Tras varias semanas de amenazas sistemáticas por parte de grupos marxistas y autodenominados «feministas», finalmente los mismos cumplieron su propósito de atentar contra la Catedral de Rosario, la cual los esperó apenas protegida por vallas de «manteca», un pequeño grupo de religiosos y una logística policial entre inoperante y cómplice del accionar violento.
Finalmente el mentado «Encuentro Nacional de Mujeres», el mismo que todos los años causa destrozos en todas las ciudades que escoja como sede, se dio lugar en la Cuna de la Bandera. Y «acá» la cosa no fue muy distinta, entonces… Tras un par de días de falsarias «charlas concientizadoras» sobre la «violencia hacia la mujer», llevaron a cabo su leitmotiv: es decir, atacar la Catedral de Rosario.
Hoy la mayoría de los medios de comunicación habla de que «la policía reprimió a los manifestantes» cuando en realidad debiera haber impedido la concentración en la Catedral y reprimido con eficacia a los violentos. Desde ya, tanto las autoridades municipales como provinciales son RESPONSABLES EXCLUSIVOS de los desmanes ocasionados por violentos grupos de indiscutible pertenencia izquierdista.
Los 70 mil manifestantes que se allegaron a Rosario desde distintos lugares de Argentina y América latina no sólo que contaron con el auspicio y la protección del Estado provincial (incluso nacional), sino que además pudieron disponer de cuanta instalación precisaron para llevar a cabo su tan inútil como grácil lavado de cabeza: desde espacios públicos como la Plaza San Martín (donde androides sucios y malvestidos dictaron «clases» sobre feminismo) hasta edificios como la Facultad de Abogacía, el Colegio Normal N° 2 y otras dependencias educativas.
Por su parte, la gran mayoría de los medios de prensa rosarinos y de la región han mostrado una actitud francamente lamentable respecto de la prensa y publicidad brindados a estos grupos de malvivientes subversivos. El «décano» diario «La Capital» de Rosario, «Canal 3» y su recua propagandística «Rosario 3» fueron (entre otros locales pasquines más) los promotores sistemáticos de toda esta «farsa feminista». Es de una irresponsabilidad indefinible el genuflexo servicio de la prensa rosarina para con los violentos marxistas congregados en la ciudad. Va de suyo que ellos debieran responder económicamente por los diversos daños materiales perpetrados en distintos puntos de la ciudad (como asimismo contener en todo lo que corresponda a los heridos que ha dejado «la marcha de las mujeres»).
Las hipócritas consignas presentadas por las autodenominadas organizaciones feministas desde ya que aludieron a supuestos como la «violencia» y la «postergación» que existen en nuestro país respecto de las mujeres. Curiosos paradigmas precisamente en un país donde una mujer acaba de ser presidente, donde otra mujer es vicepresidente, donde otras hay que son gobernadoras, donde otra es la máxima autoridad de Aerolíneas Argentinas y donde, entre infinitos casos más, Susana Giménez y Mirtha Legrand desde hace añares que definen la grilla mediática que mira todo un país. Por caso, no se contabiliza una marcha por el estilo contra el programa que conduce Marcelo Tinelli donde la figura de la mujer es acaso más cosificada que en cualquier otro lugar en el mundo.
Como señalara el pensador cordobés y máximo representante argentino contra la «cruzada feminista» Agustín Laje Arrigoni, la «lucha de clases» alguna vez planteada por el marxismo hoy devino en una «lucha cultural» o «lucha de los sexos» que oportunamente acapara el relicario marxista (ya precisamente prediseñados tanto por Gramsci como por Engels). Hoy el propósito es formular la idea de que existe un odio predefinido, «ancestral» y «patriarcal» del hombre hacia la mujer. La izquierda hoy no vive de la lucha de clases; pretende subsistir del sexo; ha dejado los libracos para asumir la insigne conducta de un cafisho.
Como puede apreciarse en el video producido y presentado por DAVIDREY.com.ar, la «tarde de las feministas» comenzó en un completo clima de paz, que fue gradual y progresivamente adulterado por la acción de violentos advenedizos que se escindieron de la columna patoteril que marchaba hacia el Monumento Nacional a la Bandera para comenzar el circo «feminista» frente de la Catedral de Rosario. Allí tanto payasescos sodomitas como enardecidas feministas manosearon y agredieron a un contingente de católicos que se autoconvocaron ante la «lógica» falta de garantías policiales respecto de proteger el edificio de la Catedral, nada menos que el lugar sindicado por marxistas, descerebradas y pervertidos sexuales para desplegar el propio odio y resentimiento ante la vida cívica (ambos aprobados y promocionados de forma genuflexa por los serviles medios locales).
Todo terminó exactamente igual que en Mar del Plata (peor quizás). Es decir, todo terminó precisamente como era de esperar, como ellos mismos lo anunciaron y como los mismos medios rosarinos SABÍAN que iba a ocurrir. Fue más importante la obtención de una «primicia» que los daños que estos enfermos exacerbados ocasionaron más allá de la Catedral rosarina. Los medios masivos de comunicación de Rosario alentaron al punto de promover sistemáticamente todos los daños acaecidos en la ciudad por el odio marxista.
Hoy Rosario se despierta de una noche ciertamente inolvidable. Cientos de rosarinos deberán reconstruir los locales que han sido destruidos a la sombra del dogma «feminista» y otros tantos de las heridas que dicha «marcha» ocasionó. Hoy Rosario y todo el país puede VOLVER A VER en qué consiste el desenfado feminista, que a las claras no es otra cosa que un triste y desesperado empaque marxista… por seguir existiendo.
Quisieron prender fuego la Catedral de Rosario. Tuvieron toda la prensa a favor. La ciudadanía rosarina ni se inmutó para impedirlo. La Policía fue sistemáticamente instruida para no hacer nada. Y ni así pudieron romper aunque sea un mármol.
Desde ya, sin ningún margen de duda: el diario La Capital y Canal 3, máximos promotores de la barbarie que padeció la ciudad anoche, deben hacerse cargo de los gastos que ocasione el restablecimiento de la afeada ciudad, sumado a las gastos clínicos y psicológicos que signifique la curación de los heridos.
La Municipalidad auspicio este evento rastrero (con nuestros impuestos) y les dio lugar a esta gente en establecimientos públicos. Los medios, los promocionaron.
Que sean ellos los que paguen todos los daños. Y que les salga bien caro.
Por cierto, las acciones «feministas» dejan bien en claro cuál es el verdadero móvil de todo este atropello. No les importan los derechos de la mujer, no les importa la no violencia (¡al contrario!) y no les importa en absoluto la vida en democracia. Sólo las moviliza el desprecio al ser humano, la destrucción de los valores tradiciones e imponer el lesbianismo y el aborto.
Perdón… luego de ver todo lo que ocurrió en Rosario y luego de colegir las fotos que te ofrezco, ¿te pueden quedar dudas de lo que digo?
¿Vas a seguir pensando que «defienden los derechos de la mujer»?
¿Somos nosotros los «homofóbicos», como ellos dicen… o son ellos los heterofóbicos, tal como lo demuestran inequívocamente?