España al 300, pleno centro rosarino. 5 y media de la mañana del domingo 14 de enero… Se los ve venir con decisión. Son dos masculinos de mediana edad; parece que traen algunas herramientas. Se detienen frente del cantero de un edificio y uno de ellos se abalanza sobre una palmera RAPHIS, con la clara intención de quitarla de su lugar. El otro, dubitativo, quizás temeroso, se escarba la nariz mientras «campanea» a su cómplice, que fracasa en el intento.
De manera que el segundo toma la iniciativa, cambian los roles… para, finalmente, entre los dos asir la deseada palmera y arrancarla de cuajo. Por último, se retiran, triunfantes.

Pero ninguno de los dos imaginó que todo iba a quedar registrado en la lente de una cámara de vigilancia. El material fue rápidamente ofrecido a esta redacción.
En Rosario, está claro, ya no se salvan ni las plantas. La delincuencia, parece, no discrimina entre hurto de bicicletas, motos, robo de celulares o asaltos a comercios; tampoco entre acciones cinematográficas o delitos menores, ya propiamente ridículos. Todo vale en una ciudad donde la impunidad, acaso, es el premio a la vagancia y a la maldad.
En estos momentos, se busca precisar las identidades de los dos «hampones jardineros». Si alguien puede aportar datos, escribir a info@davidrey.com.ar
