracia gobernó en Cataluña, publicaba en 1976:

“El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido […], es generalmente un hombre poco hecho”.

Heribert Barrera presidente de ERC hasta 1995 y ex-President del Parlament de Catalunya, escribía en 2003:

“Si continúan las corrientes migratorias actuales Cataluña desaparecerá (…) Eso claro está si la entendemos como una nación, con su lengua, su cultura y su historia y no como un simple territorio (…) ¿Hasta qué punto el asimilacionismo español triunfará por cuestión de número? No lo sé. Tengo la esperanza de que quizá podamos aguantar…”

Irene Rigau.

Y sin necesidad de retroceder más que al año 2011, la consellera de ensenyament, Irene Rigau, expresaba que están “catalanizando el sistema educativo” dedicándose a “traspasar la tradición y generar la historia” para así hacer una escuela pública que “funde diferentes grupos étnicos en un solo pueblo”.

Toda la documentación que existe sobre la historia de Cataluña, así como todos los historiadores imparciales, la encuentran tan íntimamente ligada a la historia de España, como para no poner en duda que siempre ha sido parte de ella.

El gobierno socialista en democracia ha desarrollado un modelo autonómico que ha convertido España en uno de los estados más descentralizados de Europa con casi dos decenas de parlamentos, cuatro lenguas cooficiales, y competencias fiscales, educativas y sanitarias transferidas a sus autonomías.

Pero el complejo hacia el nacionalismo español ha hecho a los españoles excesivamente tolerantes con los nacionalismos regionales, cuando estos nacionalismos se sostienen en los mismos ideales de la etnia, de los mitos e tergiversaciones de la historia propios de todos los regímenes fascistas que azotaron Europa en el siglo pasado.

Y la clase política nacionalista catalana ya estaba estigmatizada por el fascismo de principios del s. XX, induciendo al odio hacia lo español para exacerbar su sentimiento identitario. Se han preservado y potenciado todos los actos del imaginario nacionalista catalán creados en este periodo.

El resultado del apoyo estatal al desarrollo autonómico, transfiriendo competencias a diferentes autonomías en materias como educación, patrimonio histórico y cultural, publicidad, obras públicas, etc, han tenido los siguientes resultados en la generalitat de Cataluña:

  • Libro de 5º de Primaria «Conocimiento del Medio Social y Cultural», de la editorial Santillana (pags. 8 y 12): «Cataluña es un país situado al nordeste de la Península Ibérica» y compara su extensión (de 32.000 km2) con la de otros países como los Países Bajos o Bélgica.
  • Escànner 6. Los límites de la libertad. Ciencias Sociales. Segundo ciclo de ESO: «el acatamiento del marco constitucional vigente no significa la renuncia del pueblo catalán a la autodeterminación».

Se podrían poner cientos de ejemplos que cualquiera de ustedes pueden observar con facilidad y libremente en Internet si se interesan en el tema.

En 2005, durante el tripartito, se produjo un aumento exponencial de las denuncias ante el Defensor contra la discriminación del castellano por parte de la Administración catalana, llegándose a contabilizar 1.800, entre individuales y promovidas por colectivos. Se ha atacado principalmente al comercio minorista, siendo estos los que han recibido un 76% de denuncias por vulnerar la normativa lingüística.

Pintadas independentistas.

Los nacionalismos regionales no han tenido ni impedimento ni oposición a esta labor pedagógica de promoción identitaria y tergiversación de la historia a lo largo de la treintena de años en democracia, lo que ha producido un apoyo a la secesión en plena crisis económica de un 47% de la población catalana en 2013.

Y el nacionalismo en Cataluña no ha tenido más que aplicar los once principios de la propaganda elaborados por Joseph Goebbels  y llevados a la práctica por el partido nazi.  

Comprueben ustedes mismos las similitudes con el argumentario nacionalista que encontramos a diario en los medios:

Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

CATALUNYA, UNA NACIÓ, CONTRA ESPANYA

Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

ESPANYOLS.

Quema de bandera española.

Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”

ELS ESPANYOLS SÓN UNS FEIXISTES ANTIDEMOCRATICS I CORRUPTES.

Cartel fascista catalán.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

LAS DECLARACIONES DE UN GENERAL JUBILADO FUERON TRATADAS COMO UNA AMENAZA BÉLICA.

Desfile independentista tipo nazi.

Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

ESPAÑA NOS ROBA, LOS CASTELLANOS SON UNOS RENTISTAS Y LOS ANDALUCES UNOS VAGOS.

Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto, sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite mil veces, acaba por convertirse en verdad”.

ESPANYA ENS ROBA, ESPOLI, AGRAVIO, ESPANYA CULPABLE DE LA NOSTRA RUÏNA

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

DEL EXPOLIO PASAMOS AL CONFLICTO, AL ADELANTO ELECTORAL, DE AHI A LA VOTACION DE UNA CONSULTA, A LOS VIAJES A MOSCU, A LA CREACIÓN DEL TRIBUNAL DE TRANSICIÓN, LUEGO LA EQUIPARACIÓN A KOSOVO, Y EL CONJUNTO DE ESTUPIDECES CON QUE NOS ENTRETIENEN TODAS LAS SEMANAS EN TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

Asamblea nacional catalana.

Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

DEL REFERENDUM ESCOCES PASAMOS A LA DECLARACIÓN UNILATERAL KOSOVAR, DE LLEVAR A UN NOBEL AL PARLAMENTO CATALAN, A LOS ACADEMICOS DEL COLLECTIU WILSON, ETCPrincipio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

TAL Y COMO LA UE EXPONE QUE LA INDEPENDENCIA IMPLICA LA SALIDA AUTOMATICA DE ELLA, LOS NACIONALISTAS HABLAN DE COMPLOT DEL ESTADO ESPAÑOL, Y FINALMENTE ASEGURAN QUE LA UE NO PODRIA DESPRENDERSE DE 7 MILLONES DE HABITANTES, ETC

Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea un mito nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

SOM ESPANYOLS DES DEL 1714 PER DRETS DE CONQUESTA

Mapa del Reino de Aragón.

Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando una impresión de unanimidad.

POCO MÁS DE UN 47% DE LOS VOTOS QUE PARARON A PARTIDOS NACIONALISTAS SE VENDE COMO UNA MAYORÍA INDEPENDENTISTA DE MÁS DEL 65%.


SOLIDARIDAD.NET
INMIGRACIÓN, NACIONALISMO y RACISMO. El caso catalán
http://www.solidaridad.net/noticia/410/inmigraci-o-n-nacionalismo-y-racismo-el-caso-catalan