Escribe: Orlando Agustín Gauna
Yo prácticamente no tuve nada que ver en la guerra contra el terrorismo. Pero siempre fui un férreo opositor al comunismo cosmopolita y ateo.
Al iniciarse la “Causa Brusa”, comencé a involucrarme a favor de quienes combatieron a ese enemigo de la hoz y el martillo.
A título personal y con nombre y apellido, abrí un blog donde publicaba mis ideas y opiniones y también publicaba comentarios o escritos afines. Además lo hacía a través de correos electrónicos, y a esto último dejé de usarlo con la aparición de las redes sociales. Creo que fue en el 2009 cuando se hizo la marcha “Hacia el Bicentenario sin Presos Políticos”. Con un grupo de santafesinos viajamos a Buenos Aires y participamos de la marcha. Lo hizo con nosotros un rosarino que estaba prófugo imputado de los llamados delitos de lesa humanidad.
También junto con un grupo de santafesinos, fui al primer acto que se organizó en la Plaza San Martín un 5 de octubre, ya ni recuerdo en qué año fue.
Yo fui amigo del oficial de la policía santafesina Ernesto Jesús Olivera, muerto al estallar un artefacto explosivo que intentaba desactivar.
Como argentino, no puedo dejar de defender y apoyar a los que están presos o perseguidos por defender los más altos valores de la Patria, a costa de poner en riesgo sus propias vidas.
Como ciudadano argentino, con opinión propia y responsable de mis actos, voy a visitar a quienes están injusta e ilegalmente privados de su libertad.
En esa misma condición de ciudadano argentino, a quien la mayoría de los que me conocen mis ideales, deseo mantener un diálogo personal con los referentes o componentes de los distintos grupos con ideales afines, con el solo objeto de intercambiar opiniones y experiencias en procura de alcanzar, lo más pronto posible, la libertad de los camaradas presos, que día a día se están muriendo con la deshonra mediática.
Tengo la suficiente experiencia y capacidad para darme cuenta que todos los días se mueren nuestros camaradas y el tiempo sigue transcurriendo, para mí, con el gozo de la libertad; para nuestros camaradas presos, con el dolor de estar separados de sus familias y esperando que otro preso le cierre los ojos al morir.
Los católicos, con todos los grandes defectos humanos, seguimos unidos bajo una sola Iglesia, Católica, Apostólica y Romana. Políticamente, cualquiera se convierte en «pastor» y crea su propio «templo». Forma su propio partido, junta sus ambiciones y egoísmos personales y quiere ser presidente. Así tenemos infinidad de partidos políticos.
En nuestra lucha por la defensa de nuestros mas sagrados valores de identidad nacional, por el reconocimiento a las víctimas del terrorismo subversivo y por la urgente libertad de quienes están injusta e ilegalmente presos por haber combatido al terrorismo cosmopolitas y ateo… ¿Cuántos grupos, asociaciones o como se quieran llamar hay en Buenos Aires y a lo largo y ancho de nuestra Patria, compartiendo los mismos objetivos?
¿No es hora de trabajar en forma más unida?
¿No es hora de unirnos?
En lo personal, espero a la brevedad poder viajar a viajar a Buenos Aires para dialogar e intercambiar opiniones y transmitir experiencias, con los que me quieran recibir.
En Santa Fe, como en casi todo el país se realizan juicios contra personas a las que se acusa de haber cometido delitos hoy llamados de lesa humanidad y que no estaban tipificados como tal en el momento de los hechos que se atribuyen.
En uno de estos juicios el imputado Eduardo Ramos solicitó se tenga como testigo a José D’Ángelo Rodríguez, periodista y escritor. José D’Ángelo Rodríguez es autor del libro «Mentiras tus muertos». El día 2 de marzo debía presentarse ante el tribunal oral Federal de Santa Fe a declarar como testigo.
Ese día, tuve el honor de ir a recibirlo a la estación de Ómnibus, acompañándome una hija del imputado Ramos y su esposo.
A su llegada a Santa Fe, José D’Ángelo Rodríguez puso de manifiesto su humildad y sencillez, desechando un desayuno en el bar de la terminal a cambio de unos buenos mates tomados en mi casa; mates que fueron acompañados por algunos bizcochos y facturas, mientras ordenaba los papeles y documentos que iba a utilizar en su declaración testimonial.
Luego de eso nos dirigimos al tribunal dónde realizó alguna nota periodística y se dirigió a la mesa de entradas para presentarse y acreditar su condición de testigo.
Momentos después llegaron los que están injusta e ilegalmente detenidos, a quiénes recibimos con un cerrado aplauso y al grito de ¡¡¡Viva la Patria!!!
Cuando ingresamos a la sala de audiencias se nos concedieron los mismos espacios que a los acompañantes de las supuestas víctimas, cosa que molestó a estos últimos, que no pudieron ocultar su enojo.
A la declaración de José Ángel Rodríguez trataron de cercenarla de todas formas, pero el periodista y escritor se dio mañas para exponer ampliamente sobre lo que todos conocemos como el «curro» de los Derechos Humanos y los desaparecidos aparecidos. Finalizada su exposición, nos retiramos de la sala y fuimos a almorzar, dónde D’Ángelo tuvo oportunidad de beber un liso de la rubia y exquisita cerveza santafesina, además de degustar una boga a la parrilla.
Durante el almuerzo se pudo mantener un amplio y extenso diálogo con José D’Ángelo, a quién le expusimos nuestra forma de actuar en unidad, repartir roles y conservar cada grupo su identidad propia. El visitante reconoció que no es fácil encontrar cuatro grupos que se unen en pos de un objetivo común.
Él, personalmente, pudo comprobar cómo, en esta zona, nos hemos unido, La Otra Campana Santa Fe – Paraná, Unión de Promociones Santa Fe – Paraná, el Centro de Estudios Nacionalistas Hermanos Irazusta (CENI) y la Asociación de Familiares y Amigos de las Victimas del Terrorismo en la Argentina Delegación Santa Fe (AfaVitA).
Todos nosotros, con identidad propia, sin perder nuestra esencia, nos unimos solidariamente en las actividades cuyos fines y objetivos compartimos, sin egoísmos ni mezquindades.
Tengo el pleno convencimiento de que es urgente e imprescindible realizar actividades, en forma conjunta, con el inmediato objetivo de lograr la pronta libertad de quienes están injusta e ilegalmente privados de su libertad.
Todos los días aumenta el número de los muertos en cautiverio. Tengo la certeza de que a varios se los «ayudó a acelerar» su muerte natural.
Otros, por las condiciones infrahumanas de su encierro, sufren enfermedades que no padecerían en condiciones normales de su vida cotidiana.
También muchos familiares de estos prisioneros, han enfermado y muerto, ante tamaña injusticia.
Mañana será tarde.
Hoy debemos unirnos con el urgente objetivo de lograr la libertad de los patriotas que están presos por haber luchado contra el perverso enemigo terrorista.
Ruego a Dios, fuente de toda razón y justicia, ilumine nuestros corazones, nos permita descubrir su Santa Voluntad y nos de fuerzas para cumplirla.
¡¡¡Por Dios y por la Patria!!!